Toro de la Vega 2012, víctima comprada
"Volante" será el próximo toro en morir a lanzadas.
Ya te han comprado, ¿no? Un ganadero decidió criar varios cientos de kilos de carne para que fueran alanceados y les puso un precio que ha sido satisfecho. Nada importa que tu peso incluya un cerebro y un sistema nervioso central porque a partir del hombre hacia abajo, aquí todo ser vivo parece existir para su uso y disfrute. Así al menos lo dicta la tradición, lo alimentan las psicopatías y lo protege la ley.
Incluso te han puesto un nombre: Volante. Podía haber sido Desgraciado, Condenado o Trozo de Mierda, lo mismo da. Los dos primeros describen tu realidad y el tercero la consideración que mereces a tus verdugos.
Y ahora aguardas, ajeno al destino que te han reservado, en una quinta propiedad del mercader de vidas que te vendió hasta que tus asesinos te recojan la víspera del día señalado para tu ejecución. Que no será rápida ni cicatera en sufrimiento. Los sayones que soltaron los billetes por tu cuerpo adquirieron con ellos también los derechos sobre tu agonía. Y los ejercerán con largueza.
No sé si este año, además de hundirte las lanzas, te volverán a clavar varias veces un destornillador, o tal vez opten por romperte el hocico a mazazos. Cualquier aberración es posible viniendo de ellos y cuando dobles las patas derrotado por el miedo, el dolor y las hemorragias, ya no serás más que el juguete inservible en manos de una pandilla de desequilibrados de los que no es posible esperar un atisbo de piedad ni en tus últimos instantes.
Tal cual los pregoneros anunciaban en la Edad Media los ajusticiamientos, hoy ya leemos en algunos medios de comunicación la noticia de tu existencia y de la suerte que te espera. Y cuesta tanto aceptar que siglos después el ser humano siga apeteciendo y permitiendo semejantes atrocidades, es tan difícil admitir que las lanzadas sean motivo de sonrisas para algunos y de Interés Turístico para otros. Es demasiado repugnante ver tu fotografía, conocer tu nombre y asumir que serás torturado y asesinado sin que podamos evitarlo.
Cada año, el segundo martes de septiembre, es como una aterradora pesadilla, y lo más estremecedor es saber que ese día, al despertarnos, este espantoso sueño continuará su marcha y sólo terminará cuando tu cadáver lacerado y desvencijado yazga sobre la Vega Tordesillana, mientras una horda de criminales se seca el sudor satisfecha porque el Torneo ha sido un nuevo éxito.