Las vidas de los palestinos reducidas a un conjunto de cálculos grotescos

Las vidas de los palestinos reducidas a un conjunto de cálculos grotescos
Agencia Anadolu

Por Susannah O’sullivan*

Detrás del bombardeo israelí del pequeño territorio de Gaza se esconde una serie de cálculos indescriptiblemente grotescos sobre el valor de las vidas palestinas frente a las israelíes.

En 2011, toda la fuerza aérea de la OTAN se movilizó con una resolución de la ONU para proteger a los civiles en Libia después de que el ejército del exlíder Muamar Gadafi disparara contra manifestantes pacíficos, matando a decenas de personas.

Esa acción militar se autorizó haciendo referencia a la norma de la «responsabilidad de proteger», que establece que la comunidad internacional debe intervenir cuando la vida de los civiles está amenazada.

En Gaza, donde más de dos millones de personas han ido sometidas deliberadamente a una hambruna en medio de los incesantes bombardeos israelíes desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, hemos asistido a una campaña de genocidio repleta de violencia sexual, fosas comunes, detenidos a los que hacen desfilar en ropa interior, bombardeos de escuelas y hospitales y desplazamientos masivos.

También hemos visto el tiro de gracia a la idea de la intervención humanitaria y la responsabilidad de proteger.

Dadas las increíbles atrocidades cometidas en Gaza, podemos preguntarnos: ¿Fue siempre la noción de responsabilidad de proteger un endeble velo liberal sobre el proyecto imperial militar dirigido por Estados Unidos?

Si el proyecto de normalizar la protección de los civiles en los conflictos fue un intento genuino de aprovechar el poder militar dirigido por Estados Unidos con fines éticos, entonces ¿los palestinos de Gaza no son humanos?

En mi libro sobre la intervención en Libia, sostengo que el lenguaje de la ética y la protección civil oculta la violencia racista en el corazón del Imperio liberal, que permite la violencia contra «otros» considerados ilegítimos en la frontera del Imperio con el fin de proteger las vidas de los sujetos legítimos dentro de él.

Ratio cruel

En el caso de Libia, se movilizó la acción militar para asegurar aún más las fronteras meridionales de Europa después de que Gadafi amenazara con alterar el orden establecido de violencia fronteriza de la UE, que durante años había enviado los flujos migratorios a regímenes no democráticos del norte de África.

El método preferido de intervención liberal de bombardeo aéreo -en Libia como en Kosovo en 1999- apunta al núcleo racista del militarismo liberal, que otorga un valor a las vidas occidentales muchas veces superior al de las que supuestamente intentan salvar. En ningún lugar es tan marcado ese desequilibrio como en Israel y Palestina.

La última guerra israelí contra Gaza expone la cruel proporción del militarismo israelí. Detrás del bombardeo israelí del pequeño territorio de Gaza se esconde una serie de cálculos indescriptiblemente grotescos sobre el valor de las vidas palestinas frente a las israelíes.

SAID KHATIB / AFP

A lo largo de décadas de ocupación militar israelí, seguidas de un estricto bloqueo de Gaza, el gobierno israelí ha construido una visión global del minúsculo enclave, que equivale a lo que un analista denomina «lo más parecido a una inteligencia perfecta en un entorno de combate moderno».

Como resultado de esta vigilancia casi perfecta de Gaza en tiempo real, junto con el conocimiento de la red de búnkeres subterráneos que los contratistas israelíes ayudaron a construir, las fuerzas israelíes saben con precisión cuántos civiles morirán en cada ataque.

Teniendo esto en cuenta, ¿cuántas muertes de civiles palestinos considera aceptables el gobierno israelí en su objetivo militar general de eliminar a Hamás en Gaza? ¿A cuántos palestinos se puede matar para asegurar una vida israelí? ¿Cuántos pueden sacrificarse por el objetivo de cada dirigente de Hamás o cada combatiente de bajo nivel de Hamás?

Aunque el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha afirmado que la proporción de muertos entre civiles y combatientes es históricamente baja, de uno a uno, una investigación de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU sobre las víctimas identificadas en Gaza descubrió que las edades más representadas entre los muertos tenían entre cinco y nueve años y que casi el 70 por ciento de los asesinados eran mujeres y niños.

Al mismo tiempo, funcionarios israelíes han afirmado que «no hay civiles inocentes» en Gaza, que «toda la nación» es responsable de las atrocidades del 7 de octubre, que los palestinos son «animales humanos» y que Gaza debe ser «borrada de la faz de la Tierra», declaraciones con claras implicaciones genocidas.

Esta brutalidad se manifiesta en ataques individuales en los que la muerte de civiles está calculada y autorizada, como el ataque de precisión contra el campo de refugiados de Al Maghazi, en el que murieron 10 niños que estaban jugando al fútbol. Amnistía Internacional denunció éste y otros dos ataques ante la Corte Penal Internacional como posibles crímenes de guerra.

Guerra asimétrica

Diane Krauthamer / Flickr)

Según los informes, en el ataque contra Al Maghazi murieron cinco hombres adultos, lo que supone una proporción de dos a uno entre civiles y combatientes muertos, si se parte de la base de que los cinco hombres eran combatientes de Hamás. Sin embargo, según la investigación de Amnistía, entre los hombres muertos había «un barbero, un vendedor de falafel, un asistente dental, un entrenador de fútbol y un hombre mayor discapacitado».

Incluso si uno o dos de estos hombres eran también combatientes de bajo nivel de Hamás, lo que es posible, entonces la proporción podría ser de entre siete y 15 civiles por cada combatiente. Esto encaja con las fuentes israelíes que afirman que se permitían proporciones de 15 o 20 civiles por un combatiente de Hamás de bajo nivel. La muerte de los niños pasa a formar parte de las crueles proporciones de la guerra de Israel.

En uno de los peores ataques individuales de la guerra, al menos 120 civiles palestinos murieron cuando Israel bombardeó el campo de refugiados de Yabalia el 31 de octubre de 2023. Al parecer, más de la mitad de las víctimas eran niños, junto con 22 mujeres y siete rehenes civiles. En el ataque también murió el comandante militar de Hamás Ibrahim Biari, con lo que la proporción final es de más de 100 civiles muertos por un comandante de alto nivel.

Un portavoz militar israelí declaró tras la masacre de Yabalia que se había logrado el objetivo militar de la operación. Este espantoso balance parece corroborar la información procedente de fuentes militares israelíes según la cual se permitían proporciones de hasta 100 civiles por combatiente para los altos mandos de Hamás.

En cambio, la proporción aceptada por el ejército estadounidense para Osama bin Laden fue de 30 a uno.

La horrible guerra de Gaza de los últimos 15 meses pone de manifiesto el núcleo racista del proyecto de intervención liberal: que las vidas de los occidentales y los intereses políticos del mundo occidental siempre prevalecerán sobre las vidas de los negros y morenos de la periferia, por atroces que sean las atrocidades que se cometan contra ellos.

Israel ha mostrado las crueles proporciones de la guerra asimétrica con sus capacidades de vigilancia casi perfectas, su enorme poderío aéreo y sus objetivos generados por inteligencia artificial, en los que las muertes de civiles palestinos se calculan con precisión y se autorizan antes del despliegue de la fuerza.

Estas avanzadas capacidades aún no han permitido a Israel derrotar a Hamás, pero han contribuido a lograr el objetivo de la derecha israelí de destruir la posibilidad de una vida palestina significativa en Gaza. Y con su aquiescencia a tal brutalidad israelí, la comunidad internacional ha supervisado la muerte de la idea de la «responsabilidad de proteger» en Gaza.

* Nota original ⇒ War on Gaza: How Palestinian lives are reduced to a series of grotesque calculations.
Susannah O’sullivan es una académica y escritora independiente. Su primer libro, Military Intervention in the Middle East: The case of NATO in Libya, fue publicado por Routledge en 2018. Ha impartido clases de política internacional en la Universidad de Bristol y en la Universidad de Bath, enseñando estudios de seguridad, poscolonialismo y violencia fronteriza. Es fideicomisaria del Bristol Palestine Film Festival y actualmente trabaja en su segundo libro.

– Traducido por Sinfo Fernández en Voces del Mundo.

Comparte este artículo, tus amig@s lo agradecerán…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es; Bluesky: LQSomos;
Telegram: LoQueSomosWeb; Twitter (X): @LQSomos;
Facebook: LoQueSomos; Instagram: LoQueSomos;

LQS

One thought on “Las vidas de los palestinos reducidas a un conjunto de cálculos grotescos

  1. El conflicto en LIBIA no fue pacífico ni desarmado. Comenzó mediante protestas y manifestaciones populares contra el gobierno de Gadafi, poco después de los conflictos que se habían producido en el vecino Túnez. Los grupos sublevados armados llegaron a tomar el control de algunas ciudades haciendo que el gobierno libio, llamado «yamahiriya», perdiera el control sobre áreas importantes del país lo que derivó en un enfrentamiento armado. La respuesta armada que dio la yamahiriya fue calificada por algunos países como un atentado contra los derechos civiles y la seguridad de la población civil.[48]​ Esos países, principalmente pertenecientes a la OTAN y liderados por Francia, poniendo como argumento una resolución de las Naciones Unidas, decidieron realizar una intervención que calificaron de intervención humanitaria. El 31 de octubre de 2011, el Consejo de Seguridad de la ONU determinó por unanimidad anular la resolución que había permitido la intervención debido a la victoria rebelde.[49]​

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.