Uruguay: un nuevo Frente Anti Dictadura
Kintto Lucas*. LQS. Octubre 2019
El horizonte del Frente Amplio hoy es el Frente que unió a quienes estuvieron contra la reforma y están contra un nuevo proceso militarista, pero para llegar a ese horizonte hay que actuar en consecuencia y armar una campaña en consecuencia…
En julio, después de las elecciones internas de los partidos políticos en Uruguay, señalé en algunas entrevistas en Montevideo que si no se encaminaba la campaña, sería muy difícil para el Frente Amplio ganar las elecciones. Los números eran claros y los nuevos imaginarios colectivos que se fueron estableciendo en el Uruguay también.
Un buen análisis cuantitativo y cualitativo nos mostraba la realidad. Era necesario un trabajo electoral que apuntase a la subjetividad de la gente en algunos temas. Lamento muchísimo no haberme equivocado. La segunda vuelta es muy difícil. Si bien nada es imposible, es muy difícil. Pero no hay lucha perdida antes de luchar… Ahora es urgente cambiar totalmente la forma de encarar la campaña para la segunda vuelta… y apoyar la campaña en el Frente Contra la Reforma.
Pero antes de argumentar sobre el tema y como antecedente, vuelvo a lo que decía en julio:
En Uruguay todo el mundo sabe de fútbol, todo el mundo sabe de política, todo el mundo sabe de todo y todo el mundo cree que son mejores en todo, todo el mundo siempre tiene la razón, y la culpa, claro está, es de los otros, hasta que se demuestre lo contrario. Cuando se demuestra lo contrario pasan al otro extremo y creen ser peores en todo. Eso, cuando se da en el medio político puede llevar a situaciones en que no se hace ni se tolera la autocrítica. Eso es lo que volví a ver estos días por Montevideo. La campaña para las elecciones internas y los análisis posteriores, en gran parte están marcados por esa realidad.
Si partimos de las elecciones internas, podemos ver que el Frente Amplio tendrá muchas dificultades para ganar las elecciones nacionales sino conforma una “oferta” electoral que represente a sectores que vayan del centro-derecha a la izquierda.
Los partidos tradicionales ganaban las elecciones cuando mostraban una oferta variada en la que se mostraba un abanico que iba desde la derecha más retrógrada, pasando por el centro y llegando a un “progresismo”.
Cuando ese “progresismo” se fue hacia el Frente Amplio y se terminó la “variedad”, dejaron de ganar las elecciones. Entonces fue el FA el que empezó a mostrar esa variedad con un abanico que va del centro-derecha hacia la izquierda. Así, el Frente logró aglutinar sectores variados y atrajo a votantes variados. Eso permitió, entre muchas otras cosas claro está, que se ganaran tres elecciones consecutivas. Pero esa variedad electoral, para seguir ganando elecciones necesita un equilibrio. Una parte del equilibrio es el programa común en el que todos los sectores se ponen de acuerdo. Otro elemento fundamental es lo simbólico, la imagen que se hacen los electores del Frente Amplio.
Cuando la gente empieza a percibir o creer, con elementos objetivos o sin ellos, que la balanza se está torciendo mucho hacia uno de los polos, sea el que sea, puede decidir votar a otro sector. En ese sentido es un error creer que yendo hacia la derecha se logra atraer más gente, ya que por la izquierda los votantes no dejarán de votar al FA.
Peor es cuando la gente empieza a creer que todos los sectores del Frente son iguales, incluso más allá de lo ideológico, porque se ha construido una imagen en ese sentido.
Un dato de la realidad actual nos muestra que los partidos tradicionales han construido una imagen de variedad para una segunda vuelta y siguen trabajando en eso. Aunque se diga que algunos están enemistados, a la hora del té, con la coyuntura actual internacional y nacional, se juntan. Sanguinetti, zorro viejo de la política, que siempre fue muy sectario, sabe que este es el momento de disputar la hegemonía al Frente Amplio, entonces puso sobre la mesa la carta de la “coalición”. En el Partido Nacional también saben que para ganar al Frente Amplio en la segunda vuelta, primero tiene que perder por un porcentaje aceptable en la primera vuelta y segundo, construir una coalición clara. Ya no sumar apoyos, sino mostrar que su gobierno va ser de un “Frente” (coalición) no de un partido. En ese sentido, esa posible “coalición” en principio muestra una variedad que va desde la ultra derecha, pasando por sectores de centro, tecnócratas modernos, políticos tradicionales anquilosados y sectores de “cambio” (que no quiere decir progresistas sino que dan una imagen subjetiva de cambio) hacia sectores jóvenes y populares.
Incluso en la primera vuelta el Partido Nacional va a mostrar esa variedad que va desde político “anquilosado y retrógrado” como Larrañaga, pasando por un Lacalle “ya serio y con imagen de presidenciable real” y llegando a un personaje con imagen de “cambio y de ganador” casi como un jugador de fútbol que triunfa en Europa. No es la variedad de derecha a izquierda pero simbólicamente se muestra es una imagen una variedad que sirve electoralmente.
Al Frente Amplio, ponerse a pelear por la vicepresidenta no aporta en nada, tampoco aporta censurar a quienes discrepan. Si en las elecciones nacionales, el Frente muestra que los candidatos de las distintas listas son todos parecidos, más allá de género, sus discursos similares, su imagen muy parecida, así un sector marque diferencia, si la campaña presidencial se centra en disputar un espacio hacia la derecha y no enfatiza en que la disputa está en dos modelos de país diferentes, corre el riesgo de ganar la primera vuelta por un escaso porcentaje y perder en la segunda vuelta.
El Frente Verde por el voto contra la Ley de Impunidad de Sanguinetti, fortaleció los principios del Frente Amplio y consolidó su proceso de construcción más allá de los sectores frenteamplistas.
El Frente Contra las Privatizaciones repotenció los principios del Frente Amplio y consolidó el proceso de construcción frenteamplista más allá de los partidos y sectores que lo integraban.
El Frente por el Agua como Derecho Humano, volvió a fortalecer los principios del Frente Amplio, posicionó un tema fundamental para la vida más allá de los partidos y sectores frentistas.
El Frente contra la Reforma Constitucional Militarista de Larrañaga le muestra al Frente Amplio que debe repotenciarse sobre sus principios fundamentales y, si “abre los ojos”, podría posicionarlo hacia el futuro y volver a fortalecerlo más allá de los partidos que lo integran. Incluso pensando en la segunda vuelta, puede ser la salida para ampliar los límites electorales frenteamplistas y derrotar a la “coalición militarista” teorizada y creada por Sanguinetti.
El horizonte del Frente Amplio hoy es el Frente que unió a quienes estuvieron contra la reforma y están contra un nuevo proceso militarista, pero para llegar a ese horizonte hay que actuar en consecuencia y armar una campaña en consecuencia…
El Frente Verde, el Frente Contra la Privatizaciones, el Frente por el Agua y el Frente Contra la Reforma, tuvieron y tienen un profundo contenido simbólico que se internalizó en el imaginario colectivo y fortalecieron al Frente.
El Frente Verde fue un Frente Anti dictadura, el Frente contra la Reforma es un nuevo Frente Anti Dictadura… La consolidación de ese Frente hacia la segunda vuelta electoral debe ser asumida como un nuevo frente contra la dictadura.
Los pueblos son estrategas decía el querido compañero Raúl Sendic Antonaccio. Debemos pensar y actuar estratégicamente me decía alguna vez ese grande que fue Hugo Chávez. No se puede descuidar la coyuntura, pero los procesos solo echan raíces cuando se piensa y actúa estratégicamente…
La consolidación del Frente Contra la Reforma, o sea contra la Dictadura, como una expresión política estratégica implica autocrítica, amplitud, fortalecimiento de principios fundacionales y participación diversa sin centralismos excluyentes. Así, una acción estratégica también puede tener réditos en lo coyuntural, en lo electoral…
* América Latina en Movimiento (ALAI)
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