Encuentro en Córdoba en solidaridad con Palestina
Por Adrián Claudio Bonache
La Plataforma Córdoba con Palestina e Izquierda Unida organizaron un encuentro en el Centro Social Rey Heredia que tuvo lugar el pasado miércoles 14 de febrero. En él, Sausan Al-Khouli Marín, miembro de la Asociación Unadikum, del Movimiento de Mujeres Palestinas Al-Karama, de Masar Badil y de la Plataforma de Solidaridad con Palestina en Sevilla, realizó un repaso histórico de la colonización de Palestina y expuso el recrudecimiento de la violencia que atraviesan los civiles palestinos desde el 7 de octubre.
La Plataforma Córdoba con Palestina e IU, un encuentro para denunciar la “colonización” de Palestina.
La activista Sausan Al-Khouli: “no debemos tener ningún complejo para hablar de resistencia, porque es legítima”
“El ejército israelí no mata por error; mata por horror”. Así iniciaba un encuentro donde desde el primer momento se señaló que la violencia sistemática contra el pueblo palestino no es reciente, sino que comenzó a finales del siglo XIX con el movimiento sionista internacionalista. Por ello, Sausan enfatiza en la importancia de hablar de “colonización” y combatir la manipulación de la lógica imperante en el lenguaje de los medios de comunicación.
Contexto histórico
La activista realizó un ligero repaso histórico comenzando con la “traición” de Francia y Gran Bretaña con el acuerdo Sykes-Picot, un pacto secreto entre ambas potencias ratificado en mayo de 1916 y que tenía como objetivo el reparto de Oriente Próximo una vez terminada la Primera Guerra Mundial. Por lo tanto, también evidenciaba el incumplimiento de la promesa de facilitar la creación de una nación árabe a cambio de sublevarse contra el imperio otomano. A ello se suma la Declaración Balfour de 1917, por la cual se recogía la promesa británica de apoyar el establecimiento de un hogar judío en Palestina.
Entre 1924 y 1928 llegaron más de 60.000 judíos a Palestina y las mujeres palestinas iniciaron un boicot contra la compra de tierras por parte de los sionistas a precios “irrisorios”. Después, entre 1936-1939 tuvo lugar la Gran Revuelta Árabe en Palestina tras una serie de ataques entre árabes palestinos y judíos sionistas, lo que agudizó el boicot económico con la población yishuv (judíos que habitaban en el territorio con anterioridad a la creación del Estado de Israel).
En 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución de Partición, en la cual se dividía Palestina en dos Estados independientes, uno árabe palestino y otro judío, mientras que Jerusalén quedaría bajo un régimen internacional. Sin embargo, esta resolución se incumplió, ya que se reconoce el Estado de Israel, pero no el palestino. Debido a esto surgen las organizaciones clandestinas, incluidas las organizaciones de mujeres que “han sido esenciales para combatir la colonización”, apuntaba Sausan Al-Khouli.
El 14 de mayo de 1948, Israel declaró su independencia y los países árabes vecinos le declararon la guerra, que en Palestina fue nombrada como “Nakba” (tragedia o catástrofe). Israel consiguió la victoria en una guerra que dejó cerca de 800.000 refugiados que fueron empujados forzosamente hacia Cisjordania y la Franja de Gaza, así como a otros países árabes de la región. Y aquí se encuentra uno de los principales reclamos del pueblo palestino: el retorno. La Resolución 194 de las Naciones Unidas reconoce el derecho al retorno para los refugiados palestinos y sus descendientes. “Para el pueblo palestino este derecho es esencial e intachable. No hay solución si esto no se cumple”, afirma Sausan. Sin embargo, lejos de resolver esta cuestión, en 1967 llega la ocupación de Gaza y Cisjordania, conocida como “Naksa” (retroceso o derrota), que provoca el desplazamiento forzoso de más de 300.000 personas.
Situación actual del conflicto
“Existe una contundente represión por parte de las instituciones sionistas. Ya existía antes, pero se ha ido recrudeciendo con el tiempo. Hablamos de una represión sistemática en los puntos de control que impiden a los palestinos ir a trabajar, al colegio, a ver a la familia… A través del muro de la vergüenza que divide incluso las tierras que trabajan los agricultores palestinos. Y también mediante la demolición de viviendas y olivos para acabar con la producción de aceituna, que es fundamental para la economía”, explicaba Sausan. Es por esto por lo que el olivo se ha convertido en un símbolo de resistencia característico del pueblo palestino.
Por otra parte, la activista señala la “represión dialéctica”, ya que una de las estrategias se basa en la deshumanización del pueblo palestino. “Entre la sociedad israelí lo han conseguido completamente, pero también intentan extender esta deshumanización por toda la sociedad occidental”, insistía Sausan. La manipulación del mensaje en los medios de comunicación incita a esta deshumanización, principalmente con la relación del pueblo palestino y movimientos terroristas; sin embargo, “entre las personas encarceladas hay niños, mujeres, ancianos y personas en situación de discapacidad que han sido arrestadas sin ningún juicio ni garantía legal”, afirmaba.
La Franja de Gaza se encuentra en una situación “pésima”, ya que vive bajo un bloqueo desde que Hamás se hizo con el control de Gaza en 2007. No se puede hacer ningún movimiento de mercancías y su economía depende mayoritariamente de la agricultura y la pesca, pero el ejército israelí “ha disparado y asesinado a agricultores y pescadores que iban a trabajar para ganarse la vida”.
Respecto a las muertes, es complicado conseguir un registro exacto, pues todavía hay miles de personas que siguen desaparecidas bajo los escombros. Además, “diariamente sigue muriendo gente por la escasez de agua y alimentos”, afirmaba Sausan, quien también denuncia que se esté bombardeando Rafah, lugar donde el propio Estado de Israel aseguraba que podrían refugiarse los civiles desplazados. Actualmente hay 1.200.000 personas hacinadas en Rafah.
Por último, la activista Sausan Al-Khouli recuerda que “no debemos tener ningún complejo para hablar de resistencia, porque es legítima”, y remarca que “para que haya reacciones, primero tiene que haber acciones, no peticiones, por lo que hay que ser directos con las acciones políticas y exigir el fin de todas las relaciones con Israel”.
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