Pilar Manjón: “Esta asociación es el vagón de cola de las víctimas”

Pilar Manjón: “Esta asociación es el vagón de cola de las víctimas”

Sigue vistiendo de negro, un negro que para ella simboliza la protesta más que el luto. Nombrar la palabra bomba, o recordar a Daniel, su hijo, hace que se emocione. El llanto le quiebra la voz en varios momentos de la charla. Pero el tiempo, diez años ya, le ha dado seguridad y arrope. Todavía unos pocos, cada vez menos, se empeñan en contarle teorías sobre el 11 de marzo. No saben que para Pilar Manjón la única verdad absoluta es que Daniel ya no está. Anuncia que está lista para dejar la primera línea de la batalla. Opina que diez años son suficientes y prepara su relevo al frente de la asociación mayoritaria de afectados del más mortífero atentado en la historia de España.

– Lleva ya nueve aniversarios. Aniversario… Vaya palabra

Pilar Manjón: A mí no me gusta. Llevamos ya nueve años sin ellos y el 11 de marzo hará diez. La palabra aniversario la utilizamos como si fuéramos de boda, o a un cumpleaños, y no es nada de eso. Pero tampoco he encontrado una palabra alternativa.

El décimo año ¿se presenta diferente?

P.M.: En vosotros, que estáis más ahí, y en poco más. ¡Ah! Bueno, y en que vamos a hacer un acto conjunto. Parece ser, parece ser.

¿Eso es novedad?

P.M.: Estuvimos juntas cuando se inauguró el monumento de Atocha, sentadas en unas sillas azules, porque se inauguraba algo que había costado millones, pero que ni es, ni era, ni será de las víctimas del terrorismo.

¿No consideran las víctimas como suya la cúpula de Atocha?

P.M.: Cuando tú haces algo para las víctimas pero sin las víctimas al final nadie lo ama. En principio la cúpula iba a ir con todos los nombres de los nuestros, para que desde que sale el sol hasta que se mete fuera iluminándolos. Cuando la negra zarpa de la política se metió en estas cosas, pues se pusieron frases insulsas, anodinas. Falta la de ‘tonto el que lo lea’. No tenía ya ningún significado para las víctimas. No nos pasa eso con el monumento del Pozo (en Vallecas), donde la agrupación de mujeres del barrio va con su ‘cristasol’ y su bayeta y deja las litografías tan limpitas. Los vecinos lo han convertido en su plaza pública. Porque lo hicimos entre todos, esa es la diferencia.

La asociación surgió para reivindicar el estatus de víctimas del terrorismo y para reclamar Justicia contra los responsables de los asesinatos.

¿Qué queda por hacer?

P.M.: Buff! El 11 de marzo no es un caso cerrado. Tenemos que seguir buscando Justicia. Hemos tenido el juicio más grande, con sentencias en firme. Pero después está la causa por el que ayudó a huir a los seis fugados a Marruecos, la del bibliotecario… Ahí seguimos con la Justicia. También tengo pendientes querellas por insultos y amenazas…, pero eso ya es personal.

Es cierto. En estos años ha tenido que afrontar insultos y barbaridades, como esos mails aberrantes ¿Sigue recibiendo amenazas? Llegó a tener escolta…

P.M.: Ocho años. A mí se me ha quitado la escolta un viernes por la tarde en cuanto entró este Gobierno. Me llamaron por teléfono y me dijeron que ya no corría peligro. Me dijeron en Interior que ETA ya no mata. Los ojos se me quedaron así (y los abre mucho). Claro, les dije, es que a mí jamás me ha amenazado ETA. Pero habían querido quitar los escoltas del País Vasco y yo entré en la hornada. El tema ahora está regular. Por ponerte un ejemplo, hay una persona en concreto que se sabe nuestros nombres y que el domingo me llamó a casa. Pero lo más gordo es que ha ido a casa de una víctima a explicarle qué pasó el 11 de Marzo. Siempre les da por contarnos la verdad. Ya estoy cansada. Y estas fechas son complicadas, ya debemos estar a puntito de volver a recibir correos con fotos de los cadáveres de El Pozo y así.

¿Qué le pasa por la cabeza cuando ve que vuelven las informaciones sobre la teoría de la conspiración?  Si alguna vez se han ido…

P.M.: Mira, yo ahora estoy muy contenta. Yo creo que este mundo nuestro empieza a ser un poco mejor. Porque cuando alguien que ha estado manteniendo, a capa y espada, la teoría de la conspiración —que no olvidéis que estuvimos cinco días con qué había explotado en los trenes— se va… Pues hay esperanza. Lo que no saben ellos es que a mí, a la larga, me da igual. A mí si hubiera sido ETA me hubieran evitado este calvario. El resultado sería el mismo. Mi hijo no va a volver, el cordón detonante o la Goma 2 le dan igual a mi niño… Y por lo menos, oye, se me trataría como a la madre de Miguel Ángel Blanco, porque a fin de cuentas soy eso. Soy una madre trabajadora que se iba a las 6.30 de la mañana, menos aquel maldito día, por eso me dio tiempo a despedirme de mi hijo, y que tenía dos hijos en la Universidad. Punto. Que me diga alguien si el hecho de pertenecer a Comisiones Obreras me hace diferente. Pero es que yo no nací el 11 de marzo, yo traigo un bagaje.

¿Se siente discriminada?

P.M.: No es que yo me sienta discriminada, es que las víctimas de esta asociación son del vagón de cola, y lo digo así, con toda la mala baba, del vagón de cola. ¿Tú has visto este local? Lo pagamos todos los meses. ¿Por qué no tengo yo derecho a que el Ayuntamiento de Madrid me dé un local? ¿Somos de otro color? ¿Qué somos?

¿Cuál es la situación actual de la asociación a nivel financiación? ¿Siguen sin subvenciones?

P.M.: De la Comunidad recibimos cero, o menos cero. Ellos dirán que han publicado (ayudas), pero en el mes de noviembre. Nosotros, al no ser una entidad capitalizada, los gastos en los que hayamos incurrido los tenemos pagados. No podemos estar esperando y que no saquen las subvenciones y me quede colgada con 30.000 de facturas, por ejemplo. Ya me han hecho un agujero los seis ayuntamientos que cambiaron de signo en las elecciones. 36.000 euros que no han pagado del convenio suscrito por nosotros. ¿A qué voy a concursar en noviembre? ¿A pagar el alquiler de diciembre? Lo hicimos hace dos años. Pedimos 6.000 y nos dieron 3.000. Yo debía 6.000, ¿de qué me sirve?

¿Y en diez años no ha mejorado esa relación?

P.M.: A Esperanza Aguirre la vi una vez. A este señor de ahora (Ignacio González), nunca. Este año decidimos hacer un concierto. En diciembre nos reunimos todas las asociaciones. A mí me parecía que había que dar las gracias de alguna manera a aquellos que ya no están con nosotros y en paralelo a aquellos que aquel día fueron capaces de tirarnos una manta por la ventana para tapar un cadáver o para hacer de camilla improvisada. En principio se dijo que ‘la Comunidad lo ponía todo, todo, todo’. En enero volví a preguntar, oye, ¿está amarrado? Que 14.000 entradas no se venden en dos días.  ‘Todo, todo, que sí, que sí que está hablado con el Presidente’, me dijeron. Me fastidiaba, porque yo de palmero no voy a ningún lado, yo si participo sí voy. Si no, no. Pero ni se me dio la oportunidad, el 16 de enero el todo se convirtió en la nada. Y nosotros, que nos habíamos comprometido con los artistas, decidimos cambiar de ubicación a La Riviera, con 2.000 entradas, y lo hemos organizado solos.

¿Sigue patente la división entre asociaciones de víctimas?

P.M.: Es solo una percepción. No tengo nada en contra de María Ángeles Pedraza. Somos personas educadas. Me llevo bien con Marimar Blanco. Lo que sí que nos separa y nos separará es el que yo no voy a defender jamás la teoría de la conspiración. No voy a buscar la verdad, porque la verdad la sé. Mi hijo no está. Las verdades absolutas son algo de las dictaduras, las que se consiguen en las democracias son los hechos probados de las sentencias. Puedo estar de acuerdo o no, pero es que me la tengo que creer. Soy la primera que dice que en España matar sale muy barato. Ya han salido varios, como los asturianos y el 16 sale Zouhrier.

¿Cómo se siente por esa excarcelación?

P.M.: No siento nada. Bueno, sí, me da trabajo. Me tengo que dirigir al ministro, a la Comisaría de Extranjería, a la  brigada provincial de Cádiz… A todos les mando el auto en el que se me comunica que sale Zouhrier y cuáles son las demandas de esta asociación: un coche en la puerta de la prisión y un viajecito hasta el ferry para ponerlo en Marruecos (la asociación reclama que lo extraditen).

¿Les han garantizado alguna orden de alejamiento?

P.M.:  Hemos pedido orden de alejamiento de todos pero, ¿dónde los van a alejar? Yo ya he dicho al juez que hay víctimas del 11 de marzo en Asturias, que probablemente vayan al mismo centro comercial en el que se compraron las mochilas que asesinaron a sus familiares y probablemente donde siga trabajando Carmen Toro, la misma niña que va a buscar a su hermano a los permisos penitenciarios. ¿Dónde viviría Zouhrier si le sueltan? Yo voy mucho a Cádiz, me muevo por todo Madrid, mi hijo es hijo predilecto de Puerto Real. No me lo quiero encontrar, ni que sea ciudadano nuestro. Esta gente no cambia, y si cambia lo hace hacia la radicalización, lo cual parece que es el caso.

Ha dicho que no quiere venganza respecto a los autores, ¿Qué le queda por conseguir?

P.M.: No quiero vengarme de ellos. No les deseo ningún mal, pero les quiero lejos. Y ¿qué me falta? Que Marruecos, que es tan amigo del reino nuestro, extradite a los seis fugados para que se les juzgue. No entiendo por qué España mando a ‘El Haski’ a Marruecos y nosotros no podemos pedir que los seis huidos puedan subir. Uno de ellos cuenta con una imputación de autoría material. Es el que puso la bomba en el vagón donde mataron a mi hijo. Como tú comprenderás, fíjate lo que me queda (se le quiebra la voz).

¿Quién ha fallado más las víctimas? Y por el contrario, ¿quién les ha apoyado a ustedes más?

P.M.: Nos ha apoyado la ciudadanía de bien, con su abrazo y su duelo social. ¿Y quién nos ha fallado? ¡Bah! ¡Qué más da! Es que prefiero quedarme con los que me han abrazado y me han besado. A los otros sería darles un protagonismo que nunca jamás deberían tener.

Lleva diez años al pie del cañón. ¿No ha sentido la tentación de recuperar el anonimato?

P.M.: Sí. El próximo año habrá elecciones. Yo creo que diez años son suficientes. Yo pretendería que se diera ya el relevo. De hecho, estoy todo el día tirando de equipos, de la gente para que participe, que venga, que haga. Sí, me gustaría el relevo. No voy a abandonar jamás la asociación, nunca. Me costó mucho, no la voy a abandonar. Pero sí el primer frente, que tiene dos vertientes ¿eh? Eres la que te llevas los insultos, las amenazas de cuatro que gritan demasiado, pero también eres el referente, la que se lleva los besos, la que eres reconocida por la calle, la que te dicen ‘¿Me deja usted que le dé un abrazo?’. Esa eres también.

¿Hemos sacado algunas lecciones del 11-M?

P.M.: Positivas, por ejemplo, cómo un país que está de duelo es capaz de volcarse con las víctimas. Diez años después, menos los que nos dijeron barbaridades, los demás siguen subidos en esos trenes. Lo noto en los correos que te dicen te quiero, te admiro, seguid así, valientes. Esa es la gente que no se ha bajado de los trenes. En negativo, que por primera vez la política mete las garras emponzoñando el mundo de las víctimas del terrorismo, porque hay una asociación que no les gusta, Y creo que en negativo, negativísimo, el que no se haya hecho una autocrítica de lo que funcionó de mal el 11 de marzo. Cuando uno no hace autocrítica difícilmente detecta los problemas y difícilmente pone soluciones a posteriori. Y lo mismo ha pasado en el accidente de Spanair, el tren de Galicia… en cualquier gran catástrofe de este país, porque faltó la autocrítica y sigue faltando.

Usted dijo una vez “recordadlos no con imágenes trágicas, sino cuando disfrutaban de la vida”, ¿eso es lo importante?

P.M.: Los ciudadanos que aún piensan con empatía y solidaridad saben que los sueños se rompieron, se rompieron las vidas, los besos…. Pero si, al menos una vez al año, recuerdan que cualquiera pudo haber ido en aquel tren y que aquí estaría sentada otra madre diciendo lo mismo que yo, solamente con ese recuerdo, ellos seguirán vivos.

¿El 11 de marzo le quedará tiempo para su duelo particular?

P.M.:  No, ese día no me da tiempo. Pero yo lo hago todos los días. Mi hijo no se me va de la cabeza, ni un minuto, ni un segundo. Yo soy muy de luz, de velas. De buscar la energía, de mirar mucho a mis queridas estrellitas y de saber que desde algún sitio mi hijo me manda energía. Mi hijo y todas mis estrellitas.

* Publicada en “20 Minutos”

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