Luces blancas en la noche
A continuación cuatro poemas extraídos del poemario “Luces blancas en la noche” (2004)
Ayer
Ayer caminamos por parajes de cuentos de hadas
e hicimos posible una simbiosis hasta entonces prohibida.
Yo lo reconocí todo con una mirada: estaba todo
como en el sueño que me hace apretar la almohada.
Había otros niños que también lo sabían.
Sí, yo ayer conocí la vida.
También saludé a mil poetas cantando al cielo
y juro que vi a la alegría, que en bicicleta me sonreía.
Juntos oíamos sus rimas, mientras del suelo comíamos sandías.
Nadie rezaba, ni había llantos bajo cobijas,
ni siquiera había en los rosales espinas.
Podíamos sembrar tomates, podíamos hacer el vino;
y hasta destruirlo todo en un impulso asesino.
Era todo a nuestro antojo, era todo nuestro juego.
Así que tomaste mi mano… ¡e hicimos llover el fuego!
Tanto por hacer del universo
Condúceme a una galaxia desorbitada
y enséñame tu pecho sin permitirme sobarlo.
Llévame a un torbellino de plasma
y húndeme en él de la mano.
Juguemos a ser relámpagos.
Regálame uno de tus cabellos
y tiremos con él de un sol para colapsarlo.
Fundamos el hielo de Saturno
comiéndonos el cuello
sentados en un anillo suyo.
Veamos desfilar los cometas,
mientras me dices al oído
que todo lo que queremos es nuestro,
que el amor no reconoce pasado o futuro.
Si yo -nebulosa triste- me canso,
beberé con ojos cerrados de alguna cascada
que brote justo en medio tuyo.
Hay cielos pizarrosos, azules constelaciones,
planetas de escarcha por explorar.
¡Vamos!, toma un caballo de luz
que hay tanto por hacer del universo.
Coge de entre ellos cual tenga ojos de alba,
dientes de luna, el pelaje más terso.
La gitana y el mar
Cabello negro que intenta volar
atado a un cuerpo perfección de la belleza.
Un viento grosero se enreda a ella y la olfatea,
ante una luna celosa que mengua.
Hacia un mar helado y bárbaro,
casta ella desliza su porte intruso, gitano.
Entera va pintando un cuadro salvaje,
una marca trashumante
en el paisaje de la nórdica ribera.
Collares de concha, plata y ópalo
caen haciendo sonora cascada
sobre sus senos de proporción exacta.
Y el viento que sobaba su espalda
desciende para anidar en sus faldas.
Y después de sumergirse…
¡ningún ojo ya la vio!
Un mar en brama, excitado,
su engañosa cintura de junco,
su fino talle engulló.
Sueños
He soñado un clima que no es duro.
He soñado el roce, el fruto
y que mi corazón de cripta
una semilla azul escondía.
He soñado tantas noches
-que han venido atadas entre sí,
unidas por el más fuerte lazo, violentas-
con asomarme y no palpar estéril mi entorno.
Te he visto venir en mis sueños
y hablarme de caracolas y plumas.
He soñado un mundo que no es frío.
Y en ese mundo tú estabas conmigo
y sentías lo mismo.
* Aleqs Garrigóz (Puerto Vallarta, México 1986). Empieza su carrera publicando Abyección (2003). Trabajos posteriores son: Luces blancas en la noche (2004), La promesa un poeta (2005), Páginas que caen (2008), Galería del sueño (2008), En la luz constante del deseo (2012). Premio de Literatura Adalberto Navarro Sánchez 2005, otorgado por la Secretaria de Cultura de Jalisco. Premio de Literatura 2008 de la municipalidad de Guanajuato. Ha publicado poemas en diversos medios impresos y electrónicos de México e Hispanoamérica.