Primera promoción de banqueros de Dios
Por Arturo del Villar*. LQSomos.
Dado que los catolicorromanos nunca leen la Biblia, ignoran sus preceptos. Por eso pueden llegar hasta el extremo de tener unos banqueros en nombre de Dios, dedicados a facilitar la recogida de dinero en sus templos
En el Palacio Arzobispal de Valencia se ha celebrado la solemne entrega de diplomas a una veintena de personas que han seguido el I Curso de Asesor Financiero para Instituciones Religiosas, impartido por el Banco Sabadell en colaboración con la Universidad Francisco de Vitoria, que expide los títulos académicos. Su propósito consiste en facilitar asesoramiento financiero y formación jurídica, fiscal y tributaria a los diplomados, con el fin de lograr una eficaz gestión de los recursos económicos de la Iglesia. Por eso se los conoce ya como los banqueros de Dios.
Pero este banco tiene problemas. El pasado 28 de octubre de este 2021 César González Bueno, consejero delegado del Banco Sabadell, presentó la cuenta de resultados de la entidad, destacando los costes de reestructuración, por un valor de 331 millones de euros, de los cuales 269 corresponden a los expedientes de regulación de empleo (ERTE), 30 al cierre de 320 oficinas, y 32 a otras medidas de eficiencia. Aseguró que “no está en el horizonte” hacer otra regulación de empleo, y aseguró que las huelgas llevadas a cabo por los trabajadores “no interrumpieron la atención a los clientes”. Por todo ello en estos momentos el Sabadell no parece que deba ser tomado como modelo. Sus dirigentes buscan ayuda en la Iglesia catolicorromana.
La cooperación entre estas dos entidades tan diferentes en su apariencia publica lleva dos años manteniéndose, por medio del sistema DONE de recogida de limosnas en los templos. Su finalidad consiste en que cualquier fiel crédulo pueda hacer donaciones electrónicas a la Iglesia, aunque no lleve dinero en efectivo, para sobornar a algún santo al que solicita la realización de un milagro a su favor. Así empezó a ser el Banco de Dios.
Su publicidad asegura que ofrece una amplia gama de productos y servicios adaptables a la casuística particular de cada institución religiosa. Es un sistema de recogida de donativos tanto en efectivo como por medio de tarjeta o cualquier dispositivo con tecnología contactless.
Existen tres modelos de DONE, de pequeño tamaño, fáciles de instalar en el templo y de utilizar por los fieles crédulos. El DONE Atril acepta limosnas tanto en efectivo como por sistema electrónico y contactless. El DONE Lampadario conecta un sistema de encendido de luz electrónica con el sistema de pago usado por el fiel crédulo, lo que permite el encendido de un número determinado de luces durante un tiempo variable en función de la cuantía de la limosna. El DONE Hucha permite recibir donativos mediante el TPV, que facilita la elección de limosnas entre 2, 5, 10, 19 y 45 euros: cuanto mayor sea el donativo antes se realizará el milagro solicitado, siempre y cuando sea beneficioso para el alma del donante, advierten los curas con objeto de evitar quejas: si el milagro no se realiza, pese a haberlo pagado por anticipado, es porque no le convenía al alma del peticionario.
Además de estas prestaciones tan favorables, la comisión de mantenimiento cobrada por el banco es de solamente siete euros.
Por todo ello el Banco Sabadell tiene bien merecido el título de Banco de Dios. Aunque el hecho de haber convertido los templos en casas de cambio no le gustaba a Jesucristo, hasta el punto de purificar el de Jerusalén expulsando a latigazos a los cambistas, volcando las mesas sobre las que trabajaban y esparciendo las monedas por el suelo, según relatan unánimente los cuatro evangelistas. Resulta muy fácil imaginar lo que haría hoy con los DONE y con sus beneficiarios. ¿Por qué les gustará tanto el dinero a los curas y frailes, en oposición a la doctrina cristiana?
El rechazo de las riquezas fue constante en la predicación de Jesucristo, con tanta insistencia que sería demasiado largo citar sus condenas. Baste recodar su admonición a los discípulos de que “No podéis servir a Dios y a la riquezas”, según consta en el Evangelio según Mateo, 6:24. Dado que los catolicorromanos nunca leen la Biblia, ignoran sus preceptos. Por eso pueden llegar hasta el extremo de tener unos banqueros en nombre de Dios, dedicados a facilitar la recogida de dinero en sus templos.
La verdad es que lo necesitan en abundancia, porque las indemnizaciones pagadas en muchos países a las víctimas de abusos sexuales a menores, han causado la quiebra de numerosas diócesis, especialmente en los Estados Unidos de América, en donde ese delito se halla muy castigado. En parte debido a ese escándalo internacional los fieles han desertado de los templos, y por ello ha disminuido en gran medida la recepción de limosnas. Piensan que con la instalación de las máquinas resolverán el problema.
* Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio
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