Pedimos a Santos que no nos hunda en la pobreza extrema
Giorgio Trucchi*. LQSomos. Abril 2016
Corteros de caña preocupados por medidas que atentan contra sector azucarero y panelero
Isaac Solís y Juan Bautista Arango trabajan en la empresa agroindustrial vallecaucana Riopaila Castilla S.A., pero son contratados por la filial encargada de las contrataciones Castilla Cosecha S.A., con la cual la seccional Pradera del Sindicato de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro) está negociando un nuevo convenio colectivo.
Isaac tiene 38 años. Los últimos 15 los ha pasado trabajando en el corte de caña de azúcar. Juan Bautista ya tiene 50 años. Mientras habla prefiere quedarse de pie, apoyándose a un bastón que lo acompaña desde que las enfermedades osteomusculares derivadas de más de 30 años de trabajo en las plantaciones de caña, han reducido drásticamente su movilidad.
Ambos están muy preocupados.
“Las políticas de reducción arancelarias que está implementando el gobierno del presidente Juan Manuel Santos ponen en riesgo el futuro de millones de colombianos. Este señor sigue arrodillándose a los norteamericanos y a sus multinacionales”, dijeron a La Rel.
Ataque mortal. Sector azucarero y panelero en peligro
Las fuertes presiones del gobierno norteamericano para que se cumplan las condiciones impuestas por el TLC firmado entre Colombia y EstadosUnidos, ha llevado al gobierno de Santos a promover una reducción sustancial del arancel al azúcar extranjero.
El decreto firmado el pasado 30 de noviembre por el mandatario colombiano establece una reducción del 117 por ciento a un máximo del 70 por ciento.
Las autoridades colombianas pretenden también revisar el Sistema Andino de Franjas de Precios (SAFP) y el Fondo de Estabilización de Precios del Azúcar Nacional (FEPA), dos mecanismos que han permitido a los productores nacionales enfrentar los embates de estos acuerdos comerciales.
Para nadie es un secreto que el principal objetivo del gobierno estadounidense es inundar Colombia con su producción subvencionada de azúcar y de alcohol carburante (etanol).
Las grandes transnacionales norteamericanas que producen, comercializan y usan estas materias primas en su producción, serían las principales beneficiadas por esta medida. Todo esto a costa del futuro de millones de colombianos y colombianas, cuyas vidas dependen de la producción nacional de azúcar y panela.
Concientizando a la población. ¿Paz… sin Pan?
“Quieren acabar con el trabajo de los vallecaucanos y la gente lo sabe. Se está informando y el pueblo está preocupado. Este gobierno dice que está buscando la paz, pero en verdad lo que está haciendo es poniendo las bases para más conflictos”, aseguró Isaac Solís.
“La mayoría de los que trabajamos en Castilla Cosecha no tenemos alternativas, porque en el Valle del Cauca la caña de azúcar es la única fuente de empleo. Hay compañeros que han dedicado toda su vida únicamente a este trabajo. No hay otra opción”, dijo Juan Bautista Arango.
Mientras cortaba caña en 2010, Juan Bautista sintió una picada en la columna. Continuó trabajando hasta el 2011, cuando ya no aguantó más. Le diagnosticaron una lesión grave del manguito rotador, tendinitis aguda y síndrome de túnel carpiano. Fue reubicado, pero con una reducción drástica de su salario.
“¿Qué voy a hacer si cierra el ingenio? No tengo ninguna posibilidad, ni oportunidad de empleo, estoy acabado. ¿Qué hago con mi familia? ¿Adónde vamos a parar?”, se pregunta angustiado el miembro de la comisión negociadora de la seccional Pradera del Sintrainagro.
Para Isaac, estas políticas irresponsables que fomentan la importación de alimentos y deprimen la producción agropecuaria nacional tendrán graves consecuencias sociales.
“Aquí no se trata solamente de perder el trabajo, sino de las consecuencias familiares y sociales que esto genera. Habrá más pobreza, más exclusión, más violencia y más condiciones para que los jóvenes caigan en una espiral delincuencial”, explicó.
Tanto Isaac Solís como Juan Bautista Arango hicieron un llamado al presidente Santos.
“Que lo piense muy bien antes de tomar esta decisión que nos va a hundir en la pobreza extrema. Seguramente no nos vamos a quedar de brazos cruzados”, concluyeron.