México. Granjas Carroll y el maíz transgénico

México. Granjas Carroll y el maíz transgénico

Por Silvia Ribeiro*

El asesinato de campesinos durante las protestas pacíficas frente a Granjas Carroll el 20 de junio devolvió al debate público a esta empresa, propiedad de Smithfield, la mayor productora industrial de cerdos en Estados Unidos, a su vez subsidiaria de WH Group de China, la mayor transnacional porcícola global. Quien ordenó la brutal represión contra los campesinos lo hizo para defender esos intereses.

Los campesinos, integrantes del Movimiento en Defensa del Agua en la Cuenca Libres Oriental, defienden su derecho al agua, al territorio, a la salud, a producir alimentos sanos.

La transnacional acapara el agua limpia y contamina los mantos freáticos, produce múltiples daños ambientales y enfermedades, sus instalaciones afectan a toda la Cuenca (1).

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Por si esto fuera poco, es además una pieza clave en la demanda de Estados Unidos contra México para imponer el maíz transgénico. Granjas Carroll, junto a otras grandes empresas transnacionales y nacionales de producción a gran escala de cerdos, pollos y reses, junto a las de producción de comida chatarra en México, son quienes importan el maíz transgénico.

Esas industrias están ligadas a las principales causas de muerte en México, sea por contaminación directa de agua, aire o tierra o por vender productos cuyo consumo se asocia a sufrir diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y renales. Además, los criaderos industriales generan enfermedades infecciosas por creación de nuevos virus, como la gripe porcina que se originó en Granjas Carroll y se transformó en pandemia.

Las empresas compran maíz transgénico porque les sale más barato para usar como forraje. También, porque a menudo son las mismas empresas o tienen acuerdos de colaboración entre ellas: las que venden el maíz transgénico, las que hacen contratos con los agricultores industriales de Estados Unidos, las que lo almacenan y las que lo importan a México para dar a sus cerdos y pollos industriales.

El maíz transgénico de Estados Unidos no es barato en realidad, el precio de venta resulta más económico a las empresas porque esa producción está subvencionada en Estados Unidos, en formas toleradas por el T-MEC, así lo aseguró ese país al firmar ese tratado comercial. También sale barato porque en ese precio no se reflejan todos los costos, por ejemplo, no incluyen daños al ambiente y la salud. En el grupo ETC estimamos, basados en numerosas fuentes, que por cada peso que pagamos por comida producida industrialmente, pagamos otros dos pesos más por los costos de salud y contaminación al ambiente que su producción genera. El dato fue refrendado por un estudio de la Fundación Rockefeller en 2021. (2).

La importación de este maíz transgénico barato se traduce también en competencia desleal contra la producción nacional. El maíz blanco que se usa en México para elaborar masa y tortillas, proviene de productores chicos o medianos nacionales, pero éstos se ven obligados a fijar precio según lo que marcan las importaciones, pero no reciben el apoyo que sí recibe la producción industrial en Estados Unidos.

Granjas Carroll y esa franja de empresas que importan maíz transgénico, son un factor clave para que México no haya logrado autosuficiencia alimentaria, como explica con sólidos datos Ana de Ita en su artículo El fracaso de la autosuficiencia alimentaria (3).

Las políticas oficiales no apoyan a quienes producen maíz en México para masa y tortilla, pero paradójicamente sí a las empresas como Granjas Carroll, que sabotean la autosuficiencia al estimular el modelo de megagranjas de cría y el aumento de importación de maíz estadunidense que estas conllevan.

Por ejemplo, Conagua ha otorgado por muchos años numerosas concesiones de agua a Granjas Carroll, al tiempo que las escatima a los campesinos, que en reunión a principios de julio, se declararon en rebeldía contra este abuso. (4)

Por su parte, el secretario de Agricultura, Víctor Villalobos (conocido promotor de transgénicos y glifosato), visitó Granjas Carroll en junio de 2023 en gira oficial, y declaró que es empresa modelo a nivel mundial, a la cual también felicitó por los efectos positivos que produce en la región ¿En qué planeta vivirá el secretario? (5).

Desde el primer decreto presidencial en 2020, que propuso la prohibición parcial del maíz transgénico y el glifosato, Villalobos aseguró a la gran industria agropecuaria en México y Estados Unidos que no tenían de que preocuparse, porque México seguiría importando ambos (6). Lo podía asegurar porque desde su secretaría se facilita todo a las trasnacionales importadoras, al tiempo que se desatiende la producción de maíz blanco en México.

En este contexto fatal, el secretario Villalobos y su protegida Sol Ortiz, otra promotora de transgénicos, encargada de cambio climático en la Sader, promueven ahora que el maíz nativo se registre y se deposite en bancos, nuevamente, para facilitar que las empresas lo puedan usar, y al mismo tiempo, desconocer a las y los campesinos que se nieguen a tal falacia.

Al parecer se ha detenido a quienes apretaron el gatillo en Granjas Carroll. Quienes sostienen las armas, siguen impunes.

Notas:
1.- El horror de las transnacionales porcícolas
2.- El alto costo de la mala comida
3.- El fracaso de la autosuficiencia alimentaria
4.- Agricultores se declaran en rebeldía contra Conagua
5.- Granjas Carroll de México, empresa modelo a nivel mundial
6.- México no limitará las importaciones de maíz transgénico

* Periodista y activista uruguaya, directora para América Latina del Grupo ETC, con sede en México.
“La Jornada”

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