16 de octubre de 1918: nacimiento en Argelia de Louis Althusser
Por Daniel Alberto Chiarenza
El 16 de octubre de 1918 nació en Argelia Louis Althusser, filósofo francés y destacado representante del estructuralismo en las ciencias humanas. Su análisis sobre los Aparatos Ideológicos del Estado (AIE) ofrece una perspectiva marxista sobre cómo las instituciones privadas y públicas perpetúan la ideología dominante para mantener el poder del sistema capitalista
Su teoría de los Aparatos Ideológicos del Estado es un análisis de cómo las instituciones moldean la ideología dominante para mantener el control hegemónico.
La transmisión deformativa de la realidad de los aparatos ideológicos del estado
Nació en Birmandreis, Argelia. Murió en París en 1990. Filósofo francés. Está considerado, junto con Lévy-Strauss y Lacan, uno de los representantes más destacados del estructuralismo francés en lo que se refiere al análisis de las ciencias humanas. Marxista, se propuso hacer una lectura fiel de éste a partir de la sistemática estructural, y hacer una clara distinción entre el “primer” Marx y el “último” Marx.
Pero nosotros vamos a estudiar a Althusser a partir de una de sus investigaciones más interesantes que trata de los Aparatos Ideológicos del Estado (AIE). Los marxistas pos Marx reconocen en el materialismo histórico una evolución dialéctica que corre paralela a toda la teorización. Por ejemplo, el marxismo clásico dice que la clase trabajadora debe apropiarse del aparato del Estado para desde allí ir haciendo desaparecer a las otras clases sociales e imponer los principios revolucionarios en que la propiedad de los medios de producción se socializan en favor de ese nuevo estado clasista obrero. En cambio, primero superemos la mentira burguesa y de algunos confundidos autoproclamados socialistas, que dice que los peronistas no compatibilizan con el marxismo, pues el mismo Perón (y no tenemos que esperar llegar a Cooke para ello) dice que el marxismo es la “Z” de las filosofías políticas, pero… como Perón es eminentemente un pragmático nos dice que “la política es el arte de lo posible”, por lo tanto en las condiciones de la Argentina de aquellos días también debíamos apropiarnos del Estado para imponer políticas revolucionarias, pero… mediante un frente policlasista (¡cuidado!, no multipartidario, como propuso la Unión Democrática y el embajador yanqui Braden, que era mezclar la Biblia con el calefón para hacer “número”). El tiempo le dio la razón a Perón, pues duró más el peronismo que el sovietismo. Tal vez haya sido porque Rusia, tempranamente, perdió al gran conductor, Lenin, y después no comprendieron, los dirigentes que le continuaron, el “apotegma” la política es el arte de lo posible.
Lo cierto es que tanto en época de Perón, como del gran teórico Althusser, el Estado había adquirido una complejidad en su práctica, que había que replantear un sinnúmero de estrategias para combatir al auténtico enemigo de todo Estado solidario e inclusivo, es decir el sistema capitalista de producción y el neoliberalismo como su nueva envoltura política.
Nos dice Althusser que “Para hacer progresar la teoría del Estado es indispensable tener en cuenta no sólo la distinción entre poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad que se manifiesta junto al aparato (represivo) del Estado, pero que no se confunde con él. Llamaremos a esa realidad por su concepto; los aparatos ideológicos de Estado”.
De esta manera consideró aparatos ideológicos del Estado a las instituciones siguientes:
AIE religiosos (no hace falta explicarlo, Marx decía que “la religión es el opio de los pueblos”, no confundir con espiritualidad, ni con idealismos sociales).
AIE educativos (el sistema formativo (¿o deformativo?) en instituciones, tanto públicas, como privadas.
AIE familiar (existente hasta hoy, aunque un tanto obsoleto, los padres saben que no pueden transmitir valores absolutos, así como hijos y nietos saben que tienen la obligación de transgredirlos, pues sino caerían en la ingenuidad de ambos).
AIE jurídico, (son los que aportan el necesario carácter coercitivo que aporta la Ley).
AIE político (el sistema político del cual forman parte las distintas entidades que lo forman).
AIE sindical, (que ejerzan presión gremial está bien, lo que no está bien que se burocraticen, se hagan corporaciones que manejen integralmente al Estado).
AIE de información (prensa, radio, T.V., actualmente todo lo que implique medios virtuales y manejo de redes, por lo general, productoras de fake news). Y aquí podemos detenernos, sospechando que entienden más de la teoría y práctica de la comunicación nuestros enemigos, que nosotros mismos que estamos al servicio de un aparato ideológico del Estado, transformador y revolucionario. De ahí la resistencia que hay para los grandes monopolios desinformadores de entregarlos, cuando opusieron menos resistencia en disolver la dictadura en pos de un sistema “democrático”, pero a la medida de ellos. Ahí precisamente está la diferencia entre tener el gobierno y tener realmente el poder. Mientras sigan manteniendo medios hegemónicos, ejercerán también un poder hegemónico, dominante hacia el resto desprevenido de la sociedad que se cree libre y transgresora cuando se mira a los medios conservadores de información que repiten acríticamente las noticias y sobre todo los titulares de los devaluados periódicos Clarín y La Nación, más la prensa amarilla concordante con el poder, que “distraen”, por no nombrar la responsabilidad de todo el establishment.
“Designamos con el nombre de aparatos ideológicos de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas. Proponemos una lista empírica de ellas, que exigirá naturalmente que sea examinada en detalle, puesta a prueba, rectificada y reordenada. Con todas las reservas que implica esta exigencia podemos por el momento considerar como aparatos ideológicos de Estado las instituciones siguientes (el orden en el cual los enumeramos no tiene significación especial):
AIE religiosos (el sistema de la distintas Iglesias),
AIE escolar (el sistema de las distintas “Escuelas”, públicas y privadas),
AIE familiar,
AIE jurídico,
AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos partidos),
AIE sindical,
AIE de información (prensa, radio, T.V., nuevas formas comunicacionales),
AIE cultural (literatura, artes, deportes, etc.).
AIE cultural (literatura, artes, deportes, etcétera). Louis Althusser: Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Buenos Aires, Nueva Visión, 1988.
Continuando con Althusser:
En un primer momento podemos observar que si existe un aparato (represivo) de Estado, existe una pluralidad de aparatos ideológicos de Estado. Suponiendo que ella exista, la unidad que constituye esta pluralidad de AIE en un cuerpo no es visible fácilmente.
En un segundo momento, podemos comprobar que mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del dominio privado.
Es que el Estado, que es el Estado de la clase dominante, no es ni público ni privado [en este momento podríamos decir que estamos en una verdadera transición]. Las instituciones privadas pueden “funcionar” perfectamente como aparatos ideológicos de Estado de dominación, [que es lo que pretende en la Argentina el grupo comunicacional monopólico].
Hay una diferencia fundamental entre los AIE y el aparato represivo [cuando se decidiere ser de esta manera, porque Néstor Kirchner vino con otro concepto: “Yo no vine aquí para pegarle a nadie”]. El aparato represivo de Estado funciona mediante la violencia, en tanto que los AIE funcionan formateando la ideología.
Todo aparato de Estado, sea represivo o ideológico, funciona a la vez mediante la violencia [en este momento se está viendo clarísimo en el caso argentino, profundizándose exponencialmente, enmascarados tras la palabra “libertad”, en la dictadura mileísta que se apropió de los otros dos poderes del Estado] y la ideología, pero con una diferencia muy importante que impide confundir los aparatos ideológicos de Estado con el aparato represivo de Estado. Consiste en que el aparato represivo de Estado, por su cuenta, funciona masivamente con la represión, incluso la física, como forma predominante, y sólo secundariamente con la ideología. (No existen aparatos puramente represivos, [lo que sí puede existir son aparatos netamente ideológicos, que sería como tener a un individuo drogado las 24 hs]) [Claro, ¿de qué me sirve reprimir a un alienado?, pues está autoconvencido que la realidad es como la que le marca el partido de Gobierno].
De la misma manera, pero a la inversa, se debe decir que, por su propia cuenta, los aparatos ideológicos de Estado funcionan masivamente con la ideología como forma predominante pero utilizan secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir simbólica (claro, aquí en Argentina no tan moderada, teniendo a su frente en la fuerzas represivas de “seguridad” a la perversa beoda Patricia Bullrich que se jacta de pegarles y lastimar a los jubilados).
Así la escuela y las iglesias “adiestran” con métodos apropiados (sanciones, exclusiones, selección, etcétera) no sólo a sus oficiantes sino a su grey. También la familia… También el aparato ideológico de Estado cultural (la censura, por mencionar sólo una forma), etcétera.
Si los AIE funcionan masivamente con la ideología como forma predominante, lo que unifica su diversidad es ese mismo funcionamiento, en la medida en que la ideología con la que funcionan, en realidad está siempre unificada, a pesar de su diversidad y sus contradicciones, bajo la ideología dominante, que es la de la clase [económicamente] dominante.
Ninguna clase o alianza progresista de clases puede tener en sus manos el poder de Estado en forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre, y en, los aparatos ideológicos de Estado.
Como nos concientiza Jorge Alemán en la nota para el periódico Página/12 en la nota “Batalla Cultural y tiempos oscuros” del 22/09/2024: “La expresión de corte gramsciano suele ser muy utilizada por intelectuales mileístas y afines al régimen. La matriz de esta batalla está constituida por el siguiente mantra ultraderechista: Existió un período donde la nación estaba sana y gozaba de una gran fortaleza física y moral. La fecha y los actores de ese período son imprecisos, solo basta afirmar que estuvo en el pasado y que debe retornar y que los protagonistas de ese retorno están agrupados alrededor de la crueldad del líder de ultraderechas. A su vez se debe, sin mediación política alguna, amputar esa parte de la historia y cancelar a sus representantes. Esto vale para la propia interna de La Libertad Avanza, donde también suelen ser purgados los disidentes sin necesidad de disimular nada.
“Sin embargo, ahora que ya todo el mundo sabe que la cosa funciona así, el problema mayor consiste en dar una forma política al malestar que se extiende de modo incesante. Esta es nuestra nueva batalla cultural”.
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