Psiquiátrica penitenciaria: Memoria amiga
Laura González Jodar*. LQSomos. Septiembre 2015
Memoria Practicum. Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del Centro Penitenciario Brians 1
La cuestión de la censura y, por ende, del control social, con las prohibiciones y restricciones que estos mismos conllevan, son asuntos que nos encontramos a la orden del día. No hace falta recordar a personas que, por decir aquello “no permitido”, se encuentran encerrados; todos aquellos que ni el Régimen FIES pudo hacerles mudos.
Los procesos de censura son algo arraigado en nuestra vida como sociedad. Es sabido: no se puede decir lo que no se quiere escuchar. “De lo que no se puede hablar, mejor es callarse”, dijo Wittgenstein.
Por lo que hace a mí, curso el último curso del grado de Educación Social en Barcelona. No, no me encuentro entre rejas, al menos no mi cuerpo. Pero lo cierto es que no son -ni han sido nunca- tiempos de libertad de expresión, tiempos de hablar de lo que te dé la gana sin tapujos. Lo que presento es una memoria, una reflexión, de 395 horas vividas en una institución psiquiátrico-penitenciara catalana que, inicialmente, fue juzgada como drástica, tajante y radical y, seguidamente, censurada y castigada. Aún así, ¿no es la cárcel una institución drástica, tajante y radical? Mi trabajo consistió, francamente, en dar voz a todos aquellos que, aún teniéndola, nadie les escucha.
“Cuando alguien se desajusta de lo dominantemente esperable, obtiene de inmediato una respuesta social sancionadora en sentido negativo. La persona en cuestión obtiene rechazo, desprecio, se le descalifica como persona normal, o, como mínimo, se le califica de persona extraña, de la que ‘no te puedes fiar’”. (Garcia-Borés, 2008:5). A todos esos desajustados de lo dominante, que la falta de libertad -sea física, sea intelectual- no les perturbe sus ilusiones y esperanzas.
Acceso directo a la “Memoria Practicum I”, clic aquí
* Esta es la “Memoria” que hizo una alumna tras sus prácticas en una institución psiquiátrico-carcelaria. No se la admitían, ni quisieron evaluarle inicialmente. Una vez limó el texto quien se lo calificó le otorgó un muy corto e injusto 6´5, así pues a quienes os guste la Educación Social seguir el ejemplo de esta alumna que lo hizo genial.
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