Ping-pong en la frontera: odio polaco

Ping-pong en la frontera: odio polaco

Por Guadi Calvo*. LQSomos.

Varsovia, ha respondido sellando sus fronteras, lo que obliga a esperar a la intemperie con temperaturas por debajo del punto de congelación, en un invierno que todavía ni siquiera ha empezado, a los tres mil refugiados, quinientos de ellos niños, de origen kurdo-iraquí, sirio, afgano e incluso ciudadanos de Camerún y la República Democrática del Congo

Desde hace varias semanas, el mundo sigue de manera apasionada el match de ping-pong, que la Unión Europea (UE) está obligando a jugar a Polonia con Bielorrusia, partido que, de no tener a miles de seres humanos como pelotita, sería muy entretenido, ya que los medios occidentales más extremos están hablando de la posibilidad de que el match se defina con una guerra de dimensiones imprevisibles, lo que más allá del sensacionalismo, es extremadamente improbable, más allá de los ejercicios militares que se están realizando.

La crisis se resume, a situaciones que ya se han visto de manera sobrada en las diferentes fronteras de Europa, desde el año 2013: miles refugiados llegados de Medio Oriente y Asía Central y África, que se vieron obligados a abandonar sus países gracias a las incursiones militares de los Estados Unidos y sus socios europeos, huyendo de los bombardeos, el hambre y los grupos integristas como al-Qaeda y el Daesh, crecidos a la sombra de las invasiones occidentales a Irak, Libia y Siria, buscan acogida, paradójicamente, en casa de sus verdugos.

En el caso puntual, que por estos días ocupa al mundo, y trae aparejado algunas connotaciones, para nada claras, pero si con muchos interesados, refiere a un grupo de más de tres mil, todos ellos, seres humanos, provenientes de las zonas de guerra creadas la OTAN a partir de 2001, pongamos como punto cero la demolición de las torres de Nueva York, Aunque le estamos salvado las barbas a varios siglos de ocupación colonialista, que, de manera más diplomática, pero igual de siniestra, continúan hasta hoy.

Sabemos que las potencias occidentales a la hora de repartir culpas, son casi tan veloces como para bombardear, invadir y bombear recursos desde sus antiguas colonias a las metrópolis. En este caso, según Polonia, la UE, la OTAN, el responsable de todo es el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, secuaz del inefable Putin, al que, aunque no lo veamos siempre es el culpable para occidente, que adrede ha provocado la crisis, al permitir que las personas que quieran llegar a la frontera desde los lugares ya referidos viajen a Minsk, para después proporcionarles transporte y seguridad, hasta la frontera polaca, para seguir rumbo a Alemania, la Meca de los refugiados.

A lo que Varsovia, ha respondido sellando sus fronteras, lo que obliga a esperar a la intemperie con temperaturas por debajo del punto de congelación, en un invierno que todavía ni siquiera ha empezado, a los tres mil refugiados, quinientos de ellos niños, de origen kurdo-iraquí, sirio, afgano e incluso ciudadanos de Camerún y la República Democrática del Congo, que comenzaron a llegar a la frontera polaca el pasado lunes ocho. Por lo que los disturbios no tardaron el explotar, cuando la guardia fronteriza polaca intentó alejar a los “invasores”, golpeándolos, disparando con sus armas por encima de sus cabezas, lanzando gases lacrimógenos, utilizando cañones de agua y de luz y toda una batería de bombas de estruendo, contra niños y mujeres, muchas de ellas embarazadas.

Gracias a la legislación aprobada recientemente las fuerzas de seguridad pueden ignorar las solicitudes de asilo y expulsar de manera sumaría a los migrantes devolviéndolos a Bielorrusia. Además, el gobierno aprobó la extensión del muro ya existente en esa frontera

Los líderes europeos, adjudican la jugada de Lukashenko, a la que calificaron de “ataque híbrido”, como un intento de venganza por las sanciones impuestas, para lo que occidente ha utilizado las cuestiones internas del país, no solo para golpear al presidente bielorruso, sino por interpósita persona al presidente ruso Vladimir Putin. Otros analistas refieren que con esta acción Lukashenko, pretende presionar a la UE con la intención de conseguir beneficios económicos.

Por su parte el presidente Putin, opinó que: “los países europeos son los responsables de la actual crisis” a los que les adjudico: “tanto por motivos políticos, militares y económicos y que ahora buscan a los culpables para eximirse de cargar con la actual situación”. Putin, en una entrevista del canal Rossiya 1, recordó que ha sido Europa quien ha creado las condiciones, para las incontenibles oleadas de ciento de miles de refugiados, intenten llegar a esos países, al riesgo de perder la vida como ha sucedido con un número que va de los 35 mil a los 50 mil ahogados en el Mediterráneo, a lo que hay que sumarle el número desconocido de los que han muertos sin siquiera avizorar el mar. En la entrevista, Putin ratificó que su país está dispuesto a facilitar la solución, en lo que dependiera de ellos.

El odio polaco

El tándem político compuesto por el presidente polaco, Andrzej Duda y su primer ministro Mateusz Morawiecki, del partido ultra derechista Prawo i Sprawiedliwość (Ley y Justicia), no ha perdido la oportunidad de mostrar su buena voluntad a la Unión Europea, a la que ingreso en 2004 y establecer duras medidas para controlar la llegada de los refugiados. Destacando a la frontera a más de 20 mil hombres de las fuerzas de seguridad, declarando el “estado de emergencia” y generando una zona de exclusión en la frontera para evitar la llegada de periodistas y asociaciones humanitarias, como el Grupo Granica, a la que se le ha impedido llevar ayuda a los campamentos de refugiados que se improvisaron en los bosques cercanos a la ciudad de Kuźnica, próxima a la frontera bielorrusa y a 250 kilómetros de Varsovia.

Gracias a la legislación aprobada recientemente las fuerzas de seguridad pueden ignorar las solicitudes de asilo y expulsar de manera sumaría a los migrantes devolviéndolos a Bielorrusia. Además, el gobierno aprobó la extensión del muro ya existente en esa frontera. Según las autoridades polacas, en lo que va del año, ya se han producido cerca treinta mil intentos de ingresar ilegalmente al país, incluidos los 17 mil en octubre. Varsovia denunció que solo el pasado miércoles diez, se habían registrado 468 intentos.

El gobierno polaco dado el estado de emergencia, mantiene a las organizaciones de ayuda y a los periodistas fuera de las áreas del conflicto, ignorando los contantes pedidos de las diferentes ONGs, para que se les permita acceder y proporcionar suministros y ayuda médica, ante la posibilidad de que estalle una crisis humanitaria.

Por su parte Occidente sigue presionando a Minsk, con amenazas de más sanciones, mientras Úrsula von der Leyen, presidenta de la comisión de la UE, ha prometido apoyo no solo a Polonia, sino también a Lituania y Letonia para el control de sus fronteras.

Dada las presiones europeas el presidente Lukashenko ha amenazado con cortar el gasoducto que, desde la península rusa de Yamal, abastece a Europa, en momentos que los precios del gas, el mes pasado han sufrido un importante incremento, lo que agudiza todavía más la crisis energética del continente.

En una declaración conjunta del pasado jueves, los ministros de Defensa de Estonia, Lituania y Letonia, calificaron la actual crisis “de la más profunda y compleja en muchos años”. Mientras Moscú, ha enviado bombarderos con capacidad nuclear a patrullar el oeste de Bielorrusia y se preparan más patrullas de los poderosos Tupolev Tu-160 para el “entrenamiento” de los sistemas conjuntos de defensa aérea de Moscú y Minsk. Mientras el presidente bielorruso, denunció que, desde el este de Ucrania, se habían producido intentos de contrabandear armas para provocar a los efectivos bielorrusos. Al tiempo que Kiev anunció que considerar desplegar 8500 efectivos y quince helicópteros, para controlar la frontera. Si bien Ucrania, no ha sido aceptada en la U.E., sus acciones serviles apuntan a congraciarse con la Europa “blanca”, que los ha despreciado en múltiples ocasiones.

Con motivo de la celebración de la independencia polaca, el pasado jueves once, el gobierno polaco, ha permitido, lo que hasta hace unos pocos días había prohibido: la realización de una importante manifestación en Varsovia, liderada por las bandas ultraderechistas que asolan el país.

Los grupos neo nazis, los que han reclamado al gobierno que refuerce todavía más sus fronteras, banderas polacas, también ondearon las viejas banderas verdes del Campamento Nacional Radical que lleva a un caballero medieval, con una espada en ristre, un símbolo de extrema derecha polaca de los años treinta. Uno de los líderes de la marcha, Robert Bakiewicz, de la Asociación de la Marcha de la Independencia y jefe de la Guardia Nacional, establecida para defender las iglesias y asociado a otras organizaciones de ultraderecha en su discurso llamó a que “todos los polacos a respaldar a las tropas y funcionarios que protegen la frontera oriental. Calificando a la actual situación de “un ataque a la frontera polaca”. Amenazada por “millones” de menesterosos que ellos mismos han ayudado a crear.

* Escritor y periodista argentino. Publicado en Línea Internacional

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