Sanidad: con Europa no hay futuro
Realmente la sanidad en este país no es pública.
Para que un sistema de protección social o servicio comunitario lo sea, ha de contar como premisa indispensable con la participación de las y los usuarios en su gestión y control; esto es, la participación y control de los ciudadanos, quienes en primera y última instancia financiamos la sanidad. Así que, para ser rigurosas, habríamos de hablar de sanidad estatal.
En esta jornada de participación colectiva sobre nuestro “desfuturo” en Europa sería interesante dar unas pinceladas sobre los diferentes, y tan parecidos a la vez, escenarios de nuestro entorno y poder ver en ellos el reflejo de una realidad que se nos avecina…
A finales de 2012 tuvo lugar en Nanterre un encuentro entre diferentes plataformas anti privatización de la sanidad de diversos países, que apelaron a las concentraciones y movilizaciones llevadas a cabo entre el 1 y el 6 de Octubre, en rechazo de la gran regresión provocada por las llamadas “medidas de austeridad”.
Comentamos los casos que más nos alertaron y llamaron la atención, y la situación actual de algunos de ellos:
Polonia: Las compañeras enfermeras explicaron su precaria realidad profesional. Trabajaban bajo la condición de autónomas (pagando su propio seguro). Es la figura de la llamada “enfermera independiente”, que llega a trabajar entre 250 y 300 horas al mes (el doble que un enfermero/a del estado español) con el consiguiente peligro para la vida de los pacientes.
Se cierran hospitales comarcales, se suprimen servicios y se concentran otros dejando a pacientes sin atención en cientos de kilómetros a la vez que se introducen nuevos copagos y tasas.
Ante esta realidad y la de la gran desmovilización social existente en el país, estas/os profesionales decidieron unirse al sector de mineros para reivindicar derechos colectivos básicos unificando esfuerzos por una lucha en común: la de los derechos sociales, laborales y universales.
Irlanda:Los enfermos sin tarjeta sanitaria que han de ser ingresados en un hospital público no tienen opción de aplazar el pago de su tratamiento, aunque les suponga 75 euros por noche. Los costes ambulatorios para los enfermos de cáncer sometidos a quimioterapia representan una cruz financiera que tienen que soportar.
Dos años después de la entrada del nuevo gobierno, la situación persiste. En 2011 un ciudadano con tarjeta sanitaria aquejado por una serie de dolencias que requiriesen tratamiento a base de medicamentos abonaba un máximo de 10 euros al mes en concepto de tasas sobre las recetas. Ahora ese importe ha aumentado a 25 euros al mes.
En Octubre de 2012 se impuso una tarifa de 75 euros al día para pacientes que acudían a hospitales públicos a fin de recibir tratamiento contra el cáncer.
Pero la herida financiera más grave ha sido la asestada por la decisión de dificultar el acceso a la tarjeta sanitaria a todos los grupos de edad, especialmente a los mayores de 70 años. Estos reciben una carta que les informa de que han perdido el derecho a la tarjeta sanitaria. El coste de su asistencia/aseguramiento (el nuevo concepto también en nuestro país) es de 2.500 euros.
Grecia:Tal vez el caso más sangrante. Hace unos meses se aprobó la disolución del sistema público de atención primaria, hubo miles de despedidos y, como consecuencia, se convocó una huelga general indefinida.
El sistema de salud pública en Grecia, el llamado EOPYY, se transforma en el llamado PEDY, “primera red nacional de salud”, que es el paso definitivo hacia la privatización de la atención primaria.
El proyecto de ley que aprobó la privatización dará lugar a la “disponibilidad laboral” de unos 8.500 trabajadores de EOPYY (anterior sistema publico de atención primaria), unos 5.000 facultativos serán incluidos en el apartado de “reserva laboral” exigido por la Troika y la mayoría de las policlínicas del SNS están en peligro de ser cerradas.
La “reserva laboral” es una suspensión temporal en la que los trabajadores cobran el 75% de su sueldo durante unos meses, hasta que son recolocados (la mayoría con otros contratos y condiciones laborales) o despedidos definitivamente.
El gobierno tiene con la Troika el compromiso de pasar este año 12.500 funcionarios a disponibilidad laboral a la espera de ser contratados, y de despedir a otros 11.000. Desde 2012 la fórmula legal que ha empleado el gobierno griego para cumplir con los despidos masivos ha sido la de desmantelar organismos enteros, así lo hicieron con la radio o la policía municipal. Además suprimen 50 enseñanzas profesionales o cierran hospitales o escuelas.
Uno de los últimos titulares de estos días (mayo 2014):“Un hospital público griego se niega a operar a un parado ya sedado e intubado por no tener seguro”.
Tasos Vijas, médico de una clínica social, proyecto de 300 médicos voluntarios que es una de las poquísimas posibilidades que tienen los ciudadanos griegos de acceder a la atención sanitaria, denunció (1) este caso al conocer la noticia y lo comunicó a la prensa. El revuelo causado hizo que al día siguiente el paciente en cuestión fuera llamado de nuevo a ingresar por el mismo hospital.
En Grecia la mortalidad infantil ha subido a un 43%, las depresiones severas se han multiplicado por 2,5, los casos de tuberculosis entre los drogodependientes se han multiplicado por 10 y los suicidios han crecido un 45%.
De una población de 11.000.000 de personas, 800.000 no tienen ningún tipo de seguro médico ya que han agotado el paro y las prestaciones. Son el 30%, y muchos más no pueden asumir el copago de las visitas y los medicamentos. Hay diabéticos sin acceso a la insulina que infartan, asegura el Dr. Tasos Vijas.
En nuestro país vamos en esa dirección. No nos engañemos, la privatización de hospitales y centros sanitarios es un hecho.
– Se vincula la atención al aseguramiento y el pago de tasas y medicamentos está impidiendo el acceso a la cobertura sanitaria pública.
– La exclusión de grandes colectivos, los de las rentas más bajas: inmigrantes, parados, mayores de 16 años, está suponiendo un auténtico apartheid sanitario y social.
– Hay personas que no pueden pagarse la medicación, otras que mueren en salas de espera con la colaboración necesaria del personal sanitario que todavía no desobedece decretos y leyes como el 16/2012.
– El hacinamiento en las salas de espera o la condena a muerte para los pacientes oncológicos cuyo tratamiento (en el caso del País Valenciano) se niega a costear la Conselleria con un dinero que no es privado, sino de todos nosotros, dibuja un escenario que evoca al de la Alemania nazi cuando en los campos debían servirse de personas con discapacidad emocional para conducir a los presos a las cámaras o gasearlos directamente, y de la gran industria farmacéutica como Bayer (acusada también en los juicios de Nuremberg por fabricar los gases asesinos).
Sólo nos falta un golpe de efecto final, el del TTIP, Tratado de Libre Comercio EE.UU.-Europa (2). Muy resumidamente:
– La apertura de la contratación pública de servicios de salud a la competencia extranjera. Esto permitirá el acceso de las corporaciones a todo el mercado y garantizará que se les ofrece a las extranjeras el mismo trato que a las nacionales. Ni unas ni otras.
– Los derechos de propiedad intelectual, que alargan la vida de las patentes, harán imposible la adquisición de las medicinas a un precio razonable ya que impedirán la entrada de medicamentos genéricos en los mercados y reducirán la competencia para producir medicinas más baratas y efectivas.
– En la UE existe un “principio de precaución” que exige hacer pruebas científicas de los productos antes de ser comercializados, y una ley REACH que permite a la Agencia Europea de Químicos poner restricciones al uso y manejo de estos productos. Sin embargo, en EE.UU. estas leyes prácticamente no existen. Así, 30.000 productos químicos asociados a cáncer mamario y testicular, infertilidad, diabetes, obesidad, etc. aún se comercializan en EE.UU. Este acuerdo degradaría la regulación europea para abrir camino al flujo de químicos potencialmente peligrosos.
– La gran industria farmacéutica podrá arrogarse el papel de demandante contra cualquier estado que obstaculice sus intereses; las grandes corporaciones farmacéuticas tendrán definitivamente el poder absoluto, otorgado por este tipo de acuerdos internacionales.
Estos son los planes de la Europa de las grandes corporaciones, la que condena a la miseria y la muerte a miles de personas de una forma larvada y silenciosa.
Así que me remito a la pequeña frase de los zapatistas: “¿y tú que piensas a hacer?”.
Nota:
1.- Un hospital público de Atenas se niega a operar a un desempleado
2.-Tratado de libre comercio contra la salud
* Miembro de CAS-PV. Texto articulado con los esbozos de una pequeña charla.