La moña de Bañez
¿Se puede se ministra de Empleo en la tierra del máximo esplendor del desempleo? Se puede, en España se puede incluso cobrar por ello. Si quiere uno sumergirse en la noche de la angustia del paro crónico y degenerativo, ser engullido por la ciénaga de la depresión endógena, sentirse acorralado por el fatalismo ciego, basta con contemplar la estreñida faz de cilicio de Fátima Báñez y su impertérrita peluquería.
Ministra, cinco millones de parados te contemplan. ¿Qué le voy a hacer? Yo no soy maestra de nada; yo soy ministra, esto es champán ¡Feliz Navidad!