Manual del votante neoliberal
Por Inma Muro*
Nos falta humor en el día a día, en la exposición a las noticias y a la deriva política. Porque a diario nos asalta un soniquete de ‘todo es horrible’ que nos paraliza. La mirada mordaz y el ingenio es necesario para despertar conciencias, y esa es, precisamente la que nos ofrece Joaquín Yver Jaramillo. Una obra para pensar que también dibuja sonrisas.
Una libro crítico y ácido que abre los ojos pero que saca sonrisas
Joaquín Yver Jaramillo tiene una visión surrealista que apelotona la realidad, la disecciona en fragmentos, la moldea y nos la presenta como muchos hemos visto pero no hemos sabido retratar. Su libro Manual del votante neoliberal y libelos antifascistas (publicado por El Garaje Ediciones), no es un ensayo árido, pero tiene mucha filosofía, de esa de andar por casa, de sabiduría cotidiana, ácida y afilada. Sí, se mete entre las uñas y escuece, porque dice verdades y delata mentiras, que algunos, pomposamente, llamarán posverdades.
El título, Manual del votante neoliberal y libelos antifascistas, puede llevar al equívoco de pensar que es un libro duro de leer. Nada de eso, aunque llame a la reflexión es un manual ameno, de textos cortos que dan para pararse a pensar. Tiene un retrogusto ácido e imprescindible.
Para Joaquín Yver lo de escribir parece salirle ágil, con rabia y sacudida de hombros para el lector. También practica el cinismo tan necesario para contemplar la vida y no desesperar.
Muchos de los fragmentos de este manual fueron escritos y publicados en las redes sociales (Instagram – Facebook) y tienen ese toque ágil, de pincelada al vuelo. Imagino que una vez desatada la pulsión de autor la cosa se le fue de las manos. Y ese descontrol, controlado, dio para este libro, hondo que invita a disfrutar de esa forma irónica de ver la vida, a los otros, a la política, la salud mental y la otra, la economía. “Qué bonito sería que en vez de los rinocerontes se extinguieran los jueces filofascistas”, escribe.
También mira Yver Jaramillo a los caseros, al suyo le dedica el libro, porque como inquilino sabe lo importante que es tener contento a quien te alquila el techo bajo el que vives, no vaya a ser que decida montar un alquiler vacacional para especular un poquito, ¡ya tantos lo hacen!
De profesión regidor de teatro, el autor tiene en su haber cuatro obras teatrales: Imayin-Imagine, Tutto per Gina, Andrófilo Licántropo y De Kryptón a Metropolis. También ha firmado otros tres manuales, que parece su formato predilecto: Manual de Barrancos, Manual de regiduría de musicales y Manual de amores imposibles. Este recién salido es, pues, su cuarto libro de instrucciones para la vida.
Entre los fragmentos, cortitos, destaco estos como muestra del estilo de Joaquín Yver, que a veces parece que hace greguerías, otras filosofía de lo cotidiano y muchas lanza soflamas para desperezar conciencias:
“Y ahora el núcleo de la tierra se está frenando. Todo me pasa a mí.”
“El individualismo está sobrevalorado, te lo digo YO.”
En prosa poética las cosas, hasta las más feas, parecen mejores, pero no es fácil sacarle esa punta a la fealdad, para eso hay que tener el ingenio afilado y este autor lo tiene.
“La economía domestica, sin tilde”. Magia esa del lenguaje que trasviste a las palabras y a una frase entera con un simple signo ortográfico y habilidad de quien sabe verla y hacer malabares semánticos con ellos.
“Por momentos nos gustaría ser él, o ella, otrarnos”, concepto precioso el de ‘otrarse’.
“Si el mundo se acaba en el 2030 me quito bastantes años de hipoteca. Ni tan mal”.
“Ya queda menos de medio ambiente” y eso es incontestable.
* Inma Muro es periodista
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