Y el pan, antes que trigo, es mano que siembra…
Ernesto Rodrigo. LQSomos. Diciembre 2015
¡Qué lejos aquellos años en que éramos sobre todo productores y productoras!, cuando en nuestras casas -sí, en las nuestras- todo estaba al alcance de la mano y donde cada pequeña comunidad, se abastecía localmente, consumía y crecía, valorando cada pequeño rayo de luz sintetizado en cada pedacito de alimento, venerando a quien lo producía y aprovechándolo todo. Entonces, la calidad era la capacidad de los alimentos para entregar salud, y no sus formas engañosas, ni sus lazos de colores en que la hemos convertido.
Nos olvidamos de dónde venimos, y así nos va, con la salud y con todo lo demás. Hemos dejado de decidir cómo queremos que sean los alimentos que consumimos y ahora son las grandes empresas alimentarias las que a través de sus medios de manipulación, nos dicen lo que debemos y lo que no, lo que es prioritario y lo que no, lo que es calidad… y lo que no lo es.
¿Dónde queda nuestra Soberanía Alimentaria? Ahí anda, asfixiada en la basura, entre los envoltorios de lo que consumimos. Ya no hay nadie detrás de lo que llevamos a la mesa. Las caras, los nombres, toda esa cultura, se ha sustituido por una agria cultura que, implacablemente, nos presiona a través de una marca, de unas letras y de unos números que nos envenenan lentamente, que nos enferman lentamente, que nos matan lentamente, porque esta jauría de poderosos enfermos, ha hecho el negocio más grande que jamás hubiéramos pensado: ha convertido nuestras vidas en su negocio, porque alargar la vida hoy, es un tremendo negocio. Lejos de ensanchar la, de hacerla más dulce, más consciente, placentera y responsable, lo que han hecho -a nivel de salud- es meterla en un frasco de fármacos, meternos dentro… y cerrar el bote.
Envenenan nuestro medio ambiente produciendo tóxicamente lo que más tarde llevaremos a la mesa, haciéndonos olvidar que también nosotr@s somos medio ambiente, somos especie, somos Natura. Ingerimos esos tóxicos que irremediablemente nos enfermarán. Luego nos vende sus tóxicos fármacos no para curarnos, sino para alargar un estado, del que ya es muy difícil salir, escapar. Antes de que nos demos cuenta, habremos caído en una espiral de dependencia para mantenernos viv@s, porque esos fármacos, junto con los tóxicos acumulados a través de nuestra alimentación, para entonces, ya habrán atacado, deteriorado nuestros más importantes órganos vitales, y nuestra vida habrá encogido tanto, como para poder mezclarse entre las sucias monedas de los bolsillos de la sucia industria farmacéutica, que no es otra que la industria agro química que infecta la Tierra.
Uffff! Qué agobio!
Pero no todo está perdido. La agricultura biológica puede devolvernos todo lo que nos han quitado, aunque para ser just@s, tenemos que ser conscientes de lo que nos hemos dejado quitar. La Agricultura Biológica, no es sólo sustituir unos tratamientos por otros, es mucho más que eso, pues de lo contrario, más tarde o más temprano, volveremos a caer en las garras de las grandes empresas agro alimentarias, transformadas en capitalismo verde como ya está pasando. El consumo ecológico tiene que ser consciente y tiene que ser responsable, y no hay otra, o será un producto más de consumo.
Tenemos que aprender a diferenciar lo que significa apoyar a un pequeño productor, a apoyar a una gran superficie como Carrefour, o el Corte Inglés, o a una gran empresa panadera, que dedicada siempre a convencional, ahora ofrece pan ecológico. Nuestra compra a ell@s no les supone nada, pues venden ecológico sólo para tener aún más ganancias y para lavarse la cara. Para un pequeño productor o pequeña agricultora, nuestra cesta, puede significar mucho, muchísimo.
Ser consciente, es la elección responsable, aunque no sea la más cómoda. (también nos han sumergido en la vorágine de no tener tiempo y por eso parece que todo está justificado para conseguirlo).
Hay que consumir alimentos sanos, nutritivos, sin venenos y de proximidad, y seremos responsables de potenciar la Salud, devolver el equilibrio a la Tierra y de la pervivencia de la economía a pequeña escala. Son estas, razones suficientes, para empezar a dar pasos en esa dirección, por pequeños que sean.
Necesitamos recuperar nuestra Soberanía Alimentaria y necesitamos hacerlo ya.
Mañana, cuando vayas con tu cesta, piensa en ello. Piensa, pero sobre todo, actúa.
Molino del Villar, Diciembre de 2015
Nota: El titulo de este artículo corresponde a una frase del “Canto a los caídos” del grupo musical Inti-Illimani