1- 4 de Octubre: correspondencia de cuarentena
Luz Modroño*- Enriqueta de la Cruz*. LQS. Octubre 2020
Iniciamos la segunda etapa de la serie epístolas “Correspondencia en cuarentena” que detuvimos en el pasado mes de julio.
Decimosexta entrega de este hilo de la correspondencia entre Luz y Enriqueta, un hilo epistolar rojo, republicano, que es de hablar claro. Volcando ahí de forma personal sus observaciones, inquietudes, deseos de colaborar con lo que saben hacer, aquí nos comparten este mundo epistolar creado entre ellas dos…
VOZ DE ENRIQUETA
1 de octubre
Querida amiga Luz, espero que sigas bien y animada. Disculpa el retraso en escribirte tras el paréntesis veraniego en que casi todo el país ha intentado recoger sus pedacitos y hacer como que no pasara tanto como pasa.
Quiero empezar con esperanza. La de la dignidad de esos obreros y obreras, esas personas de Vallecas, por ejemplo, en lucha contra el apartheid, la segregación fascista y clasista, abominable que ha sucedido en Madrid por culpa, sí, culpa y premeditada culpa del gobierno de derechas, fascistoide. El fascismo siempre quiere que le limpien el culo y sus casas y luego perezcan esos esclavos supuestamente bajo sus botas llenas siempre de barro pestilente, de caza furtiva, de dinero sangriento, de toros ensartado con picas, agónicos, mientras ellos ríen tras barreras cada vez más endebles… Lo saben… En el fondo, tienen miedo… Temen. Intentan emponzoñarnos, que seamos sus cómplices… Pero miles de ciudadanos madrileños están demostrándoles que no son ni esclavos ni tontos ni mucho menos cómplices, y que ¡No pasarán! La dignidad de maestros y sanitarios, agotados de tanta ineptitud y tanto delito. La dignidad de mujeres, de emigrantes, de tantos…
Esa esperanza de la gente que, como tú, no acepta la inhumanidad que están sufriendo los refugiados que no encuentran -porque se quiere así-, refugio ni paz, las personas de Moria y tantos otros. Esa esperanza de los que no nos vamos a rendir y seguiremos resistiendo, es la que vale. (Ya nos contarás de la situación de los refugiados a día de hoy, querida compañera, tú que cuentas con información de primera mano, fiel).
La perversión con mayúsculas, “la inmoralidad mayor” de la que hablaba el sociólogo Wright Mills en “La élite del poder”, impera.
“Los hombres de los más altos círculos no son hombres representativos; su elevada posición no es fruto de su virtud moral; su éxito fabuloso no está sólidamente relacionado con sus capacidades. Los que ocupan los sitiales de los altos y poderosos han sido elegidos y formados por medio del poder, las fuentes de riqueza, el mecanismo de la celebridad, que prevalecen en su sociedad. No son hombres seleccionados y formados por un servicio civil unido al mundo del saber y de la sensibilidad. No son hombres modelados por partidos nacionalmente responsables que discuten de modo abierto y claro los problemas que esta nación afronta ahora con tan poca inteligencia. No son hombres frenados por una pluralidad de asociaciones voluntarias que relacionan a los públicos polémicos con las cimas donde se toman las decisiones. Dueños de un poder sin igual en la historia humana, han triunfado dentro del sistema norteamericano de irresponsabilidad organizada”.
Y vale lo que escribió para la España de hoy, súbdita de USA, criada a sus pechos desde al menos el 51 de 1900. Y es que se ha empapado este país de su “cultura” de cabo a rabo. (Contando con que también se le suma el franquismo nacionalcatólico que nunca desapareció por más que nos llegó el modelo ese, pues esto es una bomba a día de hoy). Ese hombre, sí, sociólogo de mérito, que allá por los 50s describiera tan acertadamente la sociedad de masas y medios de masas que “nos han suministrado nuevas identidades y aspiraciones” y han inventado para nosotros un “seudomundo” se estaba refiriendo a su país, claro, no podía imaginar cómo acertó pintando el nuestro de sesenta y tantos años después, esta España que siempre va con retraso en todo, y al que fueron poco a poco exportando los moldes, esa “democracia” que ahora quieren llevar a esos países tan “dictatoriales”, tanto en cuanto no cuenten con el títere adecuado a sus deseos del momento, los del imperio de las barras y estrellas. Llevar la democracia con esas revoluciones tan pacíficas que cuestan tantos muertos, llamadas “de colores” a lo Gene Sharp.
En este terruño querido llamado España nos levantamos cada día con la sensación de no tener país, ni gobierno, ni nadie que nos ampare, ni siquiera tener un clavo ardiendo al que agarrarnos. Con la sensación de estar ante un circo que nos ha vendido, una representación cutre y bien orquestada, organizada y cubierta con un manto de caos que es provocado, con cada acto, con cada sinsentido que es una vergüenza ajena.
Cada cual representa su papel allá en lo alto, haciéndonos de polis buenos y malos con la seguridad de que pertenecen al mismo bebedero y comedero, que siempre estarán (ellos) en una posición cómoda y a cada cual le tocará más o un poquitín menos, pero siempre demasiado de la tarta a cambio de dócilmente hacernos cada día a todos los demás, la inmensa mayoría, obedientes tontos, títeres de su juego y paganinis del mismo.
La irresponsabilidad aparente no es tanto, hacen bien su trabajo para el amo. Todo el Mediterráneo convertido en foco principal de la pandemia en Europa; España que va para líder en prostíbulo de lujo, en carne de cañón de todas las mafias y en abrevadero de esos locales de juego y perdición que nos creen como setas ya en cada esquina, en cada anuncio de la tele basura que es toda la tele. Se harán (tienen sus ministros propicios) listas de ludópatas pero no de los hijos de tal que fomentan y meten en vena la ludopatía como meten otras drogas, listas (más) de víctimas (cada vez más víctimas) pero no de verdugos, listas de mujeres asesinadas pero no de los asesinos, listas de menores y mayores cogidos en la trata de personas pero no de los proxenetas y secuestradores de personas, o de las fuerzas del “orden” que contribuyen a la contaminación del covid y de la pandemia de la corrupción en los cientos de locales visibles en nuestras carreteras de prostitución, siendo consumidores y usuarios, perfectos conocedores por no decir otra cosa de esas redes de todo y tráfico de todo… Listas de contestatarios multados, echados de sus trabajos, apaleados, pero no de los sátrapas que se han vendido al peor capital que haya parido madre y soportamos, al tardo capitalismo, a los de siempre, a los que les dan de su teta.
Es asqueroso el uso y mercadeo de/con personas para que sean los muertos de las guerras que el poder provoca, los que piden acogida y a los que imponen diáspora y asentamiento en los lugares donde les es conveniente presionar. Es asqueroso ver cómo cada día, a nuestro país, sin ir más lejos, lo venden para trapo de limpiarse el culo, que ya no es que esté intervenido, es que es polvo y ceniza. Es de echarse a correr hacia nuestras profundidades y convicciones más valiosas y no volver ni la vista a lo que nos quieren meter a machamartillo. Correr (sí, deprisa, ya) hasta encontrar ese lugar interior (dentro de nosotros mismos) y exterior (organizándonos con los demás) ante este envilecimiento de la humanidad de los que quieren otra cosa: un nosotros sin diálogo, sin contacto, sin metas, sin voluntad ni alma.
Esta insolidaridad provocada, esa mansedumbre de idiotas, ante la que tantos nos rebelamos pero otros muchos no, me pasma. Hay gente, madres, por ejemplo, que aceptan pasivas llevar al cole a sus peques (lo más querido, lo más a proteger, lo que necesita más de su ayuda acertada para crecer bien), cuando ni siquiera (tantas Apas, tanto y tanto dárselas de enteradotas ¿para qué?) saben si los llevan al matadero como pasó ya con los viejos, en las residencias. Ni el más mínimo gesto de sana rebeldía, de sentido común siquiera en tanta gente…
En lugar de exigir a sus gerentes, tragan con lo que les echen. En vez de exigir, sí, eficacia a estos gerentes, a esos políticos que se creen procuradores de las cortes franquistas y con cheque en blanco para hacer cualquier cosa por cuatro años y lo que le sale de la voluntad de los amos, en vez de exigirles eficacia, test y seguridades de que los niños estarán en espacios adecuados, sin covid, en vez de cerciorarse de poner la salud por encima de cualquier cosa (un curso, unos meses de curso, etc.) aceptan obedientes que politicuchos les amenacen porque hay la obligación de escolarización y tal y pascual. Pero bueno, es el mundo al revés de la cordura. Si lo que tienen que hacer esos es garantizarnos a todos un buen vivir y salud por lo menos, y tienen que poner los medios adecuados para ello. Y si no saben, les despedimos, señores y señoras. Si es que es así y no al revés, aceptar en plena pandemia represión, imposiciones, de los que tenemos a nuestro servicio, qué barbaridad. ¡Qué no son más que servidores públicos, a ver si nos enteramos! Ese es su curre y no otro.
Pero, claro, los vemos de tiralevitas del rey y de los poderosos por encima del rey que pronto darán el toque de a por la Monarquía y entonces veremos las tornas cambiar… Pero de momento tiralevitas y amparadores de la corrupción en su cúspide. Y vemos al rey malmetiendo, hablando de más, con su arrebato de: ¡A mí la legión y la judicatura de paso! Y sin que le paren… A ese supuesto cohesionador y garante de la unidad de Es-pa-ña, más atomizada, dividida y descontenta con “su majestad” que la madre que los parió a todos.
Teatro, circo y pandemia que ya el perverso lenguaje de poder: “clases pasivas”, “negros”, “mujeres”, “disidentes”, “minusválidos”, “enfermos”, “analfabetos funcionales de la tecnología que viene” (imprescindible para seguir explotando al prójimo, manejándolo, aprisionándolo) lo dice todo, cosifica, clasifica, hace la lista de los prescindibles. Llevamos un millón de muertos… China, que le ha podido al bicho manu dura; Nueva York y su record de prescindibles para el Sistema que han caído; Irán, sospechosamente; el corazón de la UE y Francia, Italia, España con su Madrid disparado de cifras y pecados… ¿Cuántos muertos habrán calculado en esta guerra? Veremos.
Mientras tanto echemos el ojo a frases para no alimentar su proliferación, que son armas mortíferas. Por ejemplo, esa chorrada de “nueva normalidad”. Pero bueno, ¿desde cuándo es normalidad una cosa como la que estamos viviendo? Lo primero, en toda guerra es lo psicológico, vencer por lavar el cerebro de las gentes. Normalidad es lo normal, no esta mierda, esta guerra. Estamos en manos de cipotudos, groserazos y toscos, de crueles guerreros, hombres asquerosos de la guerra con las manos manchadas de sangre y dólares.
Por cierto, no hago más que pensar en lo una vez comentado. Y es que sí, me arrebato porque hay mujeres como hombres a las que les falta más de un hervor, como esa Ayuso con cara de penitente que da espanto, pero si mandaran ahora las mujeres en el mundo, si fuéramos capaces de empoderarnos de veras… Otro gallo cantaría y no sería el de la trompeta de guerra y Apocalipsis que describe o teme Chomsky, sino el de la construcción, la creación nueva, esta, sí, normalidad, otras aspiraciones.
La mujer es creadora, es donante de vida y estos machos broncos que como Trump están al frente nos llevan al desastre, hasta nuclear, como nos descuidemos. Porque estos tipos solo son la cortina de humo, aparentemente nacionalista el tufo, para un proyecto de corte: Me lo como todo o lo reparto entre dos potencias más a lo sumo. Y para salirme con la mía, me cargo el planeta si hace falta. Eso sí que es la depredación y el cambio más que climático de este mundo.
Y encima nos crecen los negacionistas… En fin, sigo otro día.
VOZ DE LUZ
5 octubre
Hola, Enriqueta.
Pues sí, aquí estamos de nuevo encontrándonos con nuestros lectores, con el mismo ánimo e intención con la que nos dijimos un hasta luego hace algún tiempo: el de provocar la reflexión, el debate tranquilo, el intercambio de opiniones sobre la realidad de este extraño e inquietante tiempo que nos toca vivir. Una realidad que parece anclada en una pandemia tan exigente que ha conseguido que el mundo entero gire en torno a ella.
Dejamos nuestra correspondencia un buen día de principio de agosto, sin saber a ciencia cierta que nos encontraríamos al volver a ella, sabiendo que es un tiempo de descanso en el que apenas ocurre nada. Interrumpimos nuestra correspondencia bajo la amenaza de una cruenta reaparición –mejor dicho, reactivación porque irse nunca se fue- de este virus que, un día, será leyenda marcada en el calendario de la historia pero que hoy nos tiene bajo el peso de una fuerte incertidumbre.
Y, al volver, nos encontramos con un escenario altamente convulso, más inquietante que el que dejamos. Muchas ciudades españolas han vuelto a las cifras de antes del verano, confinadas y con este virus maldito marcando la agenda. Madrid se lleva la palma. En España y en Europa.
Vergonzosos los enfrentamientos entre el gobierno autonómico y el central, vergonzosa la ineficacia, la falta de coherencia y de planificación de la presidenta de la CM. Vergonzoso el ataque de la policía a manifestantes que pedían más médicos, más hospitales, más camas, más dignidad y que nos han retrotraído a tiempos que creímos bien pasados. El gobierno de esta señora pasará a la historia como el gobierno de la vergüenza. Lo que no hago más que preguntarme es si, en Génova, no había nadie mejor que esta mujer. Porque ya no sé si es realmente como aparenta ser o si es que, qué va de tonta, de niñata, una postura tras la que se esconde para hacer todo lo que está haciendo, escudándose en ese aire infantiloide, tras esa mirada insulsa y como de que no se entera. No hace mucho hablaba con una amiga y sostenía que la derecha es mala pero no es tonta. Y no puedo estar más de acuerdo. Por eso, una de mis palabras más recurrentes en estos tiempos es “me inquieta”. Porque, yo que soy una mujer racional no puedo dejar de intuir con desazón e inquietud tanto sin sentido, tanto desbarajuste. O si fue una burla del propio PP a la ciudadanía. Convencidos de que las luchas internas del gobierno de Manuela Carmena le descomponía y debilitaba y sabedores de que la única estrategia de la izquierda es la unidad. Agazapados, esperaron. Y ganaron. Porque bien es sabido que cuando hay que unirse, la derecha se une hasta con el diablo que pasa a ser su amigo. Y tras ellos, VOX, ese partido ultramontano, salido de las catacumbas del fascismo. Y ganaron. Contra todo pronóstico. Pero sabido es también que, en una democracia, el voto es el que decide y fue la ciudadanía, por abstención o por voto directo, quien sentó a este personaje propio del esperpento galdosiano en la tribuna de gobernadora de la Comunidad de Madrid.
Han ocurrido muchas cosas, sin duda, en este tiempo, pero quizás lo más significativo sea este dar vueltas como norias o como un carrusel en torno a este virus que nos trae de cabeza. Aunque, quizás, lo que debiera llamar más la atención no es el Covid en sí, sino todo lo que se está tejiendo en torno a él, la excusa perfecta para seguir insistiendo en la injusticia, en la mala política, en la desfachatez. En la ausencia de una mirada que vaya más allá de los intereses espurios de los malos gobernantes. Eso es lo realmente preocupante, aquí y en Grecia, en Italia o en EEUU, en el Reino Unido o en cualquier punto geográfico que miremos. Porque el Covid está sirviendo de excusa al mismo tiempo que está poniendo en evidencia la miseria de algunos políticos o políticas que no se han enterado o no se quieren enterar que su papel más sagrado es servir al pueblo y no a sus propios intereses y/o ideología.
Haces bien en sentirte esperanzada. La respuesta en la calle y en el Parlamento a estas malas políticas está siendo contundente. La gente vuelve a tomar las calles. Y la voz de los que más se acercan a ser sus legítimos representantes se escucha clara y fuerte en el Parlamento. Pero al mismo tiempo, el CSIC afirma que los votos hacia VOX aumentan. No quiero creer que sea verdad, pero todo esto quema y desgasta sobremanera. Que es tremendo que, en vez de luchar contra el covid, se esté utilizando la enfermedad, el sufrimiento y la muerte para hacer política. En lugar de hacer políticas para luchar contra la epidemia se utiliza la epidemia para cuchar contra la política. No puede haber mayor desvergüenza y deslealtad. Tu cita a Wright Mills no puede ser más oportuna.
Me pides que escriba sobre lo que está pasando en Grecia tras el incendio último. Y digo último porque no era el primero. Las condiciones de hacinamiento, de acumulación de basuras, de plásticos, de sobre cargas eléctrica, de desatención total, de humillación completa habían provocado más de uno y de dos incendios. El anterior a este, ocurrido en marzo, me encontraba yo allí. Un viento traidor y despiadado hizo que una chispa prendiera en una tienda. Se extendió rápidamente. Las llamas se erigían por sobre las lonas de las tiendas mientras el humo negro impedía ver nada. Como de costumbre, cundió el caos. Cuando todo hubo terminado y el fuego sofocado, se encontró el cadáver calcinado de una niña de cuatro años.
Comenzaba la pandemia. Inexplicablemente, en Grecia el virus avanzaba despacio. Las leyes aprobadas en diciembre pasado contemplaban una serie de medida entre las que destacaban convertir los campos en cárceles a cielo abierto y en proceder a deportaciones exprés y masivas, completamente prohibidas e ilegales. Pero el gobierno griego sabe que cuenta con el silencio cómplice de una Europa cautiva en el tema de refugiados.
El Covid le venía muy bien al gobierno para cumplir el primero de sus objetivos. No se sabe si el fuego fue provocado como sostiene el gobierno por los propios refugiados o si lo fue por el propio gobierno. Moria era incontrolable. Constaba de dos partes, una en el interior cerrada con concertinas y que era el espacio de un antiguo cuartel militar y una exterior a él que, con el tiempo, había ido creciendo sin parar. Ocupaba un antiguo olivar cuyas ramas secas servían a las familias refugiadas para calentarse en invierno y hacer fuego para cocinar todo el año. La interior podía haberse cerrado pero el exterior carecía de cerramiento alguno.
A principio de año y tras la aparición de los primeros casos de Covid, el Ministerio de Migración y Asilo firmó un contrato con una empresa privada de casi un millón de euros para vallar un nuevo campo donde encerrar a las personas refugiadas. Es fácil imaginar cual habría podido ser el destino de esos fondos si se utilizaran en políticas de dignidad e integración.
Pues bien, el incendio permitió hacer rápidamente y de manera totalmente provisional un nuevo campo más cerca de la capital, Mitileni, cerrado, en un erial en el que el fuerte viento procedente del mar azota sin piedad las tiendas suministradas por ACNUR. Sin agua, han de utilizar el del mar para lavar. Dentro de las tiendas no se han instalados ni tristes colchonetas con las que aislar sus cuerpos del suelo.
En los primeros días se negaron a entrar sabedores de lo que suponía. Las coacciones para obligarles se incrementaron hasta utilizar cualquier estrategia. Todo valía. Desde el miedo a la amenaza pasando por la violencia. Las imágenes de aquellos días no dejan lugar a duda. Incluso se llegó a amenazar a las y los activistas que repartían comida –llegaron a estar hasta tres días sin recibir ración alguna en medio de tanto caos- prohibiendo que siguieran ayudando a las refugiadas bajo fuertes multas.
Mi plataforma, creada recientemente, La Indiferencia Nos Hace Cómplices se ha centrado en la recogida de fondos para hacer llegar alimentos a aquella gente expulsada de la vida. En un principio quisimos hacer llegar un contenedor pero el gobierno griego también boicoteó la llegada de ayuda humanitaria. En vista de ello, decidimos pasar a hacer una campaña de recogida de fondos y compra directamente allí, en las tiendas de los propios griegos. Una solución que debería ser pues, estoy convencida de que la percepción de los griegos y las actitudes xenófobas cambiarían si estas prácticas se institucionalizaran. La desconfianza acerca del destino de las donaciones dificulta bastante esta práctica. Por ello, tenemos una página de Facebook en la que reflejamos todo lo que vamos recogiendo y el empleo de ello.
La situación sigue siendo caótica. El Moria II, como ha venido en llamarse, está ya convertido en cárcel y pronto, volverá a ser la cloaca que se ha quemado. Mientras, la UE sigue mirando de lado. Y no es cuestión de poder, querida Enriqueta, es cuestión de querer. Es cuestión de voluntad y hacer efectivo el sagrado principio del derecho a pedir protección, refugio y asilo.
Entregas anteriores:
– Primera correspondencia 14-16 de abril
– Segunda correspondencia 14-16 de abril
– Tercera correspondencia 28 de abril-1 de mayo
– Cuarta correspondencia 13-19 de mayo
– Quinta correspondencia: 20 de Mayo
– Sexta correspondencia: 22 – 24 de mayo
– Séptima correspondencia: 26 – 30 de mayo
– Octava correspondencia: 31 de mayo – 2 de junio
– Novena correspondencia: 3 – 4 de junio
– Décima correspondencia: 7 – 9 de junio
– Undécima entrega: 14 – 15 de junio
– Duodécima entrega: 17 – 18 de junio
– Decimotercera entrega: 23 – 24 de junio
– Decimocuarta entrega: 1 – 2 de julio
– Decimoquinta entrega: 3 – 4 de julio
* Las autoras de la correspondencia:
– Luz Madroño es profesora de Historia en Secundaria, es doctora en Psicología, psicóloga, por tanto, que también que en estos momentos echa una mano al que puede y necesita; es activista social, trabaja por los derechos humanos a pie de obra y recientemente ha llegado de Lesbos, en ese lugar donde los refugiados se debaten entre el vivir o vivir, porque hay que sobrevivir, porque llegaron de un infierno para meterse en otro, pero no se rinden. También Luz está vinculada a la UNESCO desde su presidencia del Centro en Madrid, donde organiza estupendas jornadas. Feminista, mujer de mundo, honesta… Y mucho más.
– Enriqueta de la Cruz, es escritora y periodista. Cinco novelas publicadas enraizadas en Memoria Histórica, presente y nuestro futuro. La última: Despertando a Lenin, de reciente aparición y dos libros de conversaciones con el republicano y ex presidente del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, César Navarro, psiquiatra, humanista, políglota y sobre todo, buena y culta persona. La última, Tiempos de plomo y ceniza, acaba de salir de imprenta. Colaboradora en LoQueSomos y otras Web alternativas, enormes grupos de gente imprescindible, a la que admiro por ser luchadora, comprometida.
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