Soy hombre, y pido la palabra
Ernesto Rodrigo*. LQS. Agosto 2017
Ser mujer no es garantía de nada, como ser hombre tampoco lo es. Pero resulta que a la mujer se le rebaja por el simple hecho de serlo
Soy hombre, pero después de ser persona, y el orden aquí, si que altera el producto. Después de persona, me siento hombre y me siento bien formando parte de la biodiversidad. Soy hombre, y como hombre, detesto la cosificación que se construye de la mujer entre los hombres, muchos de los cuales tienen muy poco valor como personas. Insisto, primero persona, sin renunciar a toda esa riqueza que como personas, tenemos los hombres. Quizás sea eso lo que no me haga sentir mal, cuando se denuncia a los hombres en general, cuando no me doy por aludido por una denuncia descarnada contra el machismo, casi siempre justificada. Si las mujeres supieran lo que sabemos la mayoría de los hombres, lo que hay detrás de nuestros remilgos, de nuestro “buen trato”, se echarían a llorar… para después coger el cuchillo. ¡Yo lo haría! porque desde pequeñito he visto y oído las mismas historias, las que son responsables de la violencia machista, las que son responsables directas o indirectamente de sus muertes, y ya estoy cansado. Si hemos avanzado algo, ha sido fundamentalmente por la lucha sin cuartel de muchas mujeres que han tenido y tienen, la suficiente dignidad como para no dejarse morir.
Ser mujer no es garantía de nada, como ser hombre tampoco lo es. Pero resulta que a la mujer se le rebaja por el simple hecho de serlo y no se le ve, ni se le deja ser, persona en demasiadas situaciones. Nosotros somos los que nos quedamos con la excepción, para confirmar, interesadamente, la regla. Hay hombres asesinados por mujeres, pero no somos los hombres a quienes nos matan casi a diario, porque son ellas las muertas y son demasiadas las que no vuelven a casa.
Siempre he pensado que el machismo, es uno de los instrumentos que el sistema construye y utiliza para que los hombres podamos descargar parte de la ira que nos produce este mal vivir, con alguien que no nos va a responder porque se le va a educar para eso. Es un importante recurso más para mantener el estado de cosas. Hay que ser digno y denunciar el maltrato, la injusticia, allá donde se produzca. Me crié en una familia numerosa, donde los hombres teníamos privilegios y las mujeres penitencias, hasta que una mujer -mi Madre- tuvo la valentía de hacerse su espacio como persona. Eso me ayudó a crecer como persona, a entender que nadie debe dejarse ningunear por nadie. Eso es lo que quiero para ellas: que tengan el derecho de vivir en paz.
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Eres grande compañero! Gracias por tus palabras ero sobre todo por tus acciones
Maravilloso Ernesto!!
Ojalá hombres y mujeres trabajemos juntos para este nivel de conciencia y paz, para aportar al mundo y sanarlo, sanarnos <3