Una guillotina en la Puerta del Sol
Decía Robespierre que no hay que probar que el Rey haya cometido ningún delito; su mera existencia es en sí misma un crimen. Si algo está demostrando la llamada crisis financiera internacional es que lo que valía para el Rey en los tiempos de la Revolución francesa, vale hoy para el capitalismo. Se supone que siempre lo supimos pero, tiene narices, han tenido que juntarse Los Chikos del Maíz con Habeas Corpus para recordarnos que ya está bien de tanto Stéphane Hessel (que al fin y al cabo, suena a batucada pacifista) y que hace falta un poco más de Robespierre (que suena mucho más a rap con banda). Y ¿Por qué no? También una guillotina en la Puerta del Sol.
Con el álbum Riot Propaganda, esta insólita unión de los raperos valencianos con el sonido hardcore y metálico de la veterana banda madrileña, ha tomado por asalto el cielo de la intelectualidad progresista para decir, al estilo Zizek, a medio camino entre el leninismo y la mejor tradición asustaviejas del punk, unas cuantas verdades como puños.
Dicen que la injusticia del sistema económico no se explica con teorías de la conspiración, que violencia es que Dolores de Cospedal tenga tres sueldos mientras hay gente que busca en papeleras, que en nuestro país los inmigrantes mueren si son pobres, que las leyes se imponen a golpes, que la libertad no la deciden los jueces sino el dinero y la clase a la que se pertenezca, que la verdadera imagen de la marca España es un padre de familia buscando en la basura y que en los centros de internamiento para extranjeros se tortura impunemente.
No se cortan en citar a marxistas como Rosa Luxemburgo, Fidel Castro o José Miguel Beñarán (Argala), en llamar a Juan Carlos de Borbón asesino de elefantes, en terminar el disco con una intervención de Juan Carlos Monedero poniendo a caldo a Fraga el día de su muerte o en recordar que la Ana Belén que cantaba a Dolores Ibárruri acabó convertida en una pija a sueldo del grupo PRISA.
Con lucidez amarga denuncian que la cultura de este país es “Sálvame” y “La Noria”, que hay trabajadores que admiran a Amancio Ortega y jóvenes que, en vez de luchar, sueñan con salir en Gandía Shore. Pero no se acomodan en el pesimismo. Reivindican que el miedo tiene que cambiar de bando y que el pueblo debe retomar la soberanía.
¿Música marginal para extremistas y doctorandos? Y un cuerno; las entradas para sus conciertos se agotan y les llevan a tocar a América Latina.
Ya era hora de que alguien pusiera música e inteligencia sin concesiones a los sentimientos de rabia a los que nos empuja la realidad que vivimos. Las guitarras de Habeas y las letras de los Chikos lo han conseguido, llegando a esos terrenos emocionales, tantas veces vedados para el discurso político y la praxis estratégica.
¡Qué hostias! Yo también quiero esa guillotina en la Puerta del Sol.