Silencio de radio no es lo mismo que silenciar a una radio
Mónica Oporto*. LQSomos. Marzo 2017
Argentina. La están dejando morir, hay un propósito expreso, evidente.
Es el abandono de la radio mediante su vaciamiento y es una realidad que se ha acelerado en los últimos días pero viene desde hace ya mas de un año.
Si se me permite la comparación, es como ver que a un enfermo que puede ser salvado, al cual se lo deja librado a su suerte que no es otra que morir.
Y es tan obvio que deliberadamente se deja morir un medio de comunicación que ha sido como un oasis de voces claras, de coherencia en planteamientos, de cuestionamientos argumentados desde una posición distinta a la uniformada militancia (negada) del periodismo teñido del amarillo oficialista…
Deliberadamente el Ministerio de Trabajo y el ENACOM miran para otro lado, no se dan por aludidos, frente a un conflicto que, para ellos, se resolverá de manera exitosa, si muere un espacio,
mueren voces que cuestionan, que denuncian, que reclaman,
muere la información,
mueren derechos,
mueren puestos de trabajo,
muere la diversidad,
muere la libertad de expresión.
Es un abandono planificado.
Mirando en perspectiva, desde que comenzó la diáspora de voces, nadie hizo nada por detenerla: primero fue el programa Dejámelo Pensar de Sandra Russo que, paradójicamente fue como un aviso de lo que vendría… en este vaciamiento: no dejar que pienses, que pensemos, es central.
Luego se fue Dolina. Al poco tiempo Gustavo Sylvestre. Valeria Weise y Fernando Bolán. El semanario de Mario Portugal. Gisela Busaniche. Darío Villaruel. Cynthia Ottaviano. David Cufre y Claudio Zlotnik. Iván Schargrodsky. Espero no haber olvidado a ninguno en esta diáspora que nadie detuvo.
Ni venganza, ni mañanas, ni diarios, ni semanarios, ni elementales, ni haberlo sabido, a pesar del secreto de sumario. Es el fin de la metáfora.
A la salida de las voces se le fueron intercalando las luchas de los trabajadores y trabajadoras, con retención de tareas: de diez minutos, de seis horas, de un día entero. Con comunicados de denuncia porque la empresa “Electroingeniería de la familia Ferreyra, con la complicidad del Ministerio de Trabajo que no interviene … creció con el negocio de las represas y redes eléctricas, le roba los aportes previsionales a los trabajadores a quienes se les caen las obras sociales, desde hace meses no cobran sus salarios ni el aguinaldo y seles incumplen sistemáticamente las promesas”.
El enfermo, en agonía. Mientras muchos piden por su curación se produjo la indiferencia de las autoridades o, mas bien, el resultado buscado: silenciar las voces que aun están al aire.
y el resto de las radios, canales de televisión aire y cable, medios escritos -con honrosas excepciones- tendrían que haber realizado una campaña para evitar que un medio desaparezca.
pero además, ¿quién padece la agonía?
Los trabajadores. 140 trabajadores y trabajadoras con una historia en ese medio de comunicación.
Los que elegimos Radio del Plata y que compartimos con los trabajadores de la emisora la indignación, la angustia, la bronca, la tristeza.
Porque el efecto radio es así: son voces llaman a tu puerta. Las escuchas. Depende de aquello que digan serán invitadas a pasar y a quedarse como parte de la familia. Todos los días nos encontramos, interactuamos. Nos hablan, nos informan. Recibimos, pensamos, les contestamos. Son uno más a la mesa cuando la familia se reúne.
Nos amputan una radio pero, será que “nadie hace nada” o que, por el contrario, ¿algunos están haciendo mucho para acallarla?
La radio son sus trabajadores, independientemente de quien posea la propiedad de los medios de producción, la radio la HACEN sus trabajadores. Le dan carácter, personalidad, vida.
* Miembro de la Asamblea de Redacción de LQSomos, desde Buenos Aires, Argentina. Autora de la reciente edición de “Historia popular de Buzarco III”
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