La muerte de un Rolling Stone (que no llegó a serlo): Gram Parsons

La muerte de un Rolling Stone (que no llegó a serlo): Gram Parsons

Por Mariano Muniesa.

A las pocas horas de llegar a este mundo el 5 de noviembre de 1946 fue inscrito con el nombre de Cecil Ingram Corner III en el registro civil de Winter Haven, Florida, pero pasaría a la historia del rock con el nombre de Gram Parsons

El pasado 19 de septiembre se cumplieron 50 años de su muerte

Un excelente y muy poco conocido músico, a pesar de que en su pedigree encontramos nombres como los de The Byrds, The Flying Burrito Brothers y aunque nunca formó parte de la banda, The Rolling Stones; llegó a ser un estrecho amigo personal de Keith Richards entre finales de los años 60 y comienzos de los 70, ejerció una importante influencia sobre él haciendo que junto a Ry Cooder se interesara por el country rock y su huella quedaría impresa de manera muy evidente en canciones como “Country Honk” – la versión remozada para el Lp ‘Let It Bleed’ de “Honky Tonk Woman”- y muy especialmente en el sabor country-americana de varias canciones – “Dead Flowers”, “Sweet Virginia” – de álbumes como ‘Sticky Fingers’ o ‘Exile On Main Street’. En estos días recordamos la figura de Gram Parsons al conmemorarse el 50 aniversario de su muerte, el 19 de septiembre de 1973 en las inmediaciones del Joshua Tree en California.

A pesar de nacer en el seno de una familia muy bien acomodada económicamente, su infancia estuvo plagada de desgracias; sus padres eran alcohólicos y su progenitor se suicidó días antes de Navidad cuando él tenía 12 años. Obtuvo el apellido Parsons después de que su madre se volviera a casar con un hombre llamado Robert Parsons, pero la tragedia volvió a golpear a la familia cuando la madre del futuro cantante, Avis, murió por intoxicación hepática el día de su graduación de la escuela secundaria.

A pesar de aquella dolorosa pérdida, su semestre en Harvard resultó fundamental en su vida en tanto que allí fue donde escuchó por primera vez a Merle Haggard, lo que le decidió a dedicarse seriamente a la música. En 1966, formó una banda de folk rock llamada International Submarine Band, con sede en Boston, aunque dos años más tarde fue reclutado por Chris Hillman de The Byrds para tocar el bajo y hacer coros para la banda. Parsons era miembro de los Byrds cuando grabaron su exitoso álbum de 1968, ‘Sweetheart of the Rodeo’, al que se le atribuye estar entre los primeros en la historia de un género que se denominaría años más tarde Country Rock. No obstante, su paso por los Byrds fue bastante breve, dado que Hillman y él decidieron dejar el grupo para formar un nuevo proyecto, The Flying Burrito Brothers, cuyo álbum debut de 1969, ‘The Gilded Palace Of Sin’, ayudó a proporcionar a Gram Parsons mucho mayor prestigio como guitarrista al experimentar con esta banda una originalísima y muy atractiva fusión de country-rock y rock psicodélico.

Cuando The Byrds emprendieron una gira europea en el verano de 1968, hicieron el último concierto del tour en el Royal Albert Hall de Londres, pero tanto él como Chris Hillman tomaron la decisión de no seguir en el grupo al saber que al día siguiente en el Aeropuerto de Heathrow su avión iba con destino a Sudáfrica, donde sus managers habían concertado algunas actuaciones. Su radical posición en contra del apartheid hizo que no lo dudasen: se quedaban en Londres y volverían por su cuenta a América cuando les pareciera conveniente para empezar el proyecto de The Flying Burrito Brothers.

En esas dos semanas que pasaron en Londres fue cuando nuestro hombre conoció a Keith Richards, que estaba componiendo canciones para ‘Begars Banquet’ y ‘Let It Bleed’ de los Stones. Entre ambos se forjó una gran amistad, empezó a tocar con él, a acompañarle asiduamente a los Olympic Studios y como hemos dicho, no solo con Richards, con los Stones en general el trato con Gram Parsons llegó a ser de una gran confianza, incluso hasta con Mick Jagger. De hecho, Keith asegura en su autobiografía Life que Gram Parsons se negó a ir a Sudáfrica porque él fue quien le explicó lo que era el apartheid, algo de lo que ni siquiera había oído hablar en Estados Unidos.

Experimentó otro cambio fundamental en su carrera cuando se decidió a convertirse en solista, con Emmylou Harris brindando voces de apoyo en su álbum debut en solitario, denominado simplemente ‘Gram Parsons’, editado en enero de 1973 y uniéndose a su banda como cantante de apoyo. Un excelente álbum de puro country-rock contaminado de blues, lleno de canciones de una sensibilidad extraordinaria, con una magnífica producción a cargo de Rick Grech, otro inmenso músico conocido por tocar el bajo y el violín con Family, así como en los supergrupos Blind Faith y Traffic con Eric Clapton, Steve Winwood y Ginger Baker entre otros.

Por desgracia y como en otras muchas ocasiones, la que podía haber sido una brillante carrera en el mundo del rock se vio truncada muy pronto por su adicción al alcohol y a las drogas, sobre todo a la heroína, que produjeron en muy poco tiempo en él un efecto verdaderamente devastador. A lo largo de la década de los 60, Parsons viajó con frecuencia al Parque Nacional Joshua Tree en California. Uno de esos viajes resultó fatal cuando meses después del lanzamiento de ‘Gram Parsons’ en enero del 73, Parsons murió en Joshua Tree nueve meses más tarde.

Después de consumir gran cantidad de alcohol, Parsons compró heroína a una mujer anónima que se la inyectó en una habitación del Joshua Tree Inn. Después de múltiples intentos de reanimarlo después de una sobredosis, sus acompañantes llamaron urgentemente a una ambulancia, pero que muy poco pudo hacer por salvar su vida. Gram Parsons fue declarado muerto a los pocos minutos de su ingreso en el Hospital Yucca Valley en las primeras horas de la mañana del 19 de septiembre de 1973.

Pero lo que pasó después de su muerte es una surrealista historia que causaría hilaridad de no ser rigurosamente cierta. Los amigos de Parsons, Phil Kaufman y Michael Martin, que estaban en Joshua Tree con él cuando murió, se encargaron de cumplir su deseo de ser incinerado y esparcir sus cenizas en Joshua Tree, de manera que lograron robar su ataúd del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. El cuerpo de Parsons iba a ser enviado a Nueva Orleans y llevado a Cap Rock, donde supuestamente Parsons dijo que quería ser enterrado. Para incinerar el cuerpo, Kaufman y Martin vertieron cinco galones de gasolina en el ataúd y encendieron una cerilla. Los dos recibieron una multa de 750 dólares por robar el ataúd y abandonar los restos carbonizados de Parsons. Posteriormente, su cuerpo fue enviado de regreso a Luisiana y enterrado en el cementerio Garden of Memories.

En una de sus últimas entrevistas declaró: “La muerte es un manto cálido, una vieja amiga”. A las pocas semanas estaba muerto. Y ahí comenzó la leyenda. Descúbranla, merece la pena.

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