Oriente Próximo, la tierra encendida

Oriente Próximo, la tierra encendida
Beirut. AP Photo/Bilal Hussein

Por Guadi Calvo*

El lunes siete de octubre coincidieron en cumplirse un año de la Operación Tormenta de al-Aqsa y una semana de la invasión sionista a Líbano; ambas fechas están medularmente vinculadas. Aunque habría que ser un experto en mancias, para concluir si el primero de octubre de 2024, hubiera existido, sin el siete de octubre del 2023

La actual invasión sionista responde a su intensión expansionista

De lo que no existen dudas que el genocidio de Gaza y Cisjordania, al igual que el de Líbano, y de los que vendrán, tarde o temprano, en procura de alcanzar la creación del Gran Israel, se iban a ejecutar, porque su germen se sembró hace setenta y seis años, el catorce de mayo de 1948, momento en que se oficializó el despojo de Palestina, al tiempo de que, a varias naciones de la región, se les puso fecha de vencimiento.

Palestinos en tanque israelí el 7 octubre 2023

Desde entonces, Oriente Próximo se ha encendido y no hay brujo que pueda adivinar cuándo, cómo y quién extinguirá esos fuegos, hasta que el objetivo final de Israel sea alcanzado. Por lo que, a esta altura de los acontecimientos, nadie pude tener dudas de que la operación de Hamas, del siete de octubre del año pasado, no solo fue tolerada por el gobierno del primer ministro sionista Benjamín Netanyahu, sino que además fue diseñada y financiada para conseguir lo que está consiguiendo en estos momentos.

A los inusitados fallos tanto del MOSSAD, el principal servicio de inteligencia exterior de Israel, y sin ninguna duda uno de los dos o tres mejores del mundo, como del Shin Bet, el servicio de seguridad interior sionista, se le suma la demorada y torpe respuesta de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) el día de los ataques.

Considerando también que, como lo dijimos a pocos días de la Tormenta de al-Qasa, la Franja de Gaza es uno, si no, el más vigilado de la tierra, no solo por la filtración de agentes sionistas y también por agencias de inteligencia occidentales; a lo que se suma la presencia de miles de cámaras de seguridad y el monitoreo satelital que esculcan metro a metro, segundo a segundo toda la actividad en la Franja, lo que hace imposible que, por subterránea que haya sido toda la preparación, que no se haya detectado ninguna señal, ninguna anomalía en por lo menos el año previo, es sumamente increíble.

Lo que resta es solo una descripción, somera, de lo que están viviendo tanto palestinos como libaneses, estos últimos particularmente desde el pasado veintitrés de septiembre con el comienzo de la Operación Flecha Norte, que los sionistas comenzaron con intensas rondas de bombardeos al sur del Líbano. Lo que Occidente le está permitiendo al régimen sionista ejecutar, sin pagar, el genocidio más televisado y detallado de la historia universal.

Ataque aéreo israelí en Dahiyeh. © Hassan Ammar, AP

El mismo Occidente, donde a nadie se le movió un músculo de la cara, cuando se conoció que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) comenzarían la fase terrestre de la operación Flecha del Norte, que sería: “terrestre limitada, localizada y específica contra Hezbollah en el sur del Líbano”, más allá de lo que se conoce como la “Línea Azul”, una frontera de hecho entre Israel y Líbano, establecida en el año 2000 por Naciones Unidas.

Mientras que los bombardeos a áreas fronterizas y contra Beirut no han cesado desde entonces, ya se han asesinado a más de tres mil civiles, otros diez mil han sido heridos y se obligó el desplazamiento de cerca de un millón y medio de libaneses.

Si bien las FDI todavía no han alcanzado a llegar a la capital libanesa, es por la resistencia que el Hezbollah, a pesar de que ha sufrido la pérdida de su máximo líder Hassan Nasrallah, operación para la que se lanzaron, en una zona densamente poblada de Beirut, más de ochenta toneladas de explosivos, sus combatientes le están impidiendo el avance al ejército mejor equipado del mundo, que además cuenta con todo el apoyo material, logístico y político de los Estados Unidos y del Reino Unido.

Lo que le ha permitido seguir martirizando al pueblo palestino, invadir Líbano y continuar los ataques aéreos contra Siria.

La actual invasión sionista responde a su intensión expansionista, trazada incluso desde mucho antes de 1948, por lo que esta nueva incursión es solo un nuevo intento de ocupar definitivamente y solo por ahora el sur del Líbano, casi un tercio del país, como ya lo hizo en 1982, donde permaneció hasta 1997, lo que dio lugar a la creación de Hezbollah en 1992, la organización político-militar chií que en 2006 lograría una apabullante victoria sobre los judíos, obligándolos a replegarse hasta este pasado primero de octubre.

Desde que comenzó la invasión, el ejército judío, no ha dejado de ordenar nuevo desplazamiento contra ciudades y pueblos del sur del Líbano que solo pudiéndolo hacer hacia el norte, repitiendo el mismo patrón criminal que practicó en Gaza, donde obligó a por lo menos un millón doscientos mil gazatíes a desplazarse hacia el sur, apretándolos contra la Puerta de Rafha, en la frontera egipcia y allí mantenerlos, hasta que en algún momento el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi les permita ingresar al Sinaí, o que el tiempo, las epidemias, el hambre o los bombardeos los exterminen.

En vista de esta realidad, no es para nada extraño que Jared Kushner, un sionista confeso, yerno de Donald Trump, inversionista inmobiliario, se encuentre embarcado en planes de la “reconstrucción” del norte de Gaza, para que las nuevas oleadas de judíos se asienten en los “nuevos territorios”. El propio Kushner, declaró en una red social, refiriéndose tanto a Palestina como Líbano: “Israel no tiene vuelta atrás. No puede permitirse el lujo de no terminar la tarea y desmantelar por completo el arsenal que le han apuntado. Nunca tendrá otra oportunidad”.

Las barbas de tu vecino

Las acciones de Israel en Líbano y Palestina, tendrían que poner en estado de alerta a Egipto y el resto de las naciones árabes de la región: Jordania, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes del Golfo e incluso Turquía en caso de seguir pretendiendo convertirse en el gran vocero del islām, porque ya no es un secreto para nadie que, de lograrlo, todo Oriente Próximo va a ser controlado por Israel, en algunos casos geográficamente y en otros, política y económicamente.

Por esto, Irán ha respondido con la Operación Promesa Verdadera II contra Israel, el primero de octubre, lo que ha suscitado temores de una guerra que vaya a incluir a gran parte de Oriente Próximo.

Cómo es conocido Israel, nunca reconoce sus bajas, ni de los daños que alguna acción en su contra, teniéndole totalmente prohibido a su población, cuando no se puedan usar mediáticamente, el registro de imágenes de los daños producidos.
Aunque en esta oportunidad, los daños de la última operación, concentrado contra distintas bases en el interior de los territorios sionistas, habrían destruido una cantidad no definida de aviones F-35 y F-15, e incluso se ha conocido que la base de Nevatim, en el desierto de Néguev, se es ahora inoperable. Más contundentes que en otras oportunidades, vulnerando la Cúpula de Hierro y el sistema de defensa antimisiles Arrow. Incluso consiguieron hacer blanco en varias ciudades a ataques misilísticos por parte de Hezbollah, Hamas, los Houthies yemeníes y la resistencia de Iraq.

En vista de esto, es que todas las naciones de Oriente Próximo, que conozcan la verdadera naturaleza del sionismo, se deberán apurar para impedir que Israel termine el rediseño de Oriente Próximo, que comenzó con Acuerdos de Oslo de 1993, haciendo primero que la cuestión palestina perdiera centralidad para el mundo entero, incluso para el propio mundo árabe e islámico. Al tiempo que Israel se fortaleció militar, política y diplomáticamente.

Mientras muchos gobiernos árabes se han convertido en fieles servidores de los Estados Unidos, hasta el punto de firmar y alentar a que otros lo hagan el Acuerdo de Abraham del 2020, en el que se impulsa el establecimiento de relaciones con Israel, olvidando la causa palestina.

Mientras trascurre el primer aniversario de la tormenta de al-Qasa, y se cumple una semana de la invasión a Líbano, Israel festeja la jornada con más de ciento veinte ataques aéreos contra diferentes objetivos, en solo una hora. Al tiempo que Netanyahu, continúa enviado más efectivos terrestres al norte de la Línea Azul, y se espera una respuesta contra Irán, como para que nunca se apague la tierra encendida.

* Escritor y periodista argentino. Publicado en Línea Internacional

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