No sois inocentes
Juan Gabalaui*. LQSomos. Mayo 2017
Si durante gran parte de tu vida has justificado y defendido los crímenes del fascismo español, ¿cómo no vas a votar a una organización criminal? Si eres capaz de justificar las torturas y ejecuciones porque eran rojos, ¿cómo te va a importar el robo de miles de millones si es perpetrado por los tuyos? La tara ideológica y psicológica de la derecha española es producto de una posición de poder y control en el que se les ha permitido todo. Incluido el asesinato. Tan importante es conocer quiénes agreden, torturan y asesinan como quiénes sostienen un contexto en el que esas prácticas son permitidas y toleradas. En este último grupo se encuentran todas aquellas personas que ideológicamente defienden, justifican o ignoran hechos reprobables moral y judicialmente. De la tortura y opresión de la dictadura hemos pasado al robo planificado del bien común y a la utilización de las instituciones para la acumulación de bienes.
Millones de personas siguen validando estás prácticas con el apoyo incondicional a una organización política que ha construido un entramado pensado para delinquir, apropiándose de los instrumentos del poder que les permitiera actuar impunemente. La rareza judicial y democrática es que dicho grupo pueda gobernar un país, por muchos cómplices que les voten. El sistema judicial debería impedir que una organización criminal pueda aprovecharse de los mecanismos democráticos para asegurar una posición de poder que les garantice la impunidad. Si no lo hacen es porque los tentáculos del crimen organizado alcanzan a jueces, fiscales y abogados. No a todos, por supuesto, pero sí a los suficientes. Todo esto nos lleva a vivir en un estado gobernado por un partido inmerso en más de un centenar de casos de corrupción. Nos gobiernan delincuentes.
Este discurso puede parecer exagerado. Pero no lo es. La derecha española se ha movido en un continuo durante el siglo 20 y 21 en el que se ha posicionado al lado de un golpe de estado y una guerra que derivó en una dictadura de naturaleza fascista, justificó, apoyó y defendió la opresión, las detenciones, las torturas y las muertes de aquellos que se siguieron considerando “matables” durante 40 años, se situó al lado de los poderes más retrógrados y represivos, como la iglesia católica, y de todo aquello que representaba el ordeno y mando, instauró una visión de la sociedad tradicionalista en el que la mujer estaba sometida al hombre y unos códigos de comportamientos rígidos y alienantes, se posicionó al lado de las dictaduras más sangrientas como la chilena y la argentina, amparó las redes clientelares, el caciquismo y el nepotismo como prácticas normales en las instituciones de la dictadura y posteriormente en las de la pos dictadura, validó el enriquecimiento y la acumulación de bienes por parte de las élites, sostuvo a un gobierno y sus dirigentes que mintieron sobre el mayor atentado terrorista en el Estado español y bombardearon un país por lo que murieron asesinados cientos de familias, de padres, de madres e hijos, miraron hacia otro lado por cada caso de corrupción en el que estaban implicados dirigentes del partido que, supuestamente, defiende sus intereses, les aplaudieron, jalearon y se excusaron en la falacia de que lo hacen todos. Seguro que me dejo cosas en el tintero, pero todo esto ha ocurrido. No es una opinión. Existen hechos que demuestran cada una de las afirmaciones que aquí hago.
Si somos conscientes de esta historia, sin edulcorantes, no deberíamos extrañarnos de que apoyen a gobiernos corruptos o defiendan sus mentiras, aunque estas impliquen la muerte de miles de personas. Su moralidad es consecuente con una forma de ver el mundo en el que ciertos comportamientos reprobables están permitidos. Y todo esto lo hace gente corriente. La derecha no está integrada por extraterrestres ni tienen cuernos y tridentes. Quieren a sus hijos y les protegen, tienen sueños e ilusiones, trabajan y, en lo concreto, te hacen favores y te ayudan. Pero si les dicen que un gobierno tiene que dar un golpe en la mesa, significando esto atacar un país, arruinar ciudades y asesinar familias, lo apoyarán, te dirán que a veces hay que hacer cosas que no gustan por un interés superior. No dudarán en sacar los tanques si es necesario. Ni criticarán al alcalde que se ha enriquecido y enchufado a sus familiares y amigos de sus familiares. Al fin y al cabo, quién no lo haría. Es peor un tirón de bolso a una anciana que apropiarse de la riqueza pública. Preferirán que se muera una madre antes de que aborte porque abortar es un asesinato. Esto te lo dirán mientras esbozan una sonrisa. Son personas educadas. Tan educadas como para darte ánimos porque te desahucian, aunque te lo merezcas. Haber pagado. Si estas personas, con esta mentalidad, controlan el poder pasa lo que estamos viviendo. A pesar de la corrupción y de la implicación de importantes dirigentes populares, con al menos la permisibilidad de otros igualmente importantes, millones de personas siguen sosteniendo al Partido Popular. Tenemos la derecha más incivilizada de la Unión Europea. Tanto como para que los partidos de la extrema derecha sean residuales.