Luchar
Nadie lucha para ser libre, sino porque lo es. La lucha siempre ha sido una acción que abre espacios de libertad y hacer que otros luchen desde su propia libertad. Toda lucha quiere llevar más posibilidad de elegir y tolerancia a la sociedad, sea a través de la justicia social, de los derechos humanos y laborales, o de la cultura. Hay luchas aparentes y reacciones contra la libertad que recorren la historia y conforman la realidad que vivimos.
¿Cuál es el sentido de la lucha?. Ser una expresión profunda de liberación respecto a las ataduras sociales. Tiene mucho que ver con el arte, en cuanto actitud, no en función a instrumentalizar actos culturales. La lucha, como la expresión artística, no la puede evitar quien ha sentido su llamada. Hay muchos caminos y formas de actuar que cada cual ha de crear y relacionarlo con las demás rutas de la lucha para no caer en el autismo crítico. Algo que sucede cada vez con más frecuencia: no hago nada si no se hace lo que yo pienso individualmente. Hace falta aportar desde desde la subjetividad, pero aprender a reflexionar colectivamente incorporando nuestra postura a un debate.
No son los objetivos los que hacen luchar, ni lanzarse a cambiar el orden de las cosas atadas por leyes, prejuicios, artimañas, corrupciones y abusos de poder, sino que lo que empuja a vivir de una manera diferente es la necesidad de no encajar con semejante estado de cosas porque no se admiten, a todo lo cual no se adapta quien descubre su encerramiento y siente la premura de romper tales ataduras para vivir sin ellas.
Sin luchar no es posible ejercer la libertad, por tal motivo actuar es un acto inherente de dignidad. Carecer de ataduras de pensamiento o emocionales es lo que hace enfrentarse al Poder. No existe la sumisión per se, sino estar sujetos a las condiciones que nos impone la sociedad y nuestro rol en ella. Es pues una cuestión de autenticidad.
Romper los controles culturales y las premisas que nos han colocado dentro de cada uno de nosotros es requisito imprescindible para resistir, para actuar. Es necesario hacer visible los códigos de nuestro pensamiento y saber cómo la sociedad nos hace sentir para poder tener una visión propia de los problemas sociales. Hemos de adquirir la sensibilidad necesaria para preocuparnos por las injusticias, atropellos, presiones de todo tipo. Por tal motivo siempre ha habido un paso previo: la salida del arte a la calle…
Los objetivos han de situarse como factores tácticos y definidos desde una nueva manera de pensar y de ver la realidad, porque son el horizonte, que sirven para abrir camino a un futuro que permitirá nuevos caminos y rompe las ataduras porque nos libera sólo el hecho de dirigirnos hacia unas metas mediante la lucha. Incluso nuestras anclas personales, que nos detienen y paralizan, deben ser dejadas en el pasado para poder vivir el presente.
Una forma de aprisionar nuestra vida es proyectarla al futuro, con lo que pueda pasar y con lo que nos diseñan las tareas cotidianas: estudiar para el día de mañana, trabajar para asegurar nuestra vida, hacer esto o aquello para el futuro, ahorrar, cotizar a la seguridad social, hacer un plan de pensiones, invertir en preferentes, comprar un piso que se revalorice…. y el presente desaparece. Por tal motivo la lucha siembra el futuro, pero se hace en el presente, para el momento, pues de lo contrario carece de libertad lo que surja de ella. La única recompensa es la satisfacción de hacer lo que se hace. Como dijeron los cosacos cuando iban a la batalla: disfruta de cabalgar.
Hay dos aspectos que camuflan la lucha:
a) Luchar es crear: nuevas ideas, nuevos escenarios, nuevos quiebros al Poder. Cuando se hace desde la atadura a una ideología inamovible puede haber un pulso al Poder desde otro poder que carece de hegemonía. La lucha fundamenta la resistencia, la erosión, el cambio de escenario. No puede reducirse a una tensión para lograr poder.El componente no violento es esencial en la lucha. Lo contrario, partir del enfrentamiento, sea armado o atacando inmuebles, es pelear, no tanto luchar. Otra cosa es que en la resistencia ante la presión de quienes ejercen el control y la represión sea necesaria una defensa y una respuesta que siempre se ha de reconducir nuevamente a la no violencia.
b) Lo que se consiga en la luchaha de ser para todos. Lo que se pierda y el dolor para quienes den la cara. Tal es su condición. Organizaciones que han defendido a su sector nada más han caído en un egoísmo colectivo sin precedente y han acabado fagocitadas por el Poder en su afán de ser parte del mismo. Los derechos por los que se lucha desde esta posición se convierten en privilegios. Los beneficios que se logran al luchar son también para los enemigos de la misma, tal es la grandeza de luchar.
Es importante crear comunicación con a sociedad, abrir cauces para explicar nuevos conceptos y visiones de la realidad que busquen salidas a situaciones concretas, porque lo real se construye, no viene dado como quieren hacer creer quienes gestionan la organización social. Ser realista es ser creador de nuevas realidades, de lo contrario el conformismo mantiene la misma lógica del Poder, que muchas veces comparte quien se sitúa en el otro extremo sin ser capaz de situarse en otra dimensión, como sucede en posturas arraigadas en la izquierda del s. XIX incapaces de ver la necesidad de establecer, por ejemplo, la Renta Básica.
Luchar es un sentimiento. No sentimentalismo, porque no funciona con la queja, sino con la capacidad de expresarnos social e individualmente. Sucede a pesar de todo. A pesar de lo que digan los demás, a pesar de las verdades a medias, de lo que no informen los medios de comunicación… A pesar de los pesares, porque como dice José Martí es “luchar por la belleza en el dolor del mundo“.