Plantas silvestres comestibles en Madrid-Otoño
Todas las frutas y verduras que consumimos, fueron antes plantas silvestres que, tras su domesticación por el ser humano, se han transformado en las variedades cultivables actuales. La naturaleza todavía nos ofrece posibilidades culinarias nuevas y no tan nuevas, pero de mayor contenido nutricional que sus homólogas cultivadas (muchas se consumen como reconstituyentes). En los pueblos de la Comunidad de Madrid aún se recuerda cómo las plantas silvestres han supuesto un aporte alimentario extra en tiempos de escasez. Además, la recolección y el consumo de plantas silvestres es una excelente oportunidad para dar un paseo por el campo y conocer mejor el entorno natural.
La mejor época de recolección es, sin duda, la primavera. Sin embargo, en otoño también es posible encontrar sabrosos bocados campestres, principalmente frutos de especies arbóreas y arbustivas. Algunos se pueden almacenar para consumir a lo largo del año; es el caso del castaño, el avellano y el pino piñonero. Otros se comen crudos en el propio campo, como los hayucos del haya, los frutos del majuelo o espino albar (Crataegus monogyna), la zarzamora, el escaramujo (Rosa sp. pl); cuando mejor están es después de las primeras heladas: al apretarlos sale una crema, dulce como la miel.
También se puede hacer mermelada: se limpian bien los escaramujos de pelo y granos, se machacan hasta convertirlos en pulpa, se añade por lo menos su propio peso en azúcar y se remueve para homogeneizar la pasta, el mostazo (Sorbus aria; árbol de frutos rojos, sólo en el norte de Madrid), el madroño (también se prepara en mermelada) y el endrino (Prunus spinosa).Estas cuatro últimas especies también pueden utilizarse para elaborar licores (con las endrinas se hace pacharán: se llena una botella de litro hasta algo menos de la mitad con endrinas, 3 ó 4 granos de café, 2 canutos de canela, se rellena con anís seco y se deja macerar al menos dos meses).
Como infusión digestiva podemos recoger las hojas y tallos del té moruno (Bidens aurea), secados y picados. Esta planta herbácea crece en sitios húmedos. También podemos utilizar los tallos del hinojo (Foeniculum vulgare) como condimento para aliñar aceitunas: después de desamargar las aceitunas en agua, cambiando ésta varias veces, se echa el hinojo troceado junto con otros condimentos, como ajo, tomillo salsero, laurel, cáscara de limón y sal.
No nos podemos olvidar de las reinas del otoño, las setas. Es imprescindible un buen conocimiento de las distintas especies para evitar intoxicaciones pero algunas son fácilmente distinguibles, como el níscalo, el parasol (Macrolepiota procera; el pie puede alcanzar los 20 cm) y la senderuela (Marasmius oreades; pequeña seta que crece formando los “corros de brujas”).
Por último, debe evitarse la recolección junto a cultivos tratados con productos químicos agrícolas o en zonas muy contaminadas o cercanas a carreteras. ¡Buen provecho!
Fuente: La Garbancita ecológica.
Un nuevo libro muy completo el ebook, epub, recomendado por Ana Alós, Relaciones gastronómicas, en El Mundo: “Manifiesto glotón de las plantas silvestres comestibles. ¡Gratis sabe mejor!” Ha recibido numerosos premios en su versión francesa. Propiedades medicinales, recetas y fichas de identificación con fotografías de las plantas silvestres comestibles.