¿Ultraderecha o fascismo? ¿Y los derechos de las mujeres?

Por Fabiola Calvo*
Retrocedamos solo un siglo para distraer la amnesia y recordar que la segunda Conferencia Internacional de mujeres socialistas realizada en 1910 en Copenhague, Dinamarca, centró sus debates en el sufragio universal para todas las mujeres y Clara Zetkin propuso proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora
Recordemos que en el marco de la Primera Guerra Mundial, en Estados Unidos, en una convención entre el 9 y el 10 de enero de 1915, nació el Partido de las Mujeres por la Paz, la paz indispensable para pensar en un mundo con libertad y derechos plenos para toda la población.
Al lado de la paz, ellas dieron muchas batallas para reivindicar y conquistar sus derechos, mis derechos, esos que hoy parece que siempre han existido. ¿Cuántas antecesoras?
Podríamos seguir enunciando, enumerando, no obstante, con esta relación quiero subrayar que los derechos han sido batallas de cientos de años, son una suma y son un puzle, interdependientes, que no es suficiente que exista uno sin otros o hagan parte del discurso o del articulado de una carta constitucional o una política pública sin recursos, es necesaria, indispensable la existencia de condiciones para aplicarlos, vivirlos, sentirlos.
Los derechos de las mujeres conviene mirarlos con la lupa de la historia, la coyuntura actual tanto nacional como internacional y las proyecciones de futuro. ¿Qué tanto hemos ganado? ¿Qué tanto hemos perdido o podemos perder?
Es cuando tenemos que acercarnos al mapa de la geopolítica y los intereses de las grandes potencias, léase EEUU, Rusia y China. ¿Quieren una guerra mundial? Quieren un nuevo reparto territorial y anular a Europa, quieren la paz quedándose con territorio europeo, quieren vender armas mientras ellos se ocupan del petróleo y de los países con “esas cosas raras” que sirven para la nueva revolución tecnológica, su poder. ¿Qué quieren de Gaza? ¿Qué quieren de Ucrania? Son guerras localizadas y promovidas por ellos, todos con sus zonas de dominio o “influencia”.
El capitalismo no tiene visos de desaparición o aniquilación, se retroalimenta con su propia naturaleza y atrae a aquellos que una vez se llamaron comunistas y que recuerdan sus viejos imperios. El capitalismo en su expresión imperialista deja atrás la industrialización, el capital financiero para continuar con la tecnología como nueva forma de dominación.
Las jugadas de la ultraderecha mundial, para darle mate al estado social de derecho cambia las formas porque cambian los contextos y las formas de producir que cambian las relaciones entre Estado, gobierno y ciudadanía, se ha venido cocinando con el neoliberalismo en la economía y un pensamiento conservador y religioso de anti derechos.
Los derechos fueron sistematización de otros logros y con la intención de no repetir las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial consignados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así mismo son derechos conquistados bien por la suma de luchas de un lado y otro, bien por el ascenso en la segunda mitad del siglo pasado de la socialdemocracia en Europa, cambios sociales y políticos que tomó experiencias del campo socialista y cambios en los cuales estuvo un feminismo vigoroso como movimiento político, creativo, teórico.
Las mujeres hemos conquistado la autonomía y poder decidir sobre nuestro propio cuerpo (con luces y sombras), fundamentales para ejercer la ciudadanía, hoy pretenden desaparecerlos los patriarcas que siguen considerando a las mujeres como objeto de placer (busquen noticias), decoración, sumisas. Tanto Trump como Milei en Argentina y la ultraderecha europea coinciden en su postura contra la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Nuestro cuerpo como trofeo de sus misóginas guerras con armas o sin armas.
Los presupuestos e instituciones cuyo eje son los derechos de las mujeres, desaparecen de un plumazo, digo, con una firma. “Calladitas se ven mejor”.
Aparecen quienes están al frente del barco anti derechos, sin embargo, no podemos pensar que el proceso de avance de la ultraderecha tiene sólo unos nombres, son un entramado que se viene cocinando, son el gran capital, son los magnates de la tecnología en toda su amplitud, propietarios de las redes sociales, un avance sin duda, que contribuyen sin darnos cuenta a un pensamiento único, una tecnología que no necesitará las armas convencionales para los intereses del momento. ¿Y la democracia?
La ultraderecha consagra en su pensamiento a Joseph Goebbels, mano derecha de Adolf Hitler, con sus 11 principios para la propaganda que hoy calcan con buenos resultados. También asumen del fascismo, del nazismo, la exclusión del diferente, migrantes expulsados, encadenados, encarcelados, genocidio del pueblo palestino ante los ojos del mundo. ¿Qué dirá el psicoanálisis de los gobernantes de Israel? Ayer su pueblo víctima del genocidio, hoy ellos masacran a los palestinos.
Cuando hay tanta oscuridad urgen nuevas propuestas, nuevos teóricos y teóricas que no abundan, una defensa y proyección de los movimientos progresistas en el mundo que depure todos los vicios y decrepitud de los viejos partidos, que se reconozcan como un acumulado histórico de muchas fuerzas, que dé el lugar que corresponde a las mujeres con una mirada feminista.
El 8 de marzo debe ser una fecha viva con un norte de esperanza.
* Periodista, escritora, poeta, docente, investigadora, ha trabajado en temas de paz. Doctorada en Sociología y Ciencias Políticas por la Universidad Complutense. En 2007 fundó la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género, tras regresar de su exilio a causa del conflicto colombiano.
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@fabicalvoocampo
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