Entrevista al portavoz de Batec. “Si queremos un cambio, necesitamos movilización y desobediencia civil no violenta”
Entrevista al portavoz de Batec
Por Bernat Herrandiz Serentill*. VillaWeb.
Traducido por Leticia Palacios. LQSomos.
Entrevista al portavoz de Batec, Oriol Sales, un nuevo movimiento que exige revertir los incumplimientos en los trenes de cercanías de Catalunya y propone una huelga de pagos a partir del 11 de mayo
Los anuncios de averías, incidentes causados por la lluvia o problemas de ocupación en los trenes de cercanías ya no sorprenden a los viajeros habituales, que se ven obligados a llegar tarde o a alargar más de la cuenta la vuelta a casa. Unos inconvenientes que tienen una causa muy concreta y que se iban a acabar, según las promesas del gobierno español de turno, pero que hace años que persisten sin remedio. Para romper con esta inercia y presionar para que haya cambios, unos jóvenes, bajo el nombre de Batec, se presentaron el miércoles en Barcelona, abrieron las puertas de las estaciones de cercanías y propusieron una huelga de pagos a partir del 11 de mayo. Entrevistamos al portavoz del movimiento, Oriol Sales, que nos cuenta la apuesta que han hecho por la desobediencia civil ante la inacción del gobierno español y dice que la huelga de tranvías de 1957 y las protestas sociales de Chile son sus referentes históricos.
-¿De dónde nace Batec?
-De la experiencia compartida de un grupo de jóvenes de toda Catalunya que nos hemos ido encontrando a lo largo de los años: nos conocemos de los caus y esplais, del mundo casteller, de parar deshaucios, de las asambleas de la facultad y de Universitats per la República, de defender juntos las escuelas durante el referéndum del 1 de octubre… Somos gente de diferentes lugares dispuesta a movilizarse, gracias a la cual puede surgir esta iniciativa.
-¿Hay alguna entidad o asociación detrás?
-No, orgánicamente no. Evidentemente, entre toda la gente que puede apoyar al movimiento -no somos una organización-, puede haber quienes militen, participen o sean simpatizantes de otras asociaciones. Pero no hay ninguna organización, partido o juventud de ningún partido político detrás.
-¿Qué alcance geográfico tiene la reivindicación?
-La movilización es en el ámbito de Catalunya. Ahora bien, los problemas concretos de Renfe se dan en todo el territorio de los Països Catalans. En la conferencia de prensa, hablábamos de un 24% de inversión en Catalunya, pero si hablamos del País Valencià las cifras son mucho peores.
-¿Como cuáles?
-Hablamos de que entre 2010 y 2020 se ejecuta menos de un 0,01% de la cifra presupuestada en inversiones y de situaciones surrealistas como que hoy por hoy no puedes ir en un tren de cercanías de Alacant a València o que las locomotoras con las que operan en Alacant son las mismas de hace 40 años. Y si hablamos de Balears… Directamente no hay Renfe. Batec decide estructurar la reivindicación en Catalunya porque ya cuenta con una red organizada, pero es extrapolable a todo el pais. El abandono de Catalunya en temas de inversión también lo sufre el resto de los Països Catalans.
-Mucha gente que vive fuera de Barcelona tiene mucho más difícil llegar en transporte público que en coche. ¿Este déficit de infraestructuras perjudica a la gente que tiene menos recursos y no puede permitirse venir en vehículo privado?
-Esa es la cuestión. Batec decide presentarse porque los perjuicios en temas de transporte público tienen unos efectos muy concretos en nuestras vidas. La gente de Lleida, si no quiere tardar cuatro horas para ir a Barcelona, tiene que pagar un AVE, que cuesta de 30 a 50 euros solo la ida. Y esto se intensifica cuando tienen desplazarse para ir al trabajo.
-Una incidencia te puede cambiar el día…
-Totalmente. Las averías constantes, los retrasos y las afectaciones son una traba directa a la conciliación de la vida personal con la laboral, estudiantil o de ocio. Y con el añadido de la cuestión ambiental, que no deja de ser otra cara de la misma moneda. Con los precios de la gasolina ya no hay opción: no puedo pagar lo que cuesta llenar el depósito y, si pago el billete de Renfe, llegaré tarde a trabajar. Nos ponen en una situación muy perjudicial y muchas veces no nos damos cuenta, pero dependemos mucho.
-Dice que las inversiones hace muchos años que no llegan, ¿por qué comienzan ahora la campaña?
-Se juntan dos factores. El primero es que hemos estado dos años con una pandemia en la que el movimiento juvenil y la desobediencia pacífica del país han estado en reposo. Ahora llega un momento en el que se ve que hay que volver a salir a la calle porque vulneran nuestros derechos. Y uno de estos derechos es el de la movilidad, moverse en transporte público de calidad.
-¿Y el otro factor?
-Que las promesas aún no se han cumplido y llega “el gobierno más progresista” y tampoco. Nos venderán que es el año en el que se están haciendo más inversiones en infraestructuras, pero también es el año en el que más se han presupuestado y la tendencia se ha mantenido. No cumplen las promesas electorales ni la agenda 2030. No se soluciona.
-Justamente hace diez años, el “No quiero pagar” fue un éxito a pesar de las multas a las que se arriesgaba la gente. ¿Cree que lo podrán repetir?
-Creo que sí. Toda acción de desobediencia comporta un peligro individual, pero si la acción es multitudinaria se relativiza. No le pediremos a nadie que haga un esfuerzo que no pueda asumir. Ahora bien, le diremos a todo el mundo que si bien no todas las acciones de desobediencia originan cambios, todos los cambios están precedidos por acciones de desobediencia. Un ejemplo claro es la huelga de los tranvías de 1957 en Barcelona, que se hizo contra el aumento del precio del billete y las condiciones de vida de la población e hizo caer al alcalde de la ciudad. Y en Chile, hace poco, también: empezaron no pagando los billetes de tren y han comenzado un proceso constituyente y un cambio presidencial. La gente que apoya a Batec ha decidido asumir los costes individuales, porque si tienen que poner mil multas, no lo podrán hacer y, además, tenemos unas condiciones de vida mucho peores que las multas administrativas que nos puedan poner.
-¿Hay alguna caja de resistencia para pagar las multas de la gente que siga el movimiento?
-Hoy por hoy, no. Aún no nos hemos planteado que pueda haberla en algún momento, acabamos de presentarnos públicamente. Proponemos a la gente que haga la huelga de pagos y será la gente la que decidirá si la hace y cuándo la acabará. Nosotros señalamos un problema y decimos “ya basta”. Si la gente se suma será más grande y mucho mejor.
-De hecho, Renfe ya ha anunciado que les denunciará por la acción del miércoles. ¿Cómo lo afrontarán?
-Si me denuncia Renfe y me juego una multa administrativa, ya veré si le hago frente de una manera o de otra. Me preocupa muy poco. Hablan de fraude a la ciudadanía y se lo repito: el fraude lo comete el estado español cuando no ejecuta las inversiones prometidas. No es una acción contra Renfe, no queremos que se entienda así, porque pedimos que los trabajadores de la institución tengan las condiciones que tienen que tener y la ciudadanía tenga el transporte que se merece. Quien tiene que ejecutar las inversiones no es nadie más que el gobierno del estado español. A Renfe le diríamos que no es en contra suya, todo esto.
-La empresa dice que entiende que se reclamen mejoras en el servicio, pero piden que se haga de otra manera. ¿Siempre que hay protestas de este tipo la respuesta es la misma?
-Exacto. Que alguien me explique cuál es la otra manera si ya ha habido cuatro gobiernos españoles que han incumplido las promesas. Si alguien sabe la manera, que venga, nos lo diga y a ver si lo soluciona. De momento volveré a referirme a la huelga de los tranvías del 57 o a Chile para decir que si queremos un cambio necesitamos movilización y desobediencia civil no violenta.
-La comparación con Madrid es muy impactante…
-Es muy fuerte. A nadie le sorprende ya el centralismo en infraestructuras que hay en el estado español y el abandono político y económico de algunos territorios. Y aquí es muy claro.
-¿Al gobierno catalán le piden algo?
-Le decimos lo mismo, que las competencias que tiene para que la situación de cercanías y el transporte público mejore, las tiene que ejecutar. Y también se lo decimos al Ajuntament de Barcelona y a cualquier autoridad que tenga competencias en materia de movilidad y transportes, porque es una cuestión que afecta transversalmente nuestras vidas.
-La protesta es solo en Renfe…
-Por un cálculo de capacidades y agravio comparativo, pero no hacemos una propuesta de huelga de pagos solo en Cercanías porque no sepamos ver más allá y le estamos haciendo el juego al gobierno catalán, no. El govern también tiene responsabilidades y tiene que cumplirlas.
-¿Puede ser que para resolver esta situación sea necesario un cambio de marco político?
-Si, estoy convencido de ello y en Batec lo tenemos muy claro.
-La única manera de solucionarlo…
-Es la independencia, sí. Hay un abandono por parte del estado. Y no es solo Renfe, son muchas cosas, ataques constantes a la soberanía: en la escuela, la regulación de los precios del alquiler…
#NoPaguem: fem que hi perdin
* Nota original: Oriol Sales: “Si volem un canvi, necessitem mobilització i desobediència civil no-violenta”.
– Traducido para LoQueSomos por Leticia Palacios
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