Qatar 2022: el mundial de la vergüenza

Qatar 2022: el mundial de la vergüenza

Por Redacción*. LQSomos.

Uno de los espectáculos deportivos más grandes del mundo tendrá lugar en un país donde los derechos humanos más básicos son negados a la abrumadora mayoría de la población. La monarquía absolutista multimillonaria de Qatar intenta lavar su imagen con el apoyo de la FIFA en un evento marcado desde el principio por sospechas de corrupción

En unas pocas semanas, el mundo mirará hacia Qatar, donde se disputa el Campeonato del Mundo. Es un país con alrededor de tres millones de habitantes y donde solo una décima parte de la población tiene acceso a algunos derechos básicos, como la ciudadanía. No hay partidos, elecciones o protestas y el emir controla los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Los no nacionales constituyen el 95% de la fuerza laboral y la mayoría provino del sur de Asia o África subsahariana en busca de una vida mejor. Terminan en manos de los patrones que tienen todo el poder sobre sus vidas, gracias al sistema de kafala o clientelismo, que impide a los trabajadores cambiar de trabajo o incluso salir del país sin el permiso del patrón. A su vez, este último utiliza el chantaje de denunciar el delito de fuga, en el que el trabajador puede ser condenado a prisión, seguida de deportación.

En el caso de las trabajadoras del hogar, a estos abusos se suman el abuso físico y sexual, atrapadas en una casa con sus documentos y celular confiscados y sin acceso a ningún mecanismo de asistencia o denuncia. La discriminación contra la mujer sigue siendo una de las más graves del mundo y la población LGBTI+ denuncia persecución y palizas por parte de la policía en un país donde las relaciones sexuales fuera del matrimonio están penadas con hasta 10 años de cárcel.

A todas estas quejas diarias en el país anfitrión de su mayor torneo, la FIFA responde preguntando a las selecciones que “no dejen que el fútbol se vea arrastrado a todas las batallas políticas e ideológicas que existen”. Y parece sugerir que más que exigir el respeto a los Derechos Humanos, lo importante es “respetar todas las opiniones y creencias, sin pretender dar lecciones morales al resto del mundo”. En el mensaje enviado por Gianni Infantino, el historial de violaciones de Derechos Humanos por parte del régimen qatarí forma parte de la “diversidad” que hay que respetar, porque “ningún pueblo, cultura o nación es mejor que otro”.

Las presiones fueron muchas, los cambios casi ninguno

En los últimos años, la presión internacional ha obligado al emirato a prometer cambios, que en muchos casos han sido solo cosméticos. Ante los abusos cometidos contra los trabajadores que construyeron la infraestructura necesaria para la realización del evento, obligados a trabajar a temperaturas muy altas y de los cuales murieron más de 6.500, Qatar anunció la apertura de un fondo de compensación para aquellos a quienes se les retuvo el salario, nunca se han pagado. Las indemnizaciones alcanzaron unas pocas decenas de miles y Amnistía Internacional lanzó una campaña para obligar a Qatar, pero también a la FIFA y a los principales patrocinadores de la Copa del Mundo, a abrir un nuevo fondo de indemnizaciones que pudiera llegar a más personas. La propuesta fue rechazada por el gobierno del país y la FIFA tarda en aprobar medidas concretas al respecto.

La concesión de la Copa del Mundo a Qatar ha estado envuelta en polémica desde el principio, en 2010, y ha contribuido al descalabro de los principales responsables de la FIFA en ese momento, Sepp Blatter y Michel Platini. El francés, entonces presidente de la UEFA y candidato a dirigir la FIFA, habrá cambiado su apoyo a la candidatura estadounidense para influir en los miembros del comité a votar por Qatar. El momento del cambio de opinión fue un desayuno en el Eliseu promovido por el entonces presidente Sarkozy con el entonces príncipe y actual emir de Qatar. Prometió reforzar las inversiones en Francia, con la adquisición del Paris St. Germain, el refuerzo del accionariado en el grupo Lagardère y el lanzamiento de un competidor a Canal+ por los derechos televisivos deportivos con el canal BeIN Sports, a cambio del decidido apoyo del país. Qatar ganó, EE.UU. perdió y Platini pronto fue perseguido por la justicia suiza, con el apoyo de las autoridades estadounidenses, por presuntos delitos fiscales de los que recientemente fue absuelto este año, mucho después de haber sido apartado de la corriente principal del negocio del fútbol.

Un hecho que lava la imagen del régimen a cambio de una cuantiosa factura ambiental y económica

Los organizadores presentan la Copa del Mundo como respetuosa con el medio ambiente y la primera en lograr la neutralidad de carbono. Pero un informe de Carbon Market Watch resumido en este dossier concluye que esto se debe a la contabilidad creativa de Qatar y la FIFA. Las emisiones asociadas con la construcción de los estadios se subestiman enormemente y los créditos de carbono prometidos y creados por una organización vinculada al fondo de riqueza soberana de Qatar plantean todas las dudas sobre su independencia e integridad.

Los agujeros financieros de las ediciones anteriores sirven de lección a los posibles candidatos y los interesados ahora son países que no se preocupan por los gastos para ejercer el “soft power” en la arena política mundial que conlleva este tipo de eventos, con la esperanza de ganar prestigio y en la forma de lavar la imagen de su régimen.

¿Boicotear? Solo si vas a las pantallas…

Con los equipos saliendo al campo sin signos de protesta, hasta donde sabemos, el uniforme de Dinamarca se atenuará y los capitanes de ocho equipos llevarán brazaletes de arcoíris, la única forma de poner de relieve los horrores a los que se somete al migrante, la población de Qatar será a través de los periodistas que entrarán cada día en nuestras casas a través de las pantallas para hablar de lo que allí ven. Pero incluso esta tarea será difícil, ya que el Gobierno obliga a los canales de televisión a firmar un compromiso eso les impide filmar personas en interiores como casas o cerca de edificios públicos, religiosos y muchos otros. Qatar espera que la autocensura practicada en la prensa local también sea adoptada por los periodistas extranjeros, bajo pena de ser arrestados como los periodistas británicos y noruegos que investigan los abusos contra los trabajadores de la construcción. Veremos si la prensa internacional está a la altura.

* Publicado en Ezqueda.net. Traducido para LoQueSomos por Mónica Oporto

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