La justicia fuera de la ley
Llegar a la conclusión de que la justicia está fuera de la ley tendría que producir en la ciudadanía, como mínimo, una cierta inquietud. Pero claro, quizá lo primero sería que esa idea calara en la sociedad como un mensaje sencillo y directo, ya que a pesar de poder constatarse sobradamente, parece ser que no llegamos a enterarnos. Tantos estímulos de distracción no nos dejan ver el bosque. Tengo una compañera que tiene una criatura muy inteligente y creativa pero que es víctima del TDA, ella me lo explica llanamente de la siguiente manera: mi hija no puede concentrarse porque su cerebro no es capaz de centrarse en un solo estímulo, sino que salta de uno a otro sin poder fijar su atención, con lo cual a pesar de sus capacidades no puede rendir en sus estudios. Entonces esta sociedad está enferma de TDA y como “ellos” lo saben, nos bombardean con mensajes banales e inservibles en los que ponemos nuestra atención y perdemos nuestro tiempo. Creo que le llaman capitalismo salvaje y que quieren refundarlo. Espero que para cuando la población se de cuenta de que la justicia está fuera de la ley, todavía se esté a tiempo de hacer algo.
La Verdad, la Justicia y la Reparación están fuera de la ley. El que la justicia para aquellos que defendieron la legalidad vigente en el año 36, no repuesta hasta la fecha, sea negada sistemáticamente por el poder legislativo y por el poder judicial, en un hecho sin parangón en la Europa democrática, es además de inadmisible, una realidad. NO se han anulado los juicios del franquismo. No se ha juzgado a ningún verdugo de la dictadura. No se ha dado la nacionalidad a los descendientes de los republicanos y luchadores antifascistas del exilio porque se les exige aceptarla ante un rey que no reconocerían sus familiares, y así podemos seguir ad eternum. Por la tanto, lo que sería un acto de justicia y humanidad queda fuera de la ley de este Estado.
El derecho a la autodeterminación de los pueblos y de sus justas aspiraciones de independencia para sus territorios está fuera de la ley. La Constitución monárquica y el ordenamiento judicial no contemplan semejante opción. El hecho de convocar un referéndum y ganarlo no se convierte en un derecho adquirido, sino en una visualización del descontento de ciertos ciudadanos.
Que el rey sea una persona imputable como cualquier otro de sus súbditos, que pueda pagar por los actos punibles que pueda cometer o que haya podido cometer, que haberlos hailos, es una cuestión de Justicia, pero es totalmente imposible en esta monarquía parlamentaria, con su constitución blindada a gloria del jefe del estado.
Que te juzguen por tus ideas no por tus actos, como hace la Iglesia, castigándote por tener pensamientos impuros, es una injusticia que contempla y aplaude la ley, siempre que esos pensamientos sirvan para su causa, para la causa de la monarquía. No se aplica el mismo rasero y se encarcela a todos aquellos que pecan de palabra y obra contra el sistema democrático desde sus posiciones ultraderechistas y fascistas. Ilegalizar opciones políticas votadas por miles de ciudadanos es una injusticia que ampara el sistema judicial.
El derecho a recuperar el sistema de gobierno que fue arrebatado al pueblo por la fuerza de las armas fascistas también nos es negado, porque el marco legal del Estado no contempla que se pueda poner sobre la mesa la cuestión. No podemos volver al 78 cuando debieron preguntar si se quería República o Monarquía y ahora, de momento, sólo nos dejan la opción de plantearlo o patalearlo en los foros republicanos.
De aquí que la unidad del movimiento republicano sea una acción urgente, antes de que nos criminalicen como a otros, ¿por qué hay algo más subversivo para el actual marco monárquico que exigir su abolición?, creo que eso nos convierte en enemigo público nº 1, por eso estar unidos es fundamental para afrontar nuevos retos. Ya llevamos 30 años de conmemoraciones, empecemos a contar reivindicaciones, que todos los días del año sean 14 de abril, que todos ejerzamos de republicanos todos los días, no sólo de la república concreta a la que aspiramos en nuestro ideario político, sino de una república global, que haga honor a los valores republicanos. Una república que nos incluya a todos los que estamos hartos de ser súbditos y queremos ser ciudadanos de pleno derecho, para construir un espacio donde la Justicia esté dentro de la ley.