Se ríen borbónicamente de nosotros
Y con razón. Vive toda la familia gratis total en España, viaja constantemente con gastos pagados a realizar sus cacerías de todo tipo, domina con real absolutismo el reino, y lo demuestra realizando chanchullos económicos variados, la Justicia está completamente ciega cuando se trata de ellos, les costeamos las casas, los sirvientes, los elegantes trajes que lucen, los automóviles y las motocicletas de gran cilindrada, los yates, los rifles de caza, las amantes, los caprichos, y todo lo demás que se les ocurre desear, en un reino con seis millones de parados, un déficit público estratosférico, unas autonomías endeudadas hasta el infinito, una sanidad pública desahuciada, una banca quebrada, una enseñanza pública tercermundista, un comercio arruinado, unas industrias en suspensión de pagos, un descrédito internacional humillante, unas calles repletas de mendigos, una emigración permanente, y una desesperación resignada, porque no queda un resquicio para esperar que se solucionen los problemas generalizados que nos asfixian económica, social y políticamente a los vasallos, con las únicas excepciones de los clérigos y los jugadores de fútbol, que siguen amontonando los millones.
Pues ellos se ríen, y hacen muy bien. A ellos no les afecta la situación catastrófica del reino, viven más allá del bien y del mal, comen opíparamente todos los días, no necesitan hacer cola en las oficinas del paro, ni deambular por las oficinas de empleo, ni sentarse en una esquina a pedir limosna. Son los amos del reino porque sí, porque lo decidió un exgeneral rebelde y genocida después de organizar una guerra que causó la muerte de un millón de españoles, el exilio de medio millón, y el encarcelamiento de los que no pudieron escapar.
La monarquía borbónica ha resultado nefasta para los españoles. Comenzó en 1700 con una guerra llamada de sucesión que duró trece años y dejó esquilmado al país, además de hacerle perder muchas de sus posesiones y el carácter de gran potencia mundial. Continuó en el siglo XIX con las guerras civiles provocadas por las dos ramas que se disputaban el trono. Impulsó guerras coloniales para defender los intereses de las empresas dominadas por el rey de turno. Carece de legitimidad histórica, puesto que la Gloriosa Revolución de 1868 expulsó a la dinastía, restaurada después en 1874 por el golpe de Estado de un militar traidor contra la legítima I República, llamada por eso monarquía de Sagunto, y en 1975 por la decisión de otro militar traidor y genocida sublevado contra la legítima II República, que instauró la monarquía del 18 de julio.
Es imposible calcular el número de militares y civiles muertos por real orden borbónica. El pueblo español les ha demostrado reiteradamente su desprecio, pero ellos se ríen tranquilamente de la opinión de sus vasallos. A la actual familia denominada real, aunque es la más irreal de todas, se le ha prohibido la entrada en varias localidades y universidades. Cuando alguno de sus miembros aparece en público es pitado estentóreamente, sin que los aplausos de los mendigos pagados por la policía secreta para jalearlos sean capaces de taparlos.
Pero ellos se ríen de todo y de todos. Y hacen muy bien, mientras puedan hacerlo. Hasta que un día se unan todos los partidos y grupos republicanos en el gran partido único que gane las elecciones, y la Niña Bonita deje de ser la Bella Durmiente de un sueño compartido por los republicanos atomizados.