Libia, cómplice de la UE: palabras mudas sobre las graves acusaciones de la ONU
Por Antonella Napoli*. LQSomos.
Traducido para LoQueSomos por Selodi Gasan Adie.
“El apoyo prestado por la UE a la guardia costera libia en forma de retiradas, empujones e interceptaciones ha contribuido a las violaciones de derechos humanos”
Europa es cómplice de Libia
Lo dice la ONU, y la noticia es de las que perturban. O al menos debería serlo. Sin embargo, poco o nada se dice en los principales medios de comunicación. El informe de la misión de la ONU en Libia acusa a la Unión Europea de ser cómplice de crímenes contra la humanidad en el país, pero la repercusión de las conclusiones en Italia fue sencillamente irrisoria.
La investigación de los enviados de la ONU ha establecido que las fuerzas de seguridad y las milicias armadas libias han cometido una amplia gama de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
El documento menciona específicamente a los guardacostas libios “apoyados por la UE a lo largo de los años” -y por Italia, añadiríamos- y señala que “no se puede rechazar a personas en zonas que no son seguras” y que “las aguas libias no son seguras para los migrantes”.
La misión independiente expresó su profunda preocupación por el deterioro de la situación de los derechos humanos en el país y afirmó en su informe final, señalando la responsabilidad europea, que es necesario tomar medidas urgentes para remediarlo.
La investigación, que esboza un amplio esfuerzo de las autoridades libias para reprimir la disidencia de la sociedad civil y a los migrantes, documentó numerosos casos de detención arbitraria, asesinato, violación, esclavitud, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, y descubrió que casi todos los supervivientes entrevistados se abstuvieron de presentar denuncias oficiales por temor a represalias.
En concreto, existen pruebas abrumadoras de que la mayoría de los refugiados víctimas de las represiones fueron torturados sistemáticamente. Además, el informe señala “motivos razonables” para creer que miembros de las fuerzas de seguridad perpetraron esclavitud sexual, un crimen contra la humanidad, contra mujeres migrantes.
“El gobierno libio está obligado a investigar las denuncias de violaciones de derechos humanos y delitos cometidos en zonas bajo su control, de acuerdo con las normas internacionales. Es urgente establecer responsabilidades por lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo para poner fin a esta impunidad generalizada”, afirma Mohamed Auajjar, presidente de la misión, que pide a las autoridades libias que elaboren “sin demora” un plan de acción en materia de derechos humanos y una hoja de ruta exhaustiva para garantizar justicia a las víctimas.
Y el golpe de estilo final no perdona a nadie
“Consideramos a todos responsables de las violaciones de los derechos humanos establecidos” es la acusación sin filtro de Auajjar.
Pero las prácticas y los patrones de violaciones flagrantes denunciados hoy por la ONU, e incluso antes por organizaciones de derechos humanos como Médicos Sin Fronteras, continúan sin disminuir, y hay pocas pruebas de que se estén tomando medidas significativas para revertir este curso de horrores y violencia y llevar ayuda a las víctimas.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU creó la Comisión de Seguimiento en Libia en junio de 2020 para investigar los abusos cometidos desde principios de 2016, con el fin de evitar un mayor deterioro de la situación de los derechos humanos y garantizar la rendición de cuentas. Desde entonces, el organismo de la ONU ha llevado a cabo 13 misiones, ha realizado más de 400 entrevistas y ha recopilado más de 2.800 datos, incluidas imágenes fotográficas y audiovisuales.
El mandato de la comisión llegó a su fin justo cuando la situación se deterioraba aún más, con la suspensión de facto del establecimiento de autoridades estatales paralelas y de las reformas legislativas, ejecutivas y del sector de la seguridad necesarias para mantener el Estado de derecho y unificar el país.
Las investigaciones a este respecto también descubrieron que las autoridades libias, especialmente los sectores de seguridad, restringían los derechos de reunión, asociación, libertad de expresión y libertad religiosa “para garantizar la obediencia, consolidar valores y normas egoístas y castigar las críticas a las autoridades y sus dirigentes”, dice el informe en blanco y negro.
Los ataques contra defensores de los derechos humanos, activistas de los derechos de la mujer, periodistas y asociaciones de la sociedad civil han creado una atmósfera de miedo en el país, generando un estado de autocensura y obligando a quienes son objetivo de las autoridades a esconderse o exiliarse en el extranjero, en un momento en el que era más necesario que nunca “fomentar una atmósfera propicia a la celebración de elecciones libres y justas para que los libios pudieran ejercer su derecho al voto en las mejores condiciones posibles”, señala el informe, la esclavitud, los trabajos forzados, la detención y la extorsión de refugiados generaron importantes ingresos “para individuos, grupos e instituciones estatales que incentivaron la continuación de las violaciones”.
En el contexto de la detención, las autoridades estatales y las entidades afiliadas -incluidos el aparato de disuasión libio para combatir la delincuencia organizada y el terrorismo (DACOT), las Fuerzas Armadas Árabes Libias (LAAF), la Agencia de Seguridad Interna (ISA) y el Aparato de Apoyo a la Estabilidad (SSA) y sus dirigentes- han participado reiteradamente en violaciones contra los detenidos sometidos sistemáticamente a tortura y reclusión en régimen de aislamiento, y se les ha negado acceso adecuado a agua, alimentos, saneamiento, luz, ejercicio, atención médica, asistencia letrada y comunicación con sus familias.
El informe también denunciaba que las mujeres en Libia están ampliamente discriminadas y concluía que su condición se ha deteriorado significativamente en los últimos tres años.
En vista de la gravedad de lo que aceptaba, la misión pidió al Consejo de Derechos Humanos de la ONU que estableciera un mecanismo de investigación internacional independiente con recursos suficientes para continuar la vigilancia en el país e instó a la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos a que creara un órgano independiente y autónomo con un mandato ad hoc para detectar e informar sobre violaciones graves de los derechos humanos.
En definitiva, seguir manteniendo el foco en Libia y denunciar las hipocresías de las llamadas “democracias consumadas”.
La que escribe y esta cabecera, como siempre ha hecho, seguirá informando de lo que ocurre en el país sin olvidar nunca a los muchos que buscaban un destino mejor frente a los horrores de los que huían y que en Libia perdieron primero la dignidad, luego la esperanza y finalmente la vida.
* Directora de Focus on Africa. Experta en asuntos internacionales, africanista. Recibió la Medalla de Representación de la Presidencia de la República italiana por su labor como periodista.
– Traducido para LoQueSomos por Selodi Gasan Adie
– Nota original: Libia, l’Ue complice della Libia: le parole non dette sulle gravi accuse dell’Onu
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