Rosetta… Y la mujer creó el Rock ‘n’ Roll
Mariano Muniesa*. LQS. Marzo 2021
Tocar música gospel junto a exponentes del jazz y el blues en clubes nocturnos irreligiosos era algo inaudito, más allá de lo “escandaloso” que resultaba a determinadas mentalidades que una mujer tocase la guitarra en esa clase de entorno
Sister Rosetta Tharpe tuvo una influencia y relevancia en la historia del rock y del blues absolutamente determinante
Una mujer poco conocida, pero cuya influencia y relevancia en la historia del rock y del blues fue absolutamente determinante: Sister Rosetta Tharpe, mujer negra racializada en la América blanca de la primera mitad del siglo XX, de la que se confesaron alumnos y admiradores desde Chuck Berry a Keith Richards, pasando por Jeff Beck o Eric Clapton.
Se dijo en la revista Rolling Stone en Estados Unidos en 2017, con motivo de su entrada en el Rock´n´Roll Hall Of Fame: “Critiquemos hasta la saciedad todos los grandes nombres de la historia que el Rock’n’Roll Hall Of Fame ha pasado por alto hasta la fecha, pero seamos conscientes de lo siguiente: ningún artista ha tardado más en ser reconocida en esta institución que Sister Rosetta Tharpe. Una mujer negra de Arkansas que tocaba la guitarra eléctrica, alababa tanto a Dios como a los placeres seculares, rompía los tabúes racistas al viajar con cantantes blancos y que fue la primera superestrella del góspel antes de ser la mayor inspiración para el rock´n´roll”.
El primer éxito notable de Tharpe de hecho, fue el espiritual transformado “Rock Me”, grabado con su estilo desgarrado y gruñidos sexys en 1938, cuando Elvis Presley aún era un niño pequeño. Tharpe más tarde contrataría a los Jordanaires para que fueran su banda, años antes de que comenzaran a trabajar para Presley, quien era su fan incondicional. “Elvis amaba a la hermana Rosetta”, recordó Gordon Stoker de los Jordanaires, especialmente su increíble estilo como guitarrista.
Nacida como Rosetta Nubin en Cotton Plant, Arkansas en 1915, la joven niña prodigio ya cantaba música gospel con su madre en iglesias desde los seis años, cuando las dos se mudaron al norte, a Chicago. El estilo tanto como guitarrista como de vocalista de Sister Rosette Tharpe se desarrolló añadiendo elementos tanto rurales como urbanos, lo que le dio un gran atractivo merced a la originalidad de su propuesta. En su adolescencia, se casó con un predicador, al que pronto abandonó para marcharse a Nueva York a los veinte años.
Arriesgó, pero acertó. Después de años trabajando en el norte con una leyenda del swing como Lucky Millinder, viajó por el sur con los iconos del gospel, los Dixie Hummingbirds y hacia fines de 1938, Rosetta apareció con la estrella del jazz Cab Calloway en el Cotton Club de Harlem y en el concierto “Spirituals to Swing” en el Carnegie Hall. Estas actuaciones ayudaron a llevarla a una audiencia mucho más amplia, pero con eso, la desaprobación y la animadversión hacia ella también se generalizó en determinados sectores. Tocar música gospel junto a exponentes del jazz y el blues en clubes nocturnos irreligiosos era algo inaudito, más allá de lo “escandaloso” que resultaba a determinadas mentalidades que una mujer tocase la guitarra en esa clase de entorno.
A pesar de esto, Rosetta continuó tocando y grabando durante la Segunda Guerra Mundial y en 1944 registró “Strange Things Happening Every Day” con el pianista de boogie-woogie Sammy Price, consolidando con ello su reputación como una guitarrista revolucionaria, de unas facultades extraordinarias y logrando, merced a ello, que esta pieza fuera la primera grabación de gospel en estar entre los diez primeros del Harlem Hit Parade de Billboard (que más tarde se convirtió en la lista de R&B) y algunos incluso lo consideran el primer disco de rock ‘n’ roll.
Un año después, conoció a la cantante Marie Knight. La pareja grabó “Up Above My Head” y se dispuso a hacer una gira como un equipo autónomo: Knight cantó y tocó el piano; Tharpe cantó y tocó la guitarra y el piano. Se convirtieron en amantes, un “secreto a voces”, según la historiadora Gayle Wald, autora de la afamada biografía “Shout, Sister, Shout!”, aunque su relación finalmente se rompió, y en 1951, más de dos décadas antes de que Sly Stone pensara casarse en el Madison Square Garden, Sister Rosetta Tharpe se casó con su tercer marido en el estadio Griffith de Washington,DC. El concierto y el truco promocional atrajeron a 25.000 espectadores rendidos al genio y al talento de la hermana Rosetta.
“Sister Rosetta Tharpe era cualquier cosa menos ordinaria o vulgar”, dijo Bob Dylan en su programa ‘Theme Time Radio Hour’. “Era una mujer grande, guapa y divina, sublime y espléndida. Era una fuerza poderosa de la naturaleza”. Más recientemente, la considerada por muchos especialistas como la reina del country, Miranda Lambert, ha abierto muchos de sus shows con un clásico de Tharpe como “Up Above My Head”.
No obstante, su estrella empezó a declinar durante la siguiente década. En 1964, cuando el resurgimiento del folk estaba en auge, fue contratada para la gira Folk Blues and Gospel Caravan en Inglaterra, y tocó en un famoso concierto en una estación de ferrocarril abandonada que se transmitía a todo el país por la Granada TV. Era un día frío y lluvioso, pero Tharpe se bajó de un carruaje tirado por caballos como la realeza, cruzó la plataforma mojada, tomó su guitarra eléctrica, la enchufó y tocó “Didn’t It Rain”, sin miedo a que la humedad ambiental y/o la lluvia le provocasen una descarga eléctrica. “Estoy seguro de que hay muchos jóvenes ingleses que cogieron por primera vez una guitarra eléctrica después de verla”, dijo Dylan.
En 1970, Rosetta tuvo que interrumpir una gira europea con Muddy Waters y regresar a los Estados Unidos debido a problemas de salud. Sufrió un derrame cerebral y debido a complicaciones derivadas de la diabetes que padecía, tuvieron que amputarle una pierna. Sin embargo, a pesar de problemas de salud tan graves, continuó trabajando y actuando con regularidad. En octubre de 1973, justo antes de una sesión de grabación programada, Rosetta sufrió un segundo derrame cerebral y murió pocos días después. Tenía solo 58 años.
Aunque su trabajo ha sido olvidado en gran medida, puede y debe ser descubierto y valorado como se merece. Más todavía en días como estos, en los que frente a actitudes y mentalidades caducas, el empoderamiento de las mujeres vuelve a estar en el primer plano de la actualidad y de la agenda social. También en la música.
Más artículos del autor
– * LoQueSomos en Red
Síguenos en redes sociales... Facebook: LoQueSomos Twitter@LQSomos Telegram: LoQueSomosWeb Instagram: LoQueSomos