Oihana Goiriena “La prórroga es otro golpe más”

Oihana Goiriena “La prórroga es otro golpe más”

Por Iñaki Alrui*

Hace una semana pude dialogar con Oihana Goiriena, esposa de Pablo González, periodista encarcelado en Polonia desde el 28 de febrero del pasado año, y a quien la justicia polaca ha vuelto a prorrogar la prisión preventiva por séptima vez, un infierno de incomunicación y negación de derechos que esta última prórroga llevará hasta los dos años de encierro en febrero de 2024. Aprovechando su paso por Madrid para participar en un acto en defensa de los derechos de Pablo González, salió está entrevista…

– Bienvenida Oihana, ongi etorri, kaixo. ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo está la familia? ¿Cómo están tus hijos?
Bueno, pues los hijos no se han enterado de que le han prorrogado, sólo saben que sigue allí y que no sabemos cuándo volverá, ellos no saben de prórrogas exactamente. Y los demás, resignados, es otro golpe más, otra prórroga más de las que igual habrá más también, no lo sabemos. Entonces pues… resignados.

-Yo te pediría para quien esté leyendo esta entrevista y no conozca el caso, si nos harías un breve resumen desde aquel 28 de febrero, desde esa llamada a casa, hasta hoy.
El 24 de febrero, cuando estalló la guerra, me dijo: “Bueno, Oihana, ha empezado la guerra y me voy”. Y se fue pitando a Polonia, a cubrir la llegada de los refugiados ucranianos a Polonia. Llevaba cuatro días allí haciendo directos con La Sexta, informando también en Público, Gara y otros medios.

A las 7 de la madrugada del 28 de febrero recibí una llamada suya y me dijo: “Oihana, estoy detenido, llama a mi abogado y a mi madre, llevo unas cuantas horas, pero corre a llamar al abogado”.

Desde entonces, ha habido siete prórrogas de la prisión preventiva. A los tres o cuatro días de su detención supimos de qué se le acusaba, porque los primeros días no sabíamos nada de él: hablamos con el cónsul y nos dijo que no tenían constancia oficial de su detención y que por tanto no podía solicitar asistencia consular. Al segundo o tercer día lo supieron, se solicitó, y supimos también cuál era la acusación: espionaje, que podía conllevar una pena de hasta diez años en prisión. Supimos también que tendría que estar en prisión preventiva hasta el 29 de mayo, tres meses. Desde ahí han seguido las otras prórrogas y en todo este tiempo no hemos sabido, porque la fiscalía no lo ha presentado, cuáles son los cargos que tienen contra él, cuáles son las pruebas que tienen contra él. No le ponen fecha de juicio.

Pero lo peor de todo esto es que está considerado preso peligroso y por lo tanto lo tienen en un régimen muy severo de aislamiento y de incomunicación. Tiene que permanecer 23 horas al día dentro de su celda, sólo tiene una hora para salir y no tiene comunicación directa con los familiares. No nos permiten hacer llamadas de teléfono y sólo hemos tenido dos visitas en todo este tiempo —los 21 meses que va a cumplir encarcelado—, y esas dos visitas han sido de dos horas y con el acompañamiento de los servicios secretos.

Del gobierno español, lo que hemos recibido desde el principio es silencio. Y lo más grave es la vulneración de la presunción de inocencia, porque cada vez que el ministro Albares ha salido en los medios de comunicación hablando sobre este caso…

– Justo antes de esta detención, apareció el CNI de por medio, ¿no? ¿Qué fue aquello?
Os pongo en contexto. Él estaba en Ucrania, cubriendo los previos de la guerra, cuando todavía no se sabía si habría guerra o no, pero había un ambiente prebélico, y él se fue allí junto con otro compañero a dar la noticia in situ para La Sexta, que hacía directos, también para Público. Estaban cerca de la frontera del Donbass, no les habían dejado entrar. Estaban esperando a que les llegase la autorización para pasar y también esperando a hacer un directo con La Sexta. Llevaban un montón de tiempo quietos, esperando el pase, y había militares haciendo ejercicios detrás de ellos. Al verlos quietos durante tanto tiempo y con una cámara enfocándoles, y un micrófono, y además siendo Pablo un hombre grande, los militares se mosquearon y le pidieron el pasaporte. En una hora o así, le llaman los servicios secretos ucranianos pidiéndole que se presentara en sus oficinas en Kiev. Fueron allí, lo retuvieron durante 4 horas, lo interrogaron, le quitaron el pasaporte, le duplicaron las tarjetas de teléfono, le vaciaron el contenido de sus aparatos de trabajo, de las tablets, del portátil que llevaba… Lo acusaron de ser un agente prorruso, en base a la supuesta “evidencia” de que trabajaba para GARA y llevaba una tarjeta de Laboral Kutxa, y dijeron que todo estaba vinculado a Rusia.

Lo invitaron a dejar el país. Fue una invitación verbal, no oficial, entonces él se puso en contacto con el embajador de España en Ucrania, y este le dijo que no había nada en contra de él y que hiciera lo que considerara oportuno. Como tenía un contrato con La Sexta, se quedó.

A los cuatro días vino el CNI a mi casa, a la casa de su madre y a casa de otro amigo en Barcelona. Fue una visita, digamos, amable; no me interrogaron, no entraron en casa, no revisaron nada, no se llevaron nada. Simplemente empezaron a contarme lo que sabían de mí y sobre todo de Pablo: quién es su madre, qué estudios tiene, qué viajes ha hecho. Pero me hablaron de mis hijos también, de lo que estudiaban, dónde entrenaban… Me llegaron a decir: “Enseguida salen tus hijos del colegio, tendrás que ir a recogerlos, que luego los tendrás que llevar a entrenar”. Sabían nuestros movimientos, y me hicieron ver que nos habían vigilado de cerca.

Y yo llamé a Pablo, y se lo conté. Él entonces se preocupó y volvió rápidamente. Se presentó aquí para “ver qué quieren de mí”. Pero el CNI no dio señales de vida, ni una llamada, ni pedirle que se presentara o explicase nada.

– Él es periodista freelance, reportero, muy especializado en todo lo que fue el mundo soviético, y ha trabajado como freelance para distintos medios. Actualmente, después de esta detención, ¿está recibiendo algún apoyo de estos diferentes medios para los que trabajaba?
Él colaboraba principalmente con Gara y Público y ellos son los que probablemente han hecho un seguimiento más justo y continuado de este caso, le dan difusión. Y después está La Sexta, para la cual estuvo trabajando hasta horas antes de la detención, que al principio sí que dio parte del caso, pero después ha estado bastante callada.Y en todo este tiempo sí he recibido el apoyo del periodismo vasco. Y otros muchos, pero a título particular.

– ¿Cómo es la comunicación con él desde entonces? Has dicho que no había ningún tipo de contacto telefónico, pero ¿hay una relación vía cartas?
Sí, podemos escribirle, él también a nosotros, pero las cartas pasan por censura y llegan con una media de dos meses de retraso. De hecho, ayer mismo recibí una carta suya que era del 17 de septiembre: dos meses clavados. Algunas vienen con tachones, vienen abiertas y con su sello de pasado por censura, todas ellas.
Yo recibí la primera carta el 31 de mayo, tres meses después de su detención.

– ¿Qué valoración harías de las autoridades, del gobierno del Estado Español, durante todos estos meses?
Bueno… Desde el gobierno español no se han puesto en contacto con nosotros en ningún momento, solamente tenemos contacto con el cónsul de España en Varsovia, que nos ha ofrecido su apoyo a título personal también, su apoyo consular, su apoyo como profesional, pero claro, el cónsul… puede llegar hasta donde puede llegar. No puede exigir a las autoridades polacas, por ejemplo, que nos permitan hacer llamadas; puede consultar, puede preguntar, pero no puede hacer nada para que nos den más visitas o llamadas.

Y del gobierno español, lo que hemos recibido desde el principio es silencio. Y lo más grave es la vulneración de la presunción de inocencia, porque cada vez que el ministro Albares ha salido en los medios de comunicación hablando sobre este caso, lo que ha dicho es que los cargos son graves, aunque no sepamos cuáles son, a día de hoy, 21 meses después. No sabemos cuáles son esos cargos, pero él insiste en que son muy graves. Dice también que su derecho a la defensa está garantizado, puesto que tiene abogados, sin embargo no cuenta que esos abogados no tienen acceso al caso, ni al expediente, ni a las pruebas, que no se han presentado los cargos, que no se ponen encima de la mesa. Por lo tanto, no pueden ejercer la defensa efectivamente. También dice Albares que sus derechos básicos están siendo respetados cuando no es así, su derecho a la vida familiar no está siendo respetado: no podemos hablar, lleva 21 meses sin hablar con sus hijos.

– Desde el punto de vista legal, ¿qué nos puedes contar sobre el tema de sus abogados de defensa, tanto en Polonia como en España? ¿Tienen información? ¿Calculan cuándo puede ser el juicio? ¿Podría venir él a España a esperar juicio según las leyes europeas?
Fecha de juicio todavía no hay, y nos dicen que según los tiempos procesales que ellos manejan, no hay previsión de que sea pronto. No es como dijo el ministro Albares y el ministro de Asuntos Exteriores polaco, que esperaban que fuera en un término breve. Pues, eso ya no va a ser así.

Por otro lado, respecto a la petición de que pueda cumplir la prisión preventiva en España, esa posibilidad existe, es legal, está recogida. De hecho, el comisario de justicia de la Unión Europea lo recomendaba: que pasara la prisión preventiva a espera de juicio en su país de origen, no en un país extranjero; que eso la legislación europea lo permite. Sin embargo, no parece que las autoridades polacas estén por la labor.

Cuenta que tiene días o periodos más de bajón anímico, y que justo cuando ya está a punto de ceder, le llegan libros que le han enviado, que también se los bloquean pero ahora le han llegado algunos, y le entran cartas de gente de apoyo que él no conoce. Todo eso le ayuda a sobrellevar el día a día, que es, como él dice “un Día de la Marmota continuo”…

– ¿Qué es lo más inmediato que pide ahora mismo la familia, los amigos, el grupo de apoyo?
Lo que pedimos es que pongan fecha al juicio cuanto antes, y que mientras tanto salga en libertad condicional, libertad vigilada. Si eso no es posible, porque dicen que tiene que estar vigilado durante la investigación porque podría obstaculizarla, pues que pueda pasar la prisión preventiva aquí, cerca de su familia, en España. Si eso tampoco es posible pues, al menos, que le saquen de incomunicación y de aislamiento, que podamos visitarlo con frecuencia y que pueda hablar por teléfono con su familia, sobre todo con sus hijos.

– Con esta última prórroga, como hemos dicho al principio, se cumplirán dos años y en la mayoría de los países europeos, cuando estás en prisión preventiva a los dos años, si no hay juicio, te suelen dejar en libertad. ¿Es el caso en Polonia?

Eso es cierto, en la mayoría de los países europeos el límite de la prisión preventiva son dos años, salvo en casos muy especiales, muy excepcionales. Pero se ve que en la legislación polaca no hay un máximo de tiempo para la prisión preventiva, puede estar así dos años, cuatro, seis, ocho… hasta que se cansen de investigar.

– Ha habido cambios en Polonia tras las elecciones, habrá gobierno nuevo. ¿Tienes alguna esperanza en este cambio?
Bueno, en primer lugar, en Polonia se tiene que producir el cambio, que todavía no ha sucedido, aunque previsiblemente se hará. Pero de cualquier manera el nuevo gobierno estaría dirigido por un partido liberal, no sería un gobierno muy de izquierdas, muy progresista. Pero, en cualquier caso, con tal de que sea más europeísta que el PIS, que es lo contrario, ya sería ya un avance. Creemos que será positivo para él, porque un país europeísta que se alinee con los principios del Estado de Derecho debería, al menos, flexibilizar su régimen; se van a cumplir dos años y ya debería poner fin a la prisión preventiva, tal y como lo hacen el resto de los estados europeos, y cumplir las garantías procesales, presentar cargos, presentar pruebas. Creemos que en eso sí que deberíamos ver algún avance.

– Otro tema sería la Unión Europea. Hace unos días en una entrevista Stella Assange decía: “Europa ha renunciado a la defensa de los derechos humanos”. La verdad es que me impresionó esa declaración porque creo que resume muy bien la situación que está ocurriendo ahora, porque no se trata ya de un caso de Polonia-España, sino de la Unión Europea, que siempre ha hecho gala de ser el paladín de los derechos humanos, de las libertades, mientras que ahora mismo hay un preso europeo dentro de la Unión Europea, sin ningún tipo de acusación. ¿Desde la Unión Europea has tenido algún apoyo? ¿Esperas algo de la UE?
A principios de julio de este año estuvimos en Bruselas, pudimos hablar con eurodiputados que se sorprendieron de la situación de Pablo, de que este caso estuviera tan bloqueado. Y sí que se dispusieron a emprender acciones para desbloquearlo, por ejemplo visitas a la cárcel de Radom o consultas con ministros polacos. Creemos que los pasos se darán despacito, pero yo sí tengo confianza en que desde Europa se haga algo.

– Bueno, y ya para ir cerrando, ¿qué es lo último que sabes de Pablo? ¿Cómo se encuentra anímicamente? ¿Por qué canales te llega esa información?
A mí la información más rápida y más directa me llega a través de su abogado. Él tiene derecho a llamar a los abogados, los tres abogados, y ellos me transmiten sus mensajes en el día. Al final es una conversación mediante terceros, pero es lo más directo que tengo, porque por carta, tardan dos meses. Lo que me transmite el abogado es que lo ha encontrado de buen ánimo, que el posible cambio de gobierno le tiene también ilusionado dentro del módulo de máxima seguridad y poco más. Que recibe cartas de apoyo, que eso le anima muchísimo, que le da fuerzas. Cuenta que tiene días o periodos más de bajón anímico, y que justo cuando ya está a punto de ceder, le llegan libros que le han enviado, que también se los bloquean pero ahora le han llegado algunos, y le entran cartas de gente de apoyo que él no conoce. Todo eso le ayuda a sobrellevar el día a día, que es, como él dice “un Día de la Marmota continuo”.

– ¿Cómo es Pablo? ¿Nos lo puedes describir brevemente para toda la gente le está conociendo ahora a través del caso?
Pues Pablo es un hombre inteligente, muy sociable, muy abierto; llegó a Euskadi él solo y se hizo con una cuadrilla en el pueblo donde vivimos. Es trabajador, curioso, inquieto, por eso se dedica al periodismo, porque quiere saber qué es lo que está pasando en el mundo, y le gusta transmitirlo; le gusta, como él dice, formar a la gente, no sólo informar sino también formar. Así es él.

– Para cerrar, ¿cómo puede ayudar la gente que esté leyendo esta entrevista? ¿Cómo puede echar una mano?
Pues en primer lugar informándose: tenemos ahí canales de comunicación y está LoQueSomos también, que estáis participando mucho; está el hashtag de Twitter, ahora X, #FreePabloGonzalez, donde vamos actualizando toda la información que nos llega sobre su situación. Y comunicándolo, retuiteando, compartiéndolo con la gente para que se sepa qué es lo que está sucediendo.
Y luego, esto ya es a nivel económico, porque también necesitamos ayuda para pagar los equipos de defensa, tenemos un Crowfunding abierto desde el 28 de diciembre del año pasado para quien se solidarice para ayudarnos a pagar a los abogados.

Eskerrik asko, te agradezco que nos hayas brindado este rato. Desde LoQueSomos vamos a estar también ahí, siempre con Pablo, a tu lado. ¡¡Pablo Libertad!!
¡Muchas gracias a vosotros!

#DerechosHumanos #LibertadDeComunicación #FreePabloGonzález
#PabloGonzálezLibertad #PavelAskatu

Libertad para Pablo – Free Pablo

* Miembro del Colectivo LoQueSomos. Otras notas del autor
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One thought on “Oihana Goiriena “La prórroga es otro golpe más”

  1. Una muy buena entrevista la realizada a Goirena por Iñaki. Veremos si Sánchez utiliza lo de Pablo para dejar con el culo al aire a Polonia y la OTAN, en vista a las más que seguras críticas que tendrá que aguantar por su postura denunciando a Israel. Aunque visto el silencio que tanto la OTAN y los USA manifestaron ante las declaraciones de Erdogan (Turquía, miembro de la OTAN) por las declaraciones contra Israel, podemos esperarnos cualquier cosa. Vuestro esfuerzo de solidaridad es un ejemplo.

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