El problema no es Cataluña, sino el estado español
Grupo Arenal Uno. LQSomos. Octubre 2017
Ante el encarcelamiento de los presidentes de la ANC Y OMNIUM
El lunes 16 de octubre comenzó con una nueva oferta de diálogo por parte del president Puigdemont al presidente del gobierno español. La respuesta no tardó: o se retracta o las instituciones autonómicas serán intervenidas.
A la misma hora eran convocados por segunda vez los presidentes de las organizaciones ANC y OMNIUM ante la Audiencia Nacional, ese tribunal de excepción, acusados de sedición por convocar una protesta ciudadana y pacífica: la decisión de la jueza (la misma que lleva el caso de los jóvenes de Alsasua que se juegan 50 años de cárcel por una pelea de un bar) fue tajante: A prisión incondicional.
El gobierno español se ha parapetado de tal manera tras las decisiones de los jueces, que el poder judicial ha asumido también las funciones del ejecutivo. Lo penal (politizado) desplaza a lo político.
Y en el vértice del estado, el monarca que quiere ser fiel al juramento que hizo su padre a las leyes fundamentales.
El problema no es Cataluña, ni sus instituciones, ni su pueblo. El problema es el estado español, incapaz de buscar soluciones políticas a un conflicto que el mismo estado creó, y que responde con porrazos y cárcel a las aspiraciones democráticas y pacíficas de un pueblo.
Con las mismas porras y cárcel con que responde a trabajadores y vecin@s que luchan por defender sus derechos en cada vez más lugares.
Unamos fuerzas y abramos la jaula en que nos tienen atrapados, quizás muchos sin ser conscientes de ello, y otros demasiado conscientes pero con miedo a las represalias.
Aunque ya parece que sea imposible, no por ello dejamos de exigir diálogo y negociación, pues es la única manera de superar los conflictos. Pero si los actuales responsables del estado español se niegan a ello, lo que toca es cambiarlos.
¡LIBERTAD PARA JORDI SÁNCHEZ Y JORDI CUIXART!
Y olé. Lo mejor es reflejar mis problemas en los demás y no superar la soberbia del insolidario, escondiendóla bajo la lógica de la prepotencia.