Las costuras sangrientas de Esperanza Aguirre

Las costuras sangrientas de Esperanza Aguirre

Pegando España con casquería

Si, Esperanza Aguirre, somos antitaurinos y queremos romper España, pero la España que tú defiendes, esa que tortura y mata. La España casposa y feroz que confunde héroes y sádicos, ruedos y universidades, cobardía y valor. La España por la que muy pocos lloraréis y que a tantos hizo y hace llorar. Queremos atravesarla, escarbar en ella y apuntillarla, y aunque será imposible olvidarla sabemos que haciéndola trocitos la podremos superar. No deseamos tu España para nuestros hijos, recuerda demasiado a la de tu abuelo, ese que nos contaste que te inculcó la afición a los toros y que fue condecorado por Francisco Franco con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Seguro que los dos hablabais mucho del tercio de banderillas y del tercio de Millán Astray, y que ambos os encandilaban.

Cuando lograste que los toros fuesen declarados BIC en la Comunidad de Madrid dijiste: “no obligan a nadie ni prohíben nada” (se te despistó incluir al toro en el “no obligan”), pero no te acordaste de comentar que a los que la rechazamos, la inmensa mayoría de los (anti)españoles, también nos toca cubrir económicamente las subvenciones y privilegios fiscales que recibe vuestra fiesta. Y ese diezmo sangriento claro que vamos a romperlo. Al moral ya hace mucho que le dimos un tajo.

En nuestra mano izquierda sostenemos los informes científicos que demuestran que el toro sufre miedo y dolor en cada corrida, en cada encierro, en cada torneo; en la derecha las conclusiones de la ONU indicando que la tauromaquia es violenta y perjudicial para la salud física y mental de los niños. Tú blandes en cada una de las tuyas una oreja amputada a un toro. Se mire hacia la que se mire eres tú la que pierdes.

Tu España es presente pero huele a pasado como esos armarios viejos llenos de humedad y oscuridad, permanece en pie pero absolutamente carcomida y como un mueble apolillado bastará un ligero roce para que se desmorone. Tu España está abocada a desaparecer y de hecho lo está haciendo, aunque como tantos que se creyeron dioses e inmortales se agite y grite más que nunca en su crepúsculo. No es la mejoría del final, es la negación de lo que se sabe seguro, es la rabia. Y no esperes reconocimiento, hay historia para el orgullo e historia para la vergüenza, la que tú defiendes no entra por las ventanas, se larga por las cloacas.

Sí, vamos a romper esa España unida por heridas y hacerlo con golpes que no duelen. La piel de la tuya está cosida con los despojos de toros, becerros, vaquillas y novillos martirizados y asesinados apelando a una tradición nauseabunda, a la prevalencia de la ignorancia y la mentira, al culto a la violencia y al lucro de la ganadería propiedad de tus parientes, pero debajo de esa terrible alfombra hace mucho tiempo que se fueron desgajando la empatía, la ética, la justicia y la razón. No quieres pisar la misma España que la mayoría de los españoles pero lo harás. Te queda Sánchez Dragó y las hemerotecas, siempre podrás encontrar en él y ellas los trozos de la España que rompimos los antitaurinos y los trozos de otras Españas que seguro anhelas.

A otros con ese cuento, Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Señora Condesa consorte de Murillo y Grande de España. Hace mucho que dejo de ser mejor patriota el que más sangre derramaba en nombre de esa patria que tanto dolor exigía y tan poca compasión demandaba. Tu discurso es tan rancio como las corridas de toros. Reflexionas igual que aparcas, y cuando se te piden explicaciones lo que haces es atropellar, unas veces una moto y otras la razón. Llora sobre la unidad de la tuya, que no morirán más toros en las plazas sobre los trozos de la nuestra.

* Coordinador Plataforma "Manos Rojas". @JOrtegaFr

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