¡Sanidad Pública! Madrid se rebela
Madrid se rebela
Por Agencia Mp3. LQSomos.
Las vecinas y vecinos de la comunidad de Madrid han tomado literalmente la capital para defender la sanidad pública y gritar “¡Ayuso dimisión!”. El nivel de indignación ante el desmantelamiento de la sanidad pública ya era grande, pero se ha disparado en los últimos tiempos. Desde la pandemia (y antes) no han dejado de celebrarse manifestaciones y concentraciones cotidianas ante los centros de salud o las urgencias de barrio, pero lo de hoy ha sido una jornada memorable.
Cerca de 700.000 personas han tomado el centro de Madrid, partiendo de cuatro columnas desde los cuatro puntos cardinales. En Cibeles no cabía un alfiler, una riada humana inundaba la calle desde Atocha a Colón, desde Retiro a Sol.
Madrid se levanta por una Sanidad Pública y por el resto de servicios públicos
“Basta ya de tanta precariedad. La sanidad no se vende, la sanidad se defiende”, se oía desde la megafonía instalada en La Cibeles.
Bajo el lema “Madrid se levanta por la Sanidad Pública. Contra el Plan de Destrucción de la Atención Primaria”, miles de personas, familias, personal sanitario y todo tipo de organizaciones han unido sus voces en una protesta de carácter puramente ciudadano, en defensa de un “bien común” como la sanidad.
Entre la asistencia, una gran cantidad de profesionales de la sanidad que han alzado su voz en contra de la situación que padece la primera línea asistencial.
Esta gran movilización es el fruto de las protestas que se llevan realizando por barrios y pueblos de la Comunidad de Madrid, y que han tenido como respuesta la indiferencia y el desprecio del gobierno regional. La gestión actual de Ayuso seguramente es la que más ha acelerado el proceso de destrucción, pero la privatización y el ataque contra la sanidad madrileña viene desde 1995.
Retomando el ánimo de las “mareas blancas” contra la privatización de la sanidad en 2012 que acabaron con la dimisión de Javier Fernández-Lasquetty como consejero entonces de Sanidad, las “batas blancas” de las y los profesionales sanitarios han cobrado gran protagonismo con lemas y consignas sobre el modelo de atención de la urgencia extrahospitalaria, en un contexto de varias huelgas convocadas por médicos y personal afectado por la reorganización. Al respecto, se han proclamado cánticos “menos banderas, más enfermeras”; “manos arriba, esto es un atraco” o “luego diréis que somos cinco o seis”. Una multitud de personas agitaban al aire pañuelos blancos.
En un escenario ubicado en Cibeles, la organización del evento ha leído un manifiesto para denunciar “el plan de destrucción de la Atención Primaria” impuesto por el Ejecutivo regional y reclamando que se blinde la Sanidad Pública y se revierta el modelo privatizador en la región.
Posteriormente, se ha realizado un minuto de silencio en memoria de las personas fallecidas en la pandemia al aprobar la Comunidad de Madrid “los procedimientos de muerte que impedían llevar a los residentes de residencias a un hospital público”, según la organización. En este caso, se ha elevado el tono para afirmar que “no son muertes, son asesinatos”. Cumplido el minuto un estruendoso aplauso y el agitar de pañuelos blancos sonaba a lo largo y ancho de La Cibeles y aledaños.
Palabras con mucha emoción y con rabia contenida de las diversas portavoces que han tomado la palabra, voces del medio rural, de hospitales, de centros de salud de barrio, de salud mental, crónicos del covid-19… “Queremos dejar a nuestros hijos y nietos el más valioso de los legados, que nosotros hemos recibido gracias al esfuerzo de nuestros padres y mayores. Porque hoy, aquí, no solo estamos defendiendo el derecho a la Sanidad Pública, sino también el derecho a una sociedad más justa y democrática”.
El acto finalizaba pasada las 14.30 horas con la actuación de La Solfónica, un grupo de activistas musicales formado en 2011 en el marco de las protestas del movimiento 15M.
Es una movilización histórica, ¡hay que seguir! La lucha es el único camino.
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Desde luego, para los tiempos que corren todo un éxito por la masiva concurrencia, pero adviértase la ausencia de ciertos enunciados y, por supuesto, la ausencia de “rojas” y “tricolores , quizás para que la manida “transversalidad” por encima de las clases no “asuste” a eso que algunos llaman “la gente”. Y cuando hablo de enunciados, me referiré a uno suficientemente significativo: la explícita exigencia de la derogación de la, de facto, innombrable Ley 15/1997, aprobada por los, quizás, principales impulsores y capitalizadores de la movilización del domingo, personajes y siglas que quizás haga falta recordar y que están en los archivos y hemerotecas.
Al menos algunos, tal vez afectados por el cálido sol otoñal, recordamos las ya lejanas manifestaciones del ¡No a la guerra! en las que tampoco aparecían referencias a la OTAN y en las que creo fuimos utilizados como generosa masa de maniobra por el centenario partido que se dice socialista y obrero. Quizás me esté pasando pero por favor, entre amigos, pensémoslo por si acaso.
Tras la manifestación, el consejero de sanidad de Madrid insistía en que era un asunto político.
El morro que gasta es morrocotudo, porque más bien se trata de una estafa, en la que a él se le paga como político y no cumple.
Como Ayuso, deben ser de la misma hornada franquista, denigran la política como si fuese una forma de delincuencia, pero ellos el dinero que cobran como políticos no lo devuelven. Vaya morrazo que gastan.