Mentiras sin calefacción
El diario británico The Independent acaba de titular en portada que, en el Reino Unido, 3 millones de personas no podrán encender la calefacción, ahora que llegan los fríos invernales. Calculan que ello les costará la vida a unas 200 personas cada día. Los usuarios británicos pagan 100 euros al mes por este servicio. Su salario medio duplica al español.
No resulta difícil deducir cual será el panorama en el reino de España. El precio de la factura de electricidad, el gas y el fuel está por las nubes y el salario medio español es de 21.500 euros. Los casi millones de parados sin presente ni futuro no entran siquiera en las estadísticas. En España morirá mucha gente de frío cuando bajen las temperaturas; mucha más que en el Reino Unido. El gobierno es cómplice del descontrol tarifario de los consorcios de la energía. Al mismo tiempo, sigue mermando drásticamente los ingresos de la población de a pie, enhebrando un recorte tras otro.
Los hospitales y las medicinas están ya fuera del alcance de mucha gente que los necesita. Los enfermos crónicos dependientes están abandonados en la tierra de nadie del desinterés gubernamental. Los pensionistas tiemblan cada vez que Montoro, Guindos o Báñez abren la boca de las mentiras. El caso Bárcenas-Gürtel es la historia interminable del lodazal pepero. Suiza suplanta a Madrid como capital de España…
Los que no pasarán frío serán los militares. El ministerio de Defensa acaba de aprobar el gasto de 5 millones de euros para comprar abrigos de gala. Defensa es el único presupuesto que no tiene recortes sino todo lo contrario. Lleva gastados más de 2.000 millones de euros en un submarino tan mal diseñado que no flota por exceso de tara. Habrá que gastar 800 millones más para intentar corregir la enésima chapuza hispánica. Todo esto se hace sobre la marcha, esperando que el sumergible español flote algún día.
Entretanto, para que no se enfríen los músculos de la oficialidad guerrera, Defensa gastará 220.000 euros en mantener un campo de golf.
Cañete es un ministro cuyo rostro de dureza contrastada debería estar esculpido en las Montañas Rocosas. Acaba de decir tan campante en televisión que no hay que preocuparse por la crisis galopante, porque “en España se vive bien con menos”. Respecto al enorme problema de los jóvenes licenciados sin trabajo ni esperanza de lograrlo, Cañete aduce que ”emigrar les viene bien porque así aprenden idiomas”. Cañete es rico y está casado con una Domecq del latifundio andaluz. Sus prolijas aventuras financieras están plasmadas en la web www.losgenoveses.com
Por el momento, dizque para ahorrar, hemos hecho el cambio de horario que nos deja el cuerpo para el arrastre. Una hora menos, una hora más, reloj arriba, reloj abajo. A veces tengo la sensación de que estos cambios bruscos no tienen más justificación que la de ser un ritual del poder administrativo. El poder administrativo es una cosa informe, proteica, rutinaria, adocenada; no brilla, no tiene el protagonismo de los banqueros, ni de estrellas de fútbol. Por ello se venga sometiéndonos a sus grises arbitrariedades. Cambio de hora. Dicen que se ahorra dinero en gasto de energía, pero visto el despilfarro constante en todo tipo de sectores de la propia administración, no hay quien se lo crea. Como no pude cambiar la vida, el poder se limita a alterar el cronómetro. Así se cree Dios.
* Director del desaparecido semanario “La Realidad”