Talento
Me tomo mi clara con limón de la semana en cervecería cutre de la esquina.
En la pared más visible, la tele; en pantalla, un moñas encorbatado haciendo declaraciones trascendentales. Ni puto caso le hago, pero se me cuelga del oído una medio frase: “con el talento que hay en nuestro país…”
Varios millones de televidentes, lo presiento, asienten para sus adentros. Hasta es posible que se echen un vistazo entre sí al bies o quizás se miren de revirole en el espejo más cercano, confirmando la talentuda afirmación del talentoso político, pues sólo un político o un peluquero en plena faena y sin tema de conversación, pueden afirmar algo así sobre el tal talento latente y potente que cada uno cree ver en sí mismo, aunque el careto del prójimo más próximo nos haga dudar al momento.
Cara de talento, desde luego no tiene el tal prójimo, ni el charlatán de la pantalla tampoco, pero claro, somos muchos y, seguro, nos sobra el talento, por algo hemos llegado a donde hemos llegado: por nuestro talento, no te jode; por eso vienen tantos turistas para disfrutar de nuestro sol, de nuestras playas y de nuestro talento.