La Muralla giratoria

La Muralla giratoria

Nònimo Lustre*. LQS. Enero 2021

Para Elvira y para Julián, en tiempos de aflicción

“Fue elegido el sistema de construcción parcial. Quinientos metros solían completarse en cinco años; al cabo de ese tiempo los capataces quedaban exhaustos y habían perdido la confianza en sí mismos, en la Muralla y en el mundo. Entonces, en plena exaltación de las fiestas que celebraban los mil metros ejecutados, los destinaban muy lejos. En la travesía divisaban aquí y allá trozos de Muralla concluidos… veían bosques talados para apuntalar la Muralla, veían las montañas hechas canteras y escuchaban los himnos de los fieles en los santuarios rogando por la feliz culminación de la empresa.”
“De la construcción” La Muralla china. Frantisek Kafka (1918-19)

La Gran Muralla China (GMC) es campo abonado para todo tipo de fantasías así que, para no ser menos, también nosotros nos vamos a permitir una más. Sólo que no será fantasía sino hipótesis de trabajo. Pero, antes de resumirla, observemos algunas de las extravagancias que pululan por el imaginario colectivo. De mayor a menor desatino, velay:

“Fue construida por extraterrestres”. Amén de ridícula, esta interpretación es peligrosa porque en ella subyace el convencimiento de que los chinos han sido siempre incapaces de una proeza semejante. Podríamos argüir que el Imperio del Centro ha demostrado –y lo sigue haciendo- que los chinos son punto y aparte en la Humanidad pero no merece la pena discutir con esotéricos, inmersos como están en la credulidad absoluta de la Fé.

“Es la única construcción humana que puede verse desde el espacio”. Bueno, depende de lo que entendamos por ‘espacio’. Por ejemplo, ¿a qué altura comienza? En el año 2012, un señor se lanzó en paracaídas en una caída de 39 kms. Dos años después, otro señor se tiró desde tres kms. más arriba del anterior. Los apologetas de estas hazañas hablaron de que ambos subieron a la estratosfera pero no se pusieron de acuerdo en el uso del término ‘espacio’. En todo caso, desde hace décadas, un satélite artificial puede fotografiar la marca de las zapatillas de un paseante en la Plaza Roja de Moscú. Y, sin embargo, ¿este artilugio no vería la GMC? Entonces, ¿podremos decir que no es un satélite espacial?

Otros bulos. De hecho, no es una línea continua sino un conglomerado de murallas paralelas o superpuestas. Además, no se ve desde la Luna ni siquiera la vio Yang Liwei, el primer astronauta chino. En otro orden, tampoco es “el mayor cementerio del mundo”, ni Marco Polo la mencionó, ni Mao Tse Tung ordenó demolerla por ser un símbolo del feudalismo –todo lo contrario, la publicitó-. Ni etcétera.

“Hace 23 siglos, los chinos construyeron un muro de miles de kilómetros”. Reza la Historia Sagrada que, hacia el año 220 ane, Qin Shi Huang, primer emperador de la China unificada y fundador de la Dinastía Qin, ordenó que las fortificaciones ya existentes en el Norte de su Imperio, fueran aglomeradas en una sola muralla hasta alcanzar los 10.000 li (hoy, 1 li = 500 mts. aprox. pero esta equivalencia ha cambiado mucho en 23 siglos)

Lo cierto es que la GMC comenzó a homogeneizarse y/o levantarse antes del emperador Qin y, con menor ímpetu que el de hace 23 siglos, se siguió construyendo hasta el siglo XVIII. Lo cual no desmerece el esfuerzo. Más aún si lo comparamos con el último muro del que tanto se habla en estos días: el Muro de Trump. Ambos muros son incomparables pero, aun así, recordaremos algunos datos: que la frontera EEUU-México tiene 3.142 kms., que Trump se encontró con 1.000 kms. ya hechos y que, en los cuatro años de su proyecto presidencial, sólo ha añadido unos 500 kms.

Los nómadas del Norte

Aunque los bulos anteriores son desenmascarados fácilmente desde la ortodoxia, no ocurre lo mismo con una leyenda propalada tanto por China como por Occidente: que la GMC fue construida para detener las invasiones de los ‘barbarians nomads’ que acosaban al septentrión del Imperio chino.

Antes de adentrarnos en este dogma histórico, dejando provisionalmente a un lado su propósito oficial, con bárbaros o sin ellos, debemos ir a la raíz de la GMC: ¿por qué se construyó? A mi juicio, por la misma (sin)razón que subyace a la edificación de las Pirámides de Egipto y al palacio de Versalles: porque el Faraón quería demostrar su poder omnímodo y, para ello, nada mejor que deslomar a sus obreros en una obra absurda; y porque el rey de Francia quería lo mismo –pero cambiando piedrolos inútiles por lujo doméstico.

Además, con respecto a la GMC, Beijing tenía otras motivaciones menos metafísicas y, desde luego, más de dominación cotidiana. Por ejemplo, para crear una mística nacional-imperial (contra un enemigo externo, un pretexto infalible); para marcar fronteras; para controlar los desplazamientos del pueblo e incluso para asustar a los vecinos. Pero, sobre todo, el Emperador la comenzó simplemente exclamando “¿Por qué?, ¡porque puedo!”.

Podríamos preguntarnos: pero, realmente, ¿los nómadas del Norte eran tantos y tan peligrosos? Por la dificultad de poner puertas al campo, levantar una muralla contra unos pueblos nómadas ya es problemático pero levantarla contra cuatro desharrapados –como se suponía entonces y se supone ahora que son los nómadas- es de idiotas. Por ende, es hora de aclarar qué es el nomadismo. Para empezar, olvidemos la idea de que los llamados ‘nómadas’ son bandas relativamente inconexas que vagan sin brújula por un territorio hostil porque, en realidad, viajan siguiendo un circuito conocido. Un periplo corto si habitan la selva tropical o largo si habitan estepas o desiertos. Y, para terminar, no olvidemos que nómadas siguen siendo los pueblos más antiguos del planeta; los San (bosquimanos) del desierto de Kalahari y muchos aborígenes australianos llevaban 40.000 años nomadeando y así seguirían si no les hubiera aplastado el avance de la sociedad envolvente.

Distancias recorridas por los ‘nómadas’ de Mongolia

Como vemos en este mapa, los mongoles –parientes próximos de los barbarian nomads que, supuestamente, acechaban a Beijing-, usan unos circuitos que sólo miden entre 07 kms. (los Hangai) y 200 kms. (los Ovor-Hangai y los Gobi), distancias cortas y asequibles en una estepa.

Una vez aclarado el concepto de nomadismo, subsiste una pregunta: ¿cuán numerosos eran y cuán centralizados estaban los bárbaros del Norte? Cuestión que también deberíamos preguntarnos sobre el Imperio del Centro. Por desgracia, no leo chino y tampoco he profundizado en este tema por lo que debo admitir que no puedo responder a ninguna de las dos preguntas. Pero, por fuentes indirectas, podría especular que los vecinos, los bárbaros y los chinos, significaban fuerzas similares, quizá no en población pero sí en organización puesto que ambos eran aglomeraciones de pueblos distintos entre sí. Como veremos a continuación, durante siglos, fueron Imperios que se consideraban ‘iguales’.

Los Xiongnu, ayer

“Han and Xiongnu are neighboring states of equal status” (Shiji, en Miller: 95) Para este acápite, mi principal fuente de información es la tesis Miller, Bryan K., “Power Politics in the Xiongnu Empire” (2009). Publicly Accessible Penn Dissertations. 12. http://repository.upenn.edu/edissertations/12

Hace más de dos mil años, los imperios Xiongnu (bárbaro) y Han (chino)

Así pues, los bárbaros no eran unas bandas de merodeadores sino una entidad política con nombre propio: el Imperio Xiongnu (IMX). Su emperador (Chanyu) se carteaba de igual a igual con el emperador de Beijing:

“The Great Xiongnu Chanyu whom Heaven has established respectfully inquires whether the August Emperor is without ailment… With the blessings of Heaven, the fine quality of officials and soldiers, and the strength of horses, [we] have wiped out the Yuezhi, completely cutting them down and killing them. [We have] stabilized the Loulan, Wusun, Hujie and the twenty six kingdoms at our side, and all are considered Xiongnu. All those who draw the bow are together now as one house” (Shiji, en Miller: 76. Miller se apoya mucho en Shiji, 史記. el compendio editado en 1959 por Sima Qian 司馬遷,Beijing: Zhonghua.)

Como tal Imperio, el IMX estaba compuesto por decenas de pueblos esteparios. Hacia 176 aC, se escribió que había sometido a no menos de treinta pueblos (tribes), entre ellas los Wusun, Huzi (Zihu) y Yuezhi, Loulan, Hujie, Hunyu, Qushe, Dingling, Donghu, Gekun y Xinli. Por tanto, además de los motivos meta-políticos antes enumerados, Beijing levantó la GMC por razones de seguridad puesto que, en efecto, los centralizados y hasta unificados Xiongnu no eran unos desharrapados sino una fuerza imperial –léase, cruel- que exterminaba pueblos enteros como los Yuezhi de la cita anterior -al igual que lo perpetraba el Imperio del Centro.

La GMC, ¿contra quién?

Contemplando las fotos habituales de la GMC (las cercanas a Beijing, las invadidas por los turistas), me llamó la atención no la anchura de la pared sino que tuviera almenas a ambos lados. Si el enemigo estaba al norte, ¿para qué poner almenas en el lado beijinés? Entonces comencé a imaginar que, en las almenas del lado norte, se apostarían algunos pelotones de somnolientos soldados someramente vigilados por provectos mariscales eunucos a punto de jubilarse. Mientras que, en las almenas del lado sur, las realmente activas, las más feroces concubinas de la Ciudad Prohibida, vertían hervidos tóxicos sobre los chinos Han que soñaban con mudarse a las estepas.
Sospeché, pues, que el sentido de la GMC no fue el que dictamina la Historia Sagrada sino que –quizá-, se levantó para impedir que los chinos emigraran a las estepas septentrionales. Tal es la hipótesis –no fantasía- aludida en el primer párrafo de este trabajito: la GMC sería una muralla giratoria. Y éste es su fundamento central: razones no les faltarían a miles de aherrojados chinos Han para querer abandonar el territorio regido por la burocracia beijinesa y buscar acomodo en las estepas donde podía ser fama que el espacio era libre, el confort similar y los tinterillos, menores que en el Centro.

Es ilustrativo recordar que la arqueología (cf. tesis de Miller, op. cit.) nos demuestra que las estepas xiongnu eran materialmente tan ricas como las comarcas de los ríos chinos y, probablemente, tan adelantadas en tecnología como el Imperio del Centro. Aunque con unos artefactos adaptados al medio estepario y no a los interfluvios de China. Y aquí estriba la dificultad de comprobar esta teoría puesto que los Han arrasaron con el pasado xiongnu.

Bronce xiongnu. Evidente parecido con la actual lucha mongola (en Miller: 280)

A la postre, de confirmarse esta hipótesis, la GMC sería parecida al famoso Muro de Berlín. En las almenas del sur, unos policías vopos amarillos dispararían contra los culíes que soñaban escapar a las verdes praderas y, al norte de la muralla, unos burócratas beijineses dilatarían el contubernio con los (ex)bárbaros esperando una victoria que incorporaría a su dominio el amplio territorio estepario y conseguiría el enorme botín del patrimonio xiongnu, desde el oro y los bronces de sus tumbas hasta una colosal cabaña equina (sobre el lujo xiongnu, cf. Linduff, Kathryn M. 2008. “The Gender of Luxury and Power Among the Xiongnu in Eastern Eurasia”. En Are All Warriors Male? Gender Roles on the Ancient Eurasian Steppe, K.M. Lynduff and K.S. Rubinson, eds., p.175-211. Lanham)

Los Xiongnu, hoy

¿Los Xiongnu mutados en Hunos?

Hemos visto en los parágrafos anteriores que los Xiongnu no deben entenderse como una única etnia –hegemónica o circunstancial- sino como la suma de decenas de etnias. Ello da pie para una cierta disparidad a la hora de decidir quiénes son sus (pocos) descendientes actuales. La versión más acorde con la actualidad mediática especula que serían proto-Hunos. Los actuales Hunos europeos, algo emparentados con los Csangós, curiosamente imaginan a Atila no como ‘el azote de Roma’ sino como un “gran chamán”. Por ello, el sacerdote de la Iglesia Santa Huna, Imre J. Novak, presentó, en abril 2005, 2.500 firmas solicitando al Parlamento húngaro que, con arreglo a una ley de 1993, les concediera el estatus de minoría étnica –sólo eran necesarias mil firmas-. Ergo, los Xiongnu se rastrean hasta hoy pero no diríamos que con gran rigor.

Carátula de Qiu Pu (1956 y 1978) 1983. Los Elunchunes en la sociedad nómada; 109 págs+1 mapa, + 23 fotos; Eds. en Lenguas extranjeras, Beijing

Olvidando a los Hunos, un pueblo indígena como el Elunchun tiene más posibilidades de ser catalogado como heredero del IMX. Pues bien, resulta que obra en mi poder un libro insólito sobre los Elunchunes, ¡en castellano!

Para este autor, en 1978, la etnia elunchun contaría con 3.200 almas. Pero, según el Censo de 1990 –no citado en Pu-, ascendería a 6.965 personas también llamados Oroquen y/o Ulunchun. Por gran infortunio, Pu es un etnógrafo cuyas bases antropológicas son las que podemos esperar en un académico marxista: Morgan- Engels-Marx. A partir de esa sagrada trinidad, la temática de su libro está orientada a justificar el paso de la “sociedad primitiva” elunchun a un pueblo absolutamente integrado en la sociedad envolvente –china-. En otras palabras, un canto al Progreso (¿cuál?) que parte del nomadismo para mejorar su nivel de vida gracias a China pero sin tener en cuenta la contradicción de que los Elunchunes recuperan su “nacionalidad” –confusión terminológica- gracias al regreso a “su cultura”. Siempre según Pu.

De fósiles a guías turísticos. Frontera chino-rusa

Qiu Pu no analiza en detalle el tránsito del nomadismo al Estado chino y quizá no nos haga falta estudiarlo desde este autor porque nos basta con algunas de sus definiciones etnográficas. Un solo ejemplo: junto con unos imprecisos amazónicos y los Aranda australianos –enumeración que sólo demuestra su deplorable información etnográfica-, define a los Elunchnes como “fósiles vivientes de la humanidad” (Pu: 4) Ni una palabra del IMX.

Elunchunes hace 50 años (foto en Pu, s/p)

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