Valencia: reflexionando sobre la desaparecida Plaza Redonda
Han pasado ya casi dos meses desde que se inauguró la "nueva" plaza Redonda de Valencia. Remarco lo de nueva, porque con la obra que se ha llevado a cabo se ha desvirtuado la imagen que los ciudadanos de Valencia teníamos sobre esta plaza. Actualmente ya nada tiene que ver con la plaza que conocíamos desde el año 1976-77, cuando se instalaron los puestos de madera y cerámica de manera permanente en sustitución de los anteriores, que eran recogidos todos los días al terminar el horario comercial y guardados en los propios locales de la plaza o en otros de las calles adyacentes.
La anterior plaza Redonda era un lugar recogido, abigarrado, oscuro, con un aroma y sabor especiales. Un pequeño corazón en el centro de la antigua Valencia que latía a otro ritmo y que te transportaba al pasado cada vez que cruzabas por debajo de unos arcos que te conducían a los diferentes negocios de la misma. Ahora, sin embrago, la han convertido en una galería comercial sin alma, un brindis al sol y a la luz con un armazón de hierro, hormigón, cristal, y chapa de madera. Otra plaza más, vulgar, común, triste y vacía de todo… sin encanto. Nuevos materiales, bloques de hormigón y cubos fríos y descolocados dentro de un entorno histórico protegido, en otro intento más de casar lo antiguo con lo nuevo a la fuerza. Persiguiendo una extraña obsesión, que parece afectar a más de un arquitecto de la ciudad (véase jardines del MuVIM), por introducir elementos contemporáneos y rompedores en barrios céntricos y tradicionales. Más de 2,3 millones de € tirados a la basura y que han dado al traste con el imaginario popular valenciano de este entrañable rincón para siempre.
Puede que los arquitectos que se han encargado de este nuevo diseño lo hayan considerado una rehabilitación o una restauración en toda regla. Nada más lejos de la realidad. Para nosotros se trata ni más ni menos de una demolición con mayúsculas. De hecho la empresa que se encargo de entrar con las máquinas y de arrasarlo todo fue "Derribos Andrés". Y dudamos mucho que la palabra derribo sea sinónimo de restauración o de rehabilitación. Estas dos últimas palabras llevan implícitas la recuperación y puesta en valor de lo que allí pudiera haber, no su destrucción y aniquilación absoluta.
Creemos que hubiera sido más fructífero, económico y productivo intentar salvar el patrimonio que se encontraba dentro de la plaza en lugar de levantar una nueva. Usar materiales similares o idénticos (madera, cerámica, forja) como los había en los puestos y las columnas y cubiertas (del año 1916) hubiera sido lo más respetuoso y adecuado con el patrimonio. Pero a los responsables del patrimonio de esta ciudad esta visto que les da lo mismo. Dejan hacer a los arquitectos.
Resulta además chocante que en el Catálogo de Bienes y Espacios protegidos, donde consta como Bien de Relevancia Local (BRL) dentro del BIC de Santa Catalina, aparezca como régimen de intervención, a fecha 23/09/10, su conservación y la restauración por diversos valores patrimoniales como:
– Integración Urbana.
– Adscripción tipológica.
– Carácter modelo referencia.
– Referencia cultural arquitectónica.
– Referencia Histórica.
– Valoración de las fachadas, cubierta y estructura espacial interna.
No constando en ningún momento la eliminación de elementos impropios (por si hay alguien que haya podido considerar que lo son los puestos de madera y cerámica de los años 1976-77 o el farol que había encima de la fuente), ni la reforma ni distribución interior.
Leyendo este documento nos damos cuenta de que se han vuelto a pasar por el arco de triunfo la legislación patrimonial valenciana de forma descarada con el beneplácito de la administración pública que sigue sin escuchar a los ciudadanos y asociaciones que apelan al sentido común y al máximo respeto por el patrimonio histórico, artístico y cultural valenciano.
El resultado salta a la vista y daña a los ojos. Estarán contentos y orgullosos de haberse cargado un símbolo del centro de la ciudad. Un lugar a donde cada vez que regrese tendré que cerrar los ojos y desempolvar las imágenes antiguas para seguir sintiéndola y recordándola como lo hago en este preciso momento.
Un saludo…
Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural