Razonamientos de Adunia
Buscando los padres
Los padres de la democracia son los que están en las cunetas.(Bonifacio Sánchez, en el mismo programa)
Probablemente, si no hubiesen estado en las cunetas y además de padres hubiesen sido hacedores, los resultados habrían sido mejores. Lástima.
Fuerza y voluntad
Todos los sometidos, contados individualmente, lo son por la fuerza; contados como lo que son, un gran colectivo, lo son voluntariamente, pues nada hay más fuerte que tal multitud unida con la voluntad de dejar de estar sometidos.
Pero, en su mayoría, prefieren situarse individualmente al lado de quienes les someten que hacer algo por terminar con su sometimiento. Así, ni siquiera se sienten sometidos, con lo que la dominación se transforma en una gran obra maestra social de la que son autores los dominadores. Embelesado estoy en su contemplación. Y me digo cada mañana: increíble pero cierto.
Los viejos dioses
Escribe Bernardo Atxaga en “El hijo del acordeonista”: También los viejos dioses duermen
También, cierto, y a veces, inopinadamente, despiertan en el punto y momento en que quedaron dormidos, como si el tiempo hubiese permanecido congelado en el corazón de sus creyentes.
Pero, sobre todo, también los viejos dioses mueren: de eternidad, del aburrimiento subsiguiente, de inexistencia pertinaz.
Programas electorales y cuentos de miedo
Si crees en los programas electorales, tu relación con los políticos empieza a ser irracional; de una irracionalidad rayana en la superstición. Si en base a tal creencia, votas, la superstición ha pasado a dominar una parte importante de tu vida. Y la sanidad, ya sea pública o privada, no tiene remedio para el caso. Es como los cuentos de miedo de fantasmas y aparecidos. Empiezan a ser divertidos de leer cuando ya no crees en los fantasmas ni en los aparecidos. Tal los programas electorales. Cuando ya no crees en ellos, empiezan a ser divertidos, una bufonada estupenda.