Malvinas: causa nacional que quisieron apropiar milicos genocidas y sus guias yanquis…
¡A no olvidarlo! Si queremos recuperar nuestra soberanía…
Argentina era un país “no alineado” que comerciaba con el Mundo y tenía un grado nada despreciable de capacidad productiva… Lugares desde los cuales había logrado pasos significativos para hacer pronunciar a casi todo el Mundo –salvo la OTAN- a nuestro favor…
También tenía una dictadura que había venido a liquidar a sangre y fuego la rebeldía de sus trabajadores y de la generación de los que éramos su juventud más en general a comienzos de los 70… Objetivo en el que la no concreción de la guerra con Chile por el Beagle y luego la reacción obrera frente a la crisis de comienzos de los 80, los mostraba fracasando.
¿Quién no recuerda la manifestación del 30 de marzo, primero. Y luego el cantito con el que, antes la Fede y luego el conjunto de las organizaciones juveniles de los 80, reivindicamos tal situación?:
“A pesar de los golpes y de nuestros caídos,
la tortura y el miedo, los desaparecidos….
¡No nos han vencido!”…
Frente a esta situación aún incierta, donde las propias contradicciones de la burguesía argentina (aún subsistían sectores ligados a la industrialización de los 30-40) no le permitían afianzar al neoliberalismo, los dictadores (y sus ideólogos de la Escuela de Chicago) idearon una trampa a ese “nacionalismo”…
Hacerle creer al alcohólico genocida que nos gobernaba, carnalmente entregado a los yanquis, que estos lo iban a apoyar en una causa noble que a él le permitiría convertirse en otro Perón…
Que desembarcase no más en Malvinas… Que ellos le iban a “contener” a los piratas ingleses…
Y Galtieri y sus secuaces le creyeron…
Como les creyó luego el alfonsinismo, que ató su carro a ceder a sus presiones económicas y a tratar de “desmalvinizar” el inconsciente colectivo… Posición genuflexa e indigna que luego asumió plenamente el menemismo, entregándose a las “relaciones carnales” y entregándoles nuestros servicios públicos y nuestra energía y nuestras líneas aéreas y nuestros ferrocarriles… Eso sí, sin la vergüenza y los pruritos del antecesor… Entrega que lamentablemente algún Gobernador reivindica aún, entregándoles hoy una base para su inteligencia y para “operaciones ante crisis”, a esos mismos yanquis, en el propio aeropuerto de Resistencia…
Por cierto, sin la información satelital y los misiles yanquis difícilmente los ingleses hubieran ganado… Por esos años el chantaje nuclear era imposible, porque le hubiera dado entrada a los soviéticos… Y en armas convencionales los piratas eran ya una potencia nada despreciable, pero de segundo orden…
Pero a no olvidar: NO fue así…
Los yanquis no tienen aliados, sino intereses… ¡Y actuaron de acuerdo a ellos!…
Y hoy más que nunca, cuando andan de la mano de Gran Bretaña y otras potencias de la OTAN, apropiándose de las reservas petrolíferas en Iraq, Afganistán, Libia y ahora amenazando a Irán… ¿Por qué harían otra cosa en el Atlántico Sur? ¿Por el “lobby” de nuestro Canciller? ¿Invertirían su principal interés: el control del petróleo a cambio de hacernos romper la unidad latinoamericana? Mucho lucro cesante para tan bajo interés político (que además no está asegurado con el kirchnerismo, donde sus bases militantes son mucho más antiimperialistas que sus Gobernadores…)
Los yanquis no tienen aliados, sino intereses…
Y la plataforma submarina que va de Malvinas a nuestro continente promete ser tan rica como el Mar del Norte…
Por eso no podemos errar el análisis otra vez… Los yanquis son parte fundamental del enemigo…
Y el camino de la unidad latinoamericana es el único en el que tenemos aliados confiables… Y ese es el espacio desde el cual debemos defenderlas…
Y después sí… Asegurados esos ejes, tener toda la cintura, lobby y accionar político-diplomático para aislar a los piratas ingleses y obligarlos a negociar… Todo vale en ese objetivo, siempre y cuando no erremos en lo fundamental: quiénes son nuestros aliados y quiénes nuestros enemigos…