Trogloditismo vascular en Gaza

Trogloditismo vascular en Gaza

Por Nònimo Lustre

Israel es el país chutzpá por antonomasia. Ergo, por mero correlato, ese mendaz compulsivo que es el Tsahal se constituye de natural en el mayor embustero entre todos los ejércitos. De ahí que nunca repetiremos las cifras que disemina su propaganda: no leeremos aquí ninguno de sus comunicados sobre el genocidio que está perpetrando en Gaza. Tan sumamente nada nos interesan que ni siquiera los reproduciremos para desmentirlos. Pero recordemos que, este maligno Tsahal (Tsevá HaHaganá LeYisrael, Fuerzas de Defensa de Israel, IDF) cuyo mejor descriptor es el concepto judío chutzpá (=descaro, desvergüenza), demuestra un especial empeño en aniquilar a los gazatíes que, a veces por causalidad, encuentra dentro de los túneles que Hamas ha construido en la Franja. En consecuencia, no mencionaremos los números de kilómetros de túneles, salidas, pozos de ventilación, etc. Y no sólo porque son métricamente falsos sino porque, siendo corredores de la muerte, son cantidades subjetivas: por ejemplo, para los reyes franceses Luis XVI y María Antonieta, ¿cuánto medían los escalones que subían hasta la guillotina? Al revés que a los magníficos sans-culottes, seguro que les debieron parecer mil-kilométricos. En palabras de un judío no sionista, “Por mucho que lo intenté, nunca conseguí ni por un instante dar el salto imaginario que podría haber vinculado a mis padres, tan normales como los veía, con aquel pasado [el Holocausto] Y, francamente, sigo sin conseguirlo” (Norman Finkelstein, The Holocaust Industry. Reflections on the Exploitation of Jewish Suffering; año 2000)

Item más, tenemos un antecedente: las Intifadas. De aquel martirologio, fijamos nuestra atención en un dato escalofriante: el Estado Mayor del Tsahal-nunca mejor dicho, estado y mayor conforman el Mayor de los Estados-, en la primera sublevación calculó para informar sobre Ella que, necesitaba una media diaria de dos asesinados -si hoy mataban a sólo un mártir, sabíamos que mañana asesinarían a tres.

Los túneles

Antaño, los viajeros que visitaban Gaza se maravillaban de la feracidad de su vegetación y de una diversidad agrícola que solían atribuir a la benignidad del clima y, en especial, a su capa freática. Siglos después, aquella bendición se convirtió en una oportunidad estratégica cuando los gazatíes comenzaron a perforar túneles. Y sucedió que muchos de los entonces llamados fedayín, murieron en sus refugios subterráneos, a menudo sepultados vivos por los bulldozers sionistas -exactamente lo que está ocurriendo hoy a mayor escala.

Sin embargo, la resistencia subterránea es una táctica y técnica bastante común en comarcas próximas a Palestina. Debido al auge turístico, quizá el caso más comentado sea el de Derinkuyu, ciudad subterránea en la Capadocia (centro de Anatolia; ayer Turquía, hoy Turkiye)

Derinkuyu rotulada en castellano

Derinkuyu fue construida por los Hititas probablemente hace 4.000 años. In illo tempore, durante los siete siglos que duró su poder, el imperio hitita se extendió desde Anatolia hasta Babilonia, con Hatusa (hoy Boğazköy) como su capital. Los Hititas detuvieron militar y diplomáticamente la expansión del imperialismo egipcio pero son ninguneados por los historiadores de la Antigüedad. ¿Por qué?: quizá por haber contenido a los Faraones y/o quién sabe si porque también acabaron con la dinastía semita de Hamurabi -el eurocentrismo todavía no perdona que unos ‘proto-turcos’ derrotaran a dos de sus Héroes Fundadores. Fuere como fuere, una vez declinó su poderío, principalmente entre los siglos X y VII ane, su provincia de Capadocia se hundió casi hasta la actualidad.Derinkuyu, principal atracción del Parque Nacional de Göreme, declarado desde 1985 Patrimonio de la Humanidad.

Exactamente hasta que, en el siglo XX, los occidentales sustituyeron sus prejuicios anti-otomanos (nunca perdonarán que el ejército de la Sublime Puerta sitiara Viena) por compartir con ‘el ex enemigo’ su avaricia empresarial. Entonces, junto con sus socios de la siempre nonata Alianza de Civilizaciones, ‘descubrieron’ que Derinkuyu, asentada sobre tierra volcánica de fácil manejo, se articulaba mediante 52 pozos de ventilación y un túnel de ocho kms. que la comunicaba con otra ciudad subterránea: la vecina Kaymakl. Asimismo, disfrutaba de un río subterráneo y de suficientes pozos de agua.

Hug el Troglodita enseñando a los niños
las virtudes del trogloditismo.

¿Era el Paraíso? Eso piensan muchos crédulos de nación, únicos que creen en reencarnaciones, edenes y bienaventuranzas. Los demás creemos saber que, hace 11.000 años, Anatolia sufrió una era glacial que duró sólo cinco siglos. Los anatolios se refugiaron del frío excavando ciudades subterráneas cuya temperatura era constante -en Derinkuyu, siempre están alrededor de los 12 º C. Por inercia irracional, comenzó a figurar la especie de que aquellos pragmáticos proto-anatolios no sólo fueron los primeros ciudadanos (literalmente, pues erigieron Catal Huyuk, considerada la primera ciudad y Gobekli Tepe, considerado el primer templo religioso pero nosotros lo rebajamos a primer merendero), sino también a los primeros gigantes físicos. Agobiados por tanta primicia, los susodichos crédulos se dedicaron a explicar semejantes portentos mediante la creación de mitos como el del reino subterráneo de Sambalá, luego padre-madre de Sangri-La. Dejamos a los psicoanalistas averiguar estos dos temas: ¿por qué los mitómanos tienen esa desmedida afición a lo subterráneo -obscuro, furtivo- si ellos adoran la luz? Y, asimismo, aunque su uso actual sea distinto al de la Antigüedad, ¿por qué no sospechan que los túneles de Gaza tienen una viejísima historia de pragmatismo y supervivencia?

Psicología militar

Todos los túneles del mundo son peligrosos. Y quienes mejor lo saben son los maquinistas de cualquier Metro urbano -incluido el de Tel Aviv, aunque dos tercios sean tren ligero-, los mineros y los poceros e incluso los oshiyas -pushers, empujadores) del metro de Tokio. En cuanto a Gaza, según una rara estadística de la ONU, en los túneles que iban de la Franja hacia Egipto, entre 2007 y julio 2008, no menos de 85 palestinos murieron dentro dellos; a menudo, electrocutados.

Pese a aquella perogrullada laboral, para acometer la aniquilación de los túneles gazatíes, el Tsahal no ha consultado a los arqueólogos (hoy absortos en la erradicación del rastro musulmán y mañana, del rastro cruzado-cristiano), ni a los urbanistas e historiadores otomanistas (islámicos, vade retro) ni tampoco a los espeleólogos. Dado el peculiar adanismo (vía Ivy League gringa) de Israel, elevado a la enésima potencia en el Tsahal, no nos extraña: cuando se está convencido de que el Mundo empieza contigo, Eva y Luzbel carecen de importancia. OK, adanistas, ignorar las ciudades subterráneas de la Antigüedad: en el pecado llevaréis la penitencia. El Tsahal se olvidó de los poceros y hasta de los zahoríes… pero no de los psicólogos -seguramente lo hizo para mantener su halo de modernidad y por su prurito de profesionalización sobrevenida o quizá algún asesor externo les inculcó que haber inventado el concepto de la cíclica visión del túnel era una excelente tarjeta de presentación de los psicólogos. Presentamos dos casos, recientes y opuestos, que representan la cara y la cruz del problema:

El anverso: “Soy una psicóloga clínica que, entre agosto de 2001 hasta enero de 2002, trabajó en una unidad de investigación dentro del MI (Inteligencia Militar) Cuando fui contratada por ellos, me dijeron que estaban muy interesados en mi trabajo como psicóloga comparatista (o comparada dicho en el sentido etnográfico, mucho más que en su acepción animalista, cercana a la Etología), es decir, de varias culturas, cross-cultural en la jerga profesional. Pero lo que encontré fue una institución exclusivamente interesada en su propia cultura interna, incapaz de escuchar otras voces. En esa Unidad, fui la única psicóloga. Según observé, los psicólogos no duran mucho en ese sistema” (cf. I Was a Psychologist at Israel’s Military Intelligence. Here’s Why the Unit Keeps Getting It Wrong; Ofer Grosbard, Haaretz, 01.XII.2023)

El reverso: Marit Goren, psicóloga israelí obviamente sionista, “estuvo siempre muy preocupada por el concepto de Mal. Hasta que supo que uno de sus pacientes era un psicópata cruel. Lo cual la llevó a un viaje para descubrir sus propias raíces”. Lo que descubrió fue el parto de los montes: un ratón. Pero un ratón venenoso puesto que, verbalizado en sus propias palabras, los psicópatas son cautivadores, camaleónicos y disociados en múltiples personalidades, criados en familias que tienen muchos hijos por lo que su subjetividad no es tenida en cuenta. En una larguísima entrevista, destaca su opinión sobre Yahya Sinwar, para el Tsahal, jefe de Hamas en Gaza. Según la dra. Goren, el supuesto líder de la razzia del 07 octubre, es un psicópata porque “No tiene culpa ni remordimiento. Lastimó a los prisioneros y los maltrató. Las cosas que hizo desafiaron la imaginación. No se sentó en algún lugar lejano a dar órdenes, planeó la masacre. Esta persona duerme plácidamente por la noche. Cumple con la definición de psicópata” (cf. The Therapist Researching Human Evil: ‘Hamas’ Sinwar Sounds Like a Psychopath. He Has No Guilt (Gili Izikovich, Haareetz, 21.XII.2023)

¿Huelga añadir que la primera psicóloga fue ninguneada por los medios mientras que la segunda dizque psicóloga recibe continua atención por la propaganda sionista?

Incluso es posible que, estando Israel plagado de esotéricos, entusiasmado por alguna reciente cura astral, alguien del Estado Mayor recurriera al comodín de las ciencias elitistas menos ocultas -las mal llamadas esotéricas. Quizá algún alto milico que no compartía los peligros del irracionalismo sino que, al contrario, los combate con Fé Mosaica. Sin embargo, advierte una noticia reciente, en otros países, “Los psicólogos también denuncian la intrusión de las pseudociencias. Más de mil profesionales del sector denuncian la intrusión de las terapias sin evidencia contrastada”. Estos charlatanes, se especializan en multitud de etiquetas. Por citar sólo un puñado: peritos en coaching, bioneuroemoción, terapia Gestalt, constelaciones familiares, programación neurolingüística y un larguísimo etcétera. Los nuevos feligreses se creen miembros fundadores de la New Age puesto que se creen sofisticados, contraculturales e incluso, en el colmo de su soberbia ignorancia, “rebeldes contra el sistema”. Pero, evidentemente, todos estos expertos -ozú, la experiencia está cada día más desligada del tiempo requerido-, callan que los sacerdotes de las religiones oficiales son sus más próximos en la jerga palabrera, la conmiseración, la caridad y, por supuesto, la credulidad y la obediencia -cuando les invitan a las televisiones, jamás les hemos oído nada que los curas no hayan dicho antes con palabras mejor dichas y torneadas.El Tsahal es tan occidental y tan moderno que los LGTBI+ conducen tanques -y asesinan palestinos pero, según reza otra bandera arcoíris, “In the name of Love”.

Tiempo atrás, en la Alta Política (perdonen la risa floja), el presidente Truman reconocía el potencial para el “genocidio comunal” que representaba esa forma aberrante de colonialismo que estaban comenzando a implementar los colonos con su descarado (chutzpá) propósito de sustituir por judíos europeos a los palestinos sobrevivientes a la Naqba 1947. Décadas después, los colonos no son mayoritariamente europeos sino argentinos (y rusos) y todavía no atacan Gaza sino que sólo asesinan crudelísima e impunemente a palestinos y beduinos en Cisjordania o West Bank. Pero, en efeto, en lo que ellos llaman Samaria y Judea, su densidad demográfica está llegando a niveles de hacinamiento disperso -valga la contradicción- por lo que ya están presentando sus papeles para entrar en el loteo de tierra gazatí que patrocinan varios ministerios y, especialmente, el Tsahal. Israel, en lugar de contratar a psicólogos más o menos cross-culturales, más les valdría escuchar a los historiadores y/o a ex presidentes gringos como Truman. Pero, claro, el Pueblo Elegido (¿cuál no lo es?), cree que no necesita conocer su Historia porque, en tal caso, aprenderían que Israel no fue consecuencia del Holocausto nazi sino que Lord Balfour se la regaló al eterno banquero Lord Rotchschild muchos años antes, que los sobrevivientes que llegaron a la Tierra Prometida tras la derrota del III Reich fueron muy pocos y que, en su declaración de Independencia, Israel prometió respetar a todos sus vecinos fueran del pueblo o de la religión que fueran.

Apéndice para españoles: un país de topos

En España, hay viviendas en cuevas (trogloditas) en Guadix, Purullena, Baza, Huéscar e incluso podríamos añadir las cuevas del Albaicín. En esta provincia de Granada, “se asienta la comunidad más grande de ‘cavernícolas’ de Europa”. En sus más de 12.000 cuevas, viven habitualmente 10.000 personas. Además, ¡oh! manes del turismo!, existen 300 cuevas distribuidas en 25 pequeños hoteles. Olvidemos las anticuadas etiquetas cavernícolas y trogloditas porque no son sus inquilinos los que hoy nos interesan sino otros ciudadanos: los topos que resistieron al franquismo.

Estos llamados topos mantuvieron, a su manera, a otros topos famosos en la historia decimonónica europea: fueron y son los viejos topos, rojos en Reino Unido (the red mole) y femeninos en francés (la vieille taupe) En su versión hispana, para no ser fusilados por los sicarios del Generalísimo, estos probos republicanos vivieron décadas sin salir de las casas de familiares o de amigos de absoluta confianza. Sobre su peripecia se ha escrito mucho pero nunca los suficiente. Por ejemplo, en estos días invernales, unos cineastas y poetas han ‘resucitado’ a uno de sus protagonistas: Santiago Marcos Marcos, quien permaneció escondido 22 años en una bodega (cf. La historia oculta del Poeta Topo y sus versos contra los matones franquistas; obra de Claudio Rodríguez Fer) Sirva como ejemplo de la popularidad de los topos que también han inspirado a los humoristas como cuando, visto el delirio de la construcción de rascacielos, un chistoso inventó que lo próximo será no elevarse sino, al contrario, sumergirse en las entrañas de la tierra para especular con la promoción de un hipotético Residencial Topo Grande.

Gracias -es un decir- al genocidio franquista, los españoles podemos entender a Gaza porque los paralelismos entre la Franja y la España contemporánea son evidentes: salvando las obvias distancias, ambos aprendimos en sangre propia cómo es realmente una dictadura y un exilio -en términos gazatíes, aplastados por el dictatorial Tsahal, abocados al exilio de una Segunda Naqba y, para mayor inri, soportando ambos a un Occidente dizque ‘democrático’ pero genocida. Otrosí, las matanzas que perpetran los feligreses de esta infame chutzpá sionista que prospera en el siglo XXI, son exactamente iguales -repito, salvando enormes distancias- que las españolas propias de los años 1950’s, cuando los aviones USA bombardearon aquella miserable España que instauró la sumisión a los EEUU -aquí el término bombardeo no es retórico sino histórico; si dudan, pregunten a los paisanos de Palomares, en Almería. Conclusión, no somos los reverenciados europeos ucranianos. Somos trogloditas y hasta cavernícolas porque sobrevivimos en los túneles del neofranquismo. Somos gazatíes.

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