Palestina: Reflexiones a pie de calle
Por Ana Vargas
Más allá de análisis nacionales e internacionales sobre la guerra en Palestina, quién la empezó, el contexto histórico, los intereses económicos en juego, los actores que intervienen…, creo que ha llegado la hora de abordar nuestra responsabilidad en esta y en todas las guerras que asolan este mundo.
Una se pregunta qué hacer para detener esta matanza. Y la respuesta es nada. Como decía el poeta: ” (…), un hombre solo, una mujer así tomados de uno en uno son como polvo, no son nada, no son nada…”
¿Y colectivamente? La respuesta seguirá siendo nada mientras nos limitemos a condenar la masacre. Los gestos, los actos simbólicos, los discursos, las manifestaciones, las plegarias a la ONU y a la comunidad internacional nunca sirvieron de nada, todo lo más de limpia- conciencias que permiten seguir mirando para otro lado. En definitiva, son otros los que mueren, otras las que quedan destrozadas, las que lo pierden todo. Nos creemos a salvo, pues hasta la fecha las repercusiones para nosotros son puramente económicas. Cada vez más pobres aceptamos pacientemente nuestra condición de masa servil y colaboracionista.
Permitimos que este gobierno de coalición, el más progre de la historia, condene el genocidio mientras participa como miembro de la OTAN en las operaciones que están destrozando la Franja.
Una se pregunta, a la vista de las concesiones que se están dando a los socios catalanes para lograr la investidura de Pedro Sánchez como presidente del próximo gobierno, si a los otros socios no se les ocurre retirarle su apoyo por meternos en una nueva guerra, en la que ellos mismos reconocen que se están pisoteando las más elementales leyes de derecho internacional.
Es curioso constatar el consenso prácticamente unánime de “la izquierda” de este país en la guerra de Ucrania, aprobándose sanciones económicas, restricciones comerciales, medidas diplomáticas… contra Rusia, mientras se aplaude y jalea a un matarife como Zelenski. Dos varas de medir con idéntico resultado: la aniquilación de miles de vidas que cometieron el error de nacer en territorios con importantes recursos naturales que sirven a los intereses económicos y geoestratégicos de los psicópatas que dirigen nuestros destinos.
Una se pregunta por qué dejamos en manos de burócratas sindicales decisiones que solo a nosotros nos conciernen; si trabajamos o dejamos de hacerlo para parar esta sangría. A quién preguntaron durante la pandemia del COVID. La guerra es la peor pandemia que sufre la población, la que causa más muertes, sufrimiento y devastación.
Ya es hora de actuar. No permitamos que nos arrastren al abismo.
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Totalmente de acuerdo con la reflexión, pero ¿Que hacer? necesitamos alternativas!!!!
No hay nada que añadir. Muy acertado.
Ademas, pienso que a pesar de que dentro de poco habrá elecciones en muchos paises, no servira de nada porque las mismas botellas ( en aleman denominacion despreciable para alguien que no rinde bajo ningun contexto) vienen del abastecedor común que sirve todas las bebidas. Quiero decir el complejo financiero- farmaceutico- militar – industrial de la autoproclamada elite estadounidense. A esos les pertenece las grandes agencias de noticias y a traves de ellas dirigen el circo belico. Hay que plantarles resistencia. Saludos de corazón!