Pantuflas
Vaya dos y menudo espectáculo de vasallaje. En la pantalla se podía ver a dos viejos lagartos frente a frente y en pantuflas mentales. Un monarca abotargado y ayuno de luces, aunque listo como un percebe adosado con fuerte pegamento a la roca que le da la vida; o la vidorra, según se mire. Enfrente, un Hermida que pasa por ser un pope del oficio, pero en realidad uno de los mayores bluffs en un país donde no faltan los fiascos encumbrados. En su código curricular se ha apuntado el tanto de la entrevista exclusiva al Borbón. No habrá tomado nota del soberano ridículo, de ninguna manera. Eso no entra en su imaginación deslumbrada por la hojalatería de la corona.
La pregunta que me asalta es si el periodismo convencional español puede caer aún más bajo.