2 de julio de 1925: nacimiento de Patrice Lumumba, héroe de la liberación del Congo belga
Por Daniel Alberto Chiarenza*
“La descolonización de África llevó también al poder a líderes nacionales que no deseaban otra cosa que el título de antiimperialistas, socialistas y amigos de la Unión Soviética, especialmente cuando ésta aportaba tecnología y otros tipos de ayuda sin condiciones de viejo colonialismo. Entre éstos tenemos a Kwame Nkrumah en Ghana, Sekou Touré en Guinea, Modibo Keita en Mali y al trágico Patrice Lumumba en el antiguo Congo belga, cuyo asesinato lo convirtió en símbolo y mártir del tercer mundo. (La Unión Soviética cambió el nombre de Universidad para la Fraternidad de los Pueblos, fundada en 1960 para acoger estudiantes del tercer mundo, por el de Universidad Lumumba)”. Eric Hobsbawm. Historia del siglo XX. 1998.
Lumumba: “Un profeta que vislumbra la conexión entre segregación racial y la explotación económica capitalista”
Patrice Émery Lumumba nació en Onalua, territorio de Katako-Kombe, al norte de la región diamantífera más grande del mundo. Su padre pertenecía a la tribu de los Bátetela, quienes desafiaron la dominación colonial belga desde 1890 hasta 1899 aplicando la lucha guerrillera.
Estudiando -al principio en una misión católica, en la cual fue un alumno brillante, y luego en una escuela protestante dirigida por suecos- llegó a ser clerk, el más alto cargo permitido a los africanos.
Trabajó como empleado de oficina en una sociedad minera de la provincia de Kivu hasta 1945. Fue periodista en Leopoldville (hoy Kinshasa) y Stanleyville (Kisangani), período durante el cual escribió en varios periódicos.
Sin independencia política y económica el pueblo congoleño encontró una forma inicial de resistencia al colonialismo en organizaciones culturales, sindicales o de socorro mutuo.
En septiembre de 1954 recibe su carta “de matriculado”, honor raramente concedido por la administración belga a algunos negros (apenas 200 de los 13 millones de habitantes de la época).
Lumumba no se limitó a reivindicar el retorno a la antigua autonomía tribal-étnica. Se lo calificó de “profeta”: “Un profeta que vislumbra la conexión entre la segregación racial y la explotación económica capitalista. Al criterio tribal y regionalista que hacía el juego al colonialismo belga”. Lumumba opuso la consigna de “Congo unido en un África unida”. Por eso fue el conductor anti-colonialista y nacionalista que bregó por la independencia del Congo, cuestión que no le perdonaron.
El ministro del Congo de la época, Auguste Buisseret, quería hacer evolucionar al Congo y desarrollar una enseñanza pública. Lumumba se afilia al Partido Liberal, no abandonando los principios marxistas de su ideología, con otros congoleses y, con ellos, acude a Bélgica por invitación del primer ministro.
En 1955 había creado una asociación llamada APIC (Asociación del Personal Indígena de la Colonia) y se entrevista con el rey Balduino I de Bélgica en viaje por el Congo.
El auge de la lucha popular se da a fines de la década del 50, lo que desconcertó a los belgas y los obligó a sentarse a la mesa de negociaciones. A principios de 1960 se anunció en Bruselas la independencia del Congo prevista para el 30 de junio de ese año. Lumumba fue designado Primer Ministro y Joseph Kasavubu jefe de Estado de la República Democrática del Congo.
El tiempo transcurrido desde la fundación del Movimiento Nacionalista Congoleño (MNC), en 1957, hasta su triunfo en 1960, fue para Lumumba una dura batalla contra los intereses coloniales belgas. Por las enormes riquezas naturales del Congo, el imperialismo tampoco se resignó a perder tan importante botín.
Poco después de proclamada la independencia -el 11 de julio de 1960- la rica provincia de Katanga se declaró independiente, en una sedición liderada por Moisés Tshombé, tropas colonialistas ocuparon el territorio. Lumumba reclamó ante la ONU la retirada de los invasores. El Consejo de Seguridad condenó la agresión y defendió la integridad del territorio congoleño. Lo que había sucedido era que Bélgica, con el respaldo de Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Alemania Federal, utilizó a Moisés Tshombé y al movimiento por él liderado para concretar su reintegración neocolonial. Katanga (actualmente conocida como provincia de Shaba) -rica en cobre, cobalto y estaño, columna vertebral de la economía del país- estaba controlada por el capital transnacional. La secesión, manejada por los intereses que temían ser afectados por la política nacionalista de Patricio Lumumba, fue una excusa.
Por ello dijo en el discurso pronunciado en la Conferencia Panafricana de Leopoldville en agosto de 1960: “A los colonialistas no les importa para nada África, sólo su propio bien. Se sienten atraídos por las riquezas de África y sus acciones están guiadas por el deseo de preservar sus intereses en África contra la voluntad del pueblo africano. Para los colonialistas todos los medios son buenos si les ayudan a poseer esas riquezas”. Y luego, agregó: “La independencia política no tiene sentido si no va acompañada de un rápido desarrollo económico y social”.
El 14 de septiembre de 1960 un golpe de Estado encabezado por Joseph Mobutu y Kasavubu depuso a Lumumba y disolvió el Parlamento. Lumumba fue arrestado y conducido a la prisión de Thysville, en el mismo Congo, donde en una carta le refería a su esposa: “Sin dignidad no hay libertad, sin justicia no hay dignidad, y sin independencia no hay hombres libres”. En esa misma misiva le explicaba a su mujer: “Llegará el día en que la historia hablará. Pero no será la historia que se enseña en Bruselas, París, Washington o las Naciones Unidas… África escribirá su propia historia, en el norte y el sur, y será una historia de gloria y dignidad”.
Aclaramos que desde el primer día del ejercicio de sus funciones como Primer Ministro del Congo independiente, la hija de Patrice Lumumba -Juliana-, que entonces contaba cinco años de edad, solía ir a observar a su padre, con orgullo, desde una silla en el despacho oficial. Por ello, fue una actitud más macabra todavía el día en que luego de la represión, tortura, hasta llegar al asesinato, de Lumumba el 17 de enero de 1961, la hicieran presenciar a su hija, la niña, de toda aquella actividad criminal en que luego harían desaparecer el cuerpo del patriota independentista. Su hija Juliana, por lo menos unos veinte años después haría referencia de aquel lúgubre y trágico martirio a un periodista belga.
Nombrado héroe nacional en 1966. Fue un ícono de la resistencia anticolonial y de la lucha antiimperialista.
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