Pa negre: migajas de un ideal
La cinta Pa negre (Pan negro, 2010) fue seleccionada para abrir el IV Festival de Cine Español del Nuevo Milenio, que se celebra en La Habana, auspiciado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), La Cinemateca de Cuba, la Consejería Cultural de la Embajada de España y la productora ibérica User t38.
Los asistentes a la inauguración pudieron disfrutar de la presentación del filme por su director Agustí Villaronga en el Cine Chaplin, quien expresó el gusto que sentía al proyectar su obra al público cubano. Pan negro, galardonada con nueve premios Goya, “es una película que habla sobre la miseria moral y material que dejan las guerras”, comentó su director a los asistentes.
Hablar de los héroes en una guerra, o admirar las tácticas utilizadas en una batalla, siempre resulta fácil y hasta justificable, para esconder la indigencia y lo desolados que quedan los seres humanos atrapados durante y después de un conflicto bélico. Contextualizada en la España rural de la posguerra civil, la película de Villaronga cuenta los padecimientos de la población española, en especial de las mujeres y los niños que se vieron arrastrados al miedo y, en algunos casos, a la ofensa que significó pertenecer a las familias de los ‘vencidos’.
Pan negro le da voz a los vencidos desde la perspectiva de Andreu, su protagonista; un niño que intenta sostener su universo moral en la admiración que siente hacia sus padres. Basada en la novela del escritor catalán Emili Teixidor, la obra cinematográfica cuenta con un sólido guión, del propio Villaronga, que desde los primeros momentos refleja el sentido intimista que caracteriza a la obra literaria.
En el filme todo contribuye a la representación de una época, desde los oscuros planos del los bosques de Cataluña hasta las vetustas casas del poblado. Ambos reflejan la dureza y lo áspero de la situación en que viven sus personajes. La Fotografía a cargo de Antonio Riestra, aporta una atmósfera de misterio y de incertidumbre, sensación muy propia de individuos que a traviesan un período de crisis.
“Pan negro es otra película de la guerra civil, tema que ya se ha vuelto casi un género en el cine español”, afirmó anteriormente Villaronga en conferencia de prensa en La Habana. Y es que aunque cada país tiene su ‘via cruxis’ histórico, que nunca parecerá lo suficientemente abordado por el cine o la literatura, la cinta en cuestión aporta un matiz diferente al hablar de sentimientos como la intolerancia o la homofobia, todos guiados por el miedo a lo diferente.
El filme hablado en catalán y ubicado en un pequeño pueblo de Cataluña puede dar la apariencia de una historia local, si se quiere nacional, pero alcanza a través del tratamiento de los sentimientos antes mencionados una expresión universal y muy actual.
A pesar de las dificultades que puede entrañar el trabajo con niños, en esta película ese es uno de sus principales aciertos. La interrelación entre los artistas adultos y los infantes da como resultado actuaciones magníficas, que obtuvieron premios en otros festivales donde se ha presentado el filme. Cada personaje se trabajó con total seriedad. De tal modo, desde Andreu (Francesc Colomer) –el protagonista–, hasta el oscuro alcalde del pueblo (Sergi López); todos tienen un conflicto y varios matices. Tal es el caso de Nora Navas, ganadora de la Concha de Plata a Mejor actriz en el Festival de San Sebastián.
La complejidad que posee el ser humano y la certeza de que no hay ‘malos’ ni ‘buenos’ es uno de los principios de esta película. Los ideales y sentimientos son conceptos que forman parte del imaginario social y que en ocasiones se traicionan por un principio tan elemental como el de sobrevivir. Justificable o no, así lo cuenta Pan negro y, con un final magistral, invita no a juzgar sino a pensar si traicionamos para sobrevivir o morimos por un ideal.