Situación extrema de los presos saharauis en cárceles marroquíes
Por Alfonso Lafarga*. LQSomos.
Abdeslam Aomar, presidente de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis, dice que España desprecia en el Sáhara Occidental la legalidad internacional que defiende en otras partes del mundo
La situación de los presos saharauis en cárceles marroquíes, situadas a más de mil kilómetros de su tierra y de sus familias, es dramática: llevan años casi incomunicados, los contactos telefónicos están restringidos, sufren aislamiento, torturas, malos tratos y apenas reciben asistencia médica.
Lo denuncia la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA), cuyo presidente, Abdeslam Aomar, considera que España, al no actuar para que se ponga fin a este drama, incumple sus obligaciones como potencia administradora, de derecho, del Sáhara Occidental.
Abdeslam Aomar, en declaraciones a Contramutis, reprocha al Gobierno de Pedro Sánchez que no se pronuncie sobre lo que ocurre en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, donde se violan continuamente los Derechos Humanos y, en cambio, sí lo hace cuando ocurre en otras partes del mundo: “Está en juego la credibilidad de España como país democrático garante del respeto de la legalidad internacional, la que defiende en muchos lugares y desprecia en el Sáhara Occidental”.
Los presos políticos saharauis –afirma Abdeslam Aomar¬¬– llevan “demasiados años casi incomunicados” y Marruecos aprovechó la pandemia para incrementar aún más las represalias contra los reclusos y sus familias: “Las visitas están prácticamente prohibidas y solamente hay comunicaciones telefónicas, que a menudo también son restringidas”. Cita el caso de Naama Assfari –30 años de condena-, que no ve a su mujer desde hace seis años, o el de Mohamed Tahlil -20 años de pena-, que lleva diez sin poder recibir la visita de su madre.
Hay palabras que resumen la vida del cerca de medio centenar de presos políticos saharauis, como “terrible”, “abominable” o “siniestros lugares”: “No tienen un régimen alimenticio e higiénico mínimamente aceptable y se les priva, con frecuencia, de la asistencia médica necesaria para atender las enfermedades que padecen, en muchos casos consecuencia de las torturas padecidas”.
Los presos saharauis no tienen un régimen alimenticio e higiénico mínimamente aceptable y se les priva con frecuencia de la asistencia médica necesaria para atender las enfermedades que padecen, en muchos casos consecuencia de las torturas
Muertes en cárceles marroquíes
La “crueldad” existente en las cárceles marroquíes, “donde se vulneran constantemente los Derechos Humanos”, atenta contra la dignidad de los presos e, incluso, contra la vida, según el responsable de AFAPREDESA. Afirma que “desde 2013, solo en la cárcel de Ait Melloul, la peor de Marruecos, han muerto doce presos comunes saharauis debido a malos tratos o negligencias médicas”.
Los fallecimientos atribuidos a falta de atención sanitaria también se han dado entre los reclusos políticos saharauis: en 2014 murió Hassana Elouali, y en 2016 Brahim Saika. Tanto en el caso de los presos comunes como en el de los políticos, “los responsables nunca han sido juzgados”.
A esta situación se añade que los presos saharauis están en territorio marroquí, a más de mil kilómetros de sus familias, lo que supone “una flagrante violación de los Convenios de Ginebra que prohíben de manera explícita la detención y juicio de civiles fuera del territorio en una situación de ocupación, como es el caso del Sáhara Occidental”.
Además, a menudo los presos políticos saharauis son presentados como traidores y enemigos de la patria, y los presos comunes marroquíes son utilizados para atacar, insultar y amenazar a los saharauis.
Según Abdeslam Aomar la única arma que tienen los presos políticos saharauis para denunciar su situación es la huelga de hambre, en algunos casos de larga duración y graves consecuencias para su salud, y cuando reciben promesas de las autoridades penitenciarias, no son cumplidas. Cita el caso de Mohamed Lamin Haddi, que lleva 12 años cumplidos de una condena de 25: “Está en aislamiento desde septiembre de 2017, ha realizado varias huelgas de hambre, una de ellas de 69 días y otra de 63. Su estado de salud es deplorable y su familia ha sido amenazada para que calle”.
Diferentes casos de presos políticos saharauis han sido denunciados por Naciones Unidas, y el presidente de AFAPREDESA lamenta que aunque la ONU ha pedido a Marruecos que indemnice a los reclusos y juzgue a los responsables de la tortura y los malos tratos, “las autoridades marroquíes siguen sin cumplir las obligaciones que establecen los convenios y tratados internacionales, que prohíben detenciones arbitrarias y juicios injustos”.
Ante la desprotección en que se encuentran los internos saharauis, resalta “la responsabilidad de España, potencia administradora de iure de un territorio no autónomo pendiente de descolonización, para que se libere a los presos saharauis, especialmente a los del famoso grupo de Gdeim Izik”.
“El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, habla de un proceso de discreción, pero hasta la fecha no hemos visto los resultados de esa política discreta de hacer avanzar los Derechos Humanos, tanto en el Sáhara Occidental como en el propio Marruecos. España no se ha pronunciado, mientras que sí lo ha hecho ante otras cuestiones muy lejanas”, insiste Aomar.
A las organizaciones internacionales de Derechos Humanos, como Amnistía Internacional, Human Rights Watch o la Organización Mundial contra la Tortura, que ya se han pronunciado sobre la situación de los presos saharauis, el presidente de AFAPREDESA les pide que actúen con más determinación a nivel de NNUU y, también, de los países europeos de los que dice “son cómplices de lo que pasa en el Sáhara Occidental mediante la explotación de los recursos naturales, la venta de armas y el apoyo diplomático y mediático del reino de Marruecos en los foros internacionales”.
Sobre Cruz Roja reconoce y agradece la ayuda humanitaria que presta a los refugiados desde las organizaciones nacionales de varios países, pero lamenta que el Comité Internacional de la Cruz Roja, que tiene como mandato ayudar a las víctimas de los conflictos armados internacionales y las situaciones de ocupación, “ha brillado por su ausencia en lo que afecta a los desaparecidos y a los presos políticos saharauis a los que no ha vuelto a visitar desde 1996”.
Abdeslam Aomar, que ha apoyado en Madrid las concentraciones que los lunes, desde hace más de año y medio, realiza el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis (MPPS) frente al Ministerio de Asuntos Exteriores para reclamar al ministro Albares que medie ante las autoridades marroquíes, pide apoyo para que llegue el fin de la tragedia que viven los presos saharauis y sus familias desde hace decenas de años: “Es hora de que en el Sáhara Occidental se respeten los DDHH”.
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