Matar, matar y rapiñar
Por Javier Sáenz Munilla*. LQSomos
“Hay que sembrar el terror. Hay que eliminar sin escrúpulos y sin vacilación alguna a los que no piensen como nosotros”. General Emilio Mola. 1937.
Está en la historia de la humanidad. Matar, matar para imponerse. Aterrorizar y someter para lograr el poder y seguir matando y robando. Es el origen de la propiedad y el fin último del poder. Está en la Historia. La frase de Mola, tan repetida y conocida gracias a su secretario José María Iribarren, es parte de la huella originaria del franquismo. Y el terror por el que se impuso ese régimen, quedó clavado como una zarpa en el alma de los españoles que sufrieron los sanguinarios acontecimientos de forma directa y que fueron transmitidos a sus descendientes. Aun hoy hay españoles a los que les tiembla el alma, o las piernas, recordando ese terror.
Es la forma que tienen los tiranos de hacerse con el poder y, de paso, de hacerse un capital, arramblando con lo ajeno. Sucedió aquí, aun sucede; allá y acullá. En el espacio y en el tiempo.
Siglo IV de nuestra era. Año 313, Edicto de Milán. Firmado por Constantino I el Grande, por el Imperio de Occidente y por Licinio, por el de Oriente. El poder temporal de Roma se alía con el espiritual del Cristianismo, hasta entonces una pequeña secta escindida del judaísmo y a partir de entonces…¡El Poder del Imperio!. Y ya se conoce bien la historia de esa secta devenida en poderosa religión de Occidente, desde entonces hasta nuestros días.
Recientemente, en Mayo, el semanario norteamericano Newsweek, de gran predicamento entre los ‘expertos’ del actual Imperio, publicó un informe detallado sobre las unidades secretas del ejército de los EE.UU, revelando algo hasta ahora desconocido.
Tras una investigación de dos años, William M. Arkin descubre la existencia de una poderosa organización denominada “Signature Reduction”, integrada por un pie de fuerza de 60.000 miembros, bajo el amparo de los múltiples servicios secretos norteamericanos y con la contribución de al menos 100 empresas, cuyos nombres no se dan a conocer. A esa fuerza, habría que añadir a los miembros de decenas de agencias de información. Sólo la CIA contaría con 22.000 agentes oficiales, más unos 6000 clandestinos.
Signature Reduction incluye a grupos de operaciones especiales sólo para actuar en Oriente Medio. Unos 30.000 miembros preparados para todo: atentados, ejecuciones y secuestros incluidos. Operan en países que Washington considera como enemigos: Irán, Siria, China, Rusia…¿Venezuela, Cuba…? Una rama está dedicada a intervenir en redes de internet para obtener información, introducir datos falsos, atacar cuentas y bloquear servicios esenciales.
A nadie que conozca un poquito la historia de los imperios, debe extrañarle esto. Y la de los Estados Unidos, está llena de asesinatos, invasiones, atentados, etc. No hay que viajar demasiado en el tiempo. En el presente siglo tenemos ejemplos prácticos: Revoluciones Rosa, como la de la Plaza Maidan en Kiev, Ucrania. Libia. Afganistán. Siria…Y en su patio trasero, Latinoamérica, es difícil hallar un país en el que no hayan actuado de esta forma tan cochina. Y van a seguir. Sí, con Biden también.
El poder siempre actúa para protegernos, dice. Y en tiempos turbulentos, como los que vivimos, se prepara a conciencia para hacerlo de forma global, en cualquier parte. Los pueblos empiezan a hartarse , véase Colombia. Y el futuro no parece halagüeño para nadie, menos para jóvenes y trabajadores. El poder se prepara para próximos estallidos sociales con planes como esta Signature Reduction. Y de paso, sus promotores, se van forrando, un poco más.
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Periodista y analista internacional. Miembro del Colectivo LoQueSomos. En Twitter: @pepitorias
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