24 de marzo de 1917: muere la mujer “rebelde” Carolina Muzzilli

24 de marzo de 1917: muere la mujer “rebelde” Carolina Muzzilli

Por Daniel Alberto Chiarenza

Carolina Muzzilli: su lucha por la minoridad y los derechos de la mujer

Nacida en Buenos Aires el 17 de noviembre de 1889. Hija de obreros inmigrantes italianos, vivió en un conventillo del sur de la ciudad de Buenos Aires; convivía en una misma habitación con varios hermanos y tías. Estas familiares, lectoras de folletines, habían elegido su nombre de pila en honor a la escritora italiana Carolina Invernizio (1851-1916).

Manifestó desde su adolescencia una personalidad rebelde y contestataria; apenas logró salvarse de la expulsión del colegio –iba a una Escuela Normal (en quel entonces, sólo para maestras)- como consecuencia de sus permanentes reclamos, los que focalizó con mayor intensidad en los niños y las mujeres. Luego, en el colegio “Lenguas Vivas” también manifestó su disconformismo –según señala el Diccionario de los Argentinos del siglo XX, editado por Página/12- en razón de “tener que compartir las aulas con niñas ricas, desinteresadas todas ellas por aprender, ya que sólo buscaban distraer el aburrimiento de no tener nada que hacer”.

En 1906, Muzzilli fue fundamental en la promulgación de leyes para proteger a los trabajadores y trabajadoras mediante la participación activa en las actividades de la Sociedad de Beneficencia.

Era obrera textil y siempre se ganó la vida haciendo costura. Muzzilli denunció las condiciones de trabajo de las mujeres que trabajaban en el diario La Prensa. Participó en manifestaciones callejeras y mítines públicos, arengando a gritos a los trabajadores y trabajadoras.

En 1907, cuando en la República Oriental del Uruguay se legalizó el divorcio, Muzzilli exigió que se promulgara una ley de divorcio también en Argentina. Alcanzó incluso a elaborar un proyecto de ley de divorcio en el Centro Socialista Femenino, junto con Fenia Chertkoff (1869-1927).

A los 19 años, se afilió al Partido Socialista y comenzó a actuar en la Agrupación femenina de ese sector político.

En 1909 representó al Centro Femenino en la Liga Internacional de Empleadas Domésticas y luego, intervino en el Primer Congreso Feminista. Por entonces, publicó “La madre y el menor obrero” y “El trabajo de la mujer y los niños”. Luego escribió “El trabajo femenino”, allí expresó: “La mujer aristocrática y la mujer proletaria son igualmente víctimas. Llegó la hora de que la mujer argentina reconozca que no es inferior al varón, y que incluso si tiene una misión diferente, se le deben restaurar sus derechos civiles y naturales”. Más tarde editó: “El divorcio” y “Por la salud de la raza”.

En 1910 participó en el congreso de universitarias argentinas donde sobresalió por sus discursos combativos.

Notable militante feminista, cierto día escribió: “Yo llamo feminismo de diletantes a aquel que solo se interesa por la preocupación y el brillo de las mujeres intelectuales. […] Es hora de que ese feminismo ‘deportivo’ deje paso al verdadero, que debe encuadrarse en la lucha de clases. De lo contrario será un movimiento elitista, llamado a proteger sólo a aquellas mujeres que hacen de la sumisión una renuncia a su derecho a una vida mejor. Abomino de la humildad por el simple motivo de mi apoyo a quienes exigen bienes que les corresponden simplemente por vivir en un país donde se recita que ‘todos son iguales ante la ley’.”

Sin embargo se integró al grupo de pioneras de la avanzada feminista en que la mayoría eran, precisamente, “diletantes” cuyo compromiso de clase no estaba con la clase trabajadora, aun estando afiliadas algunas de ellas al socialismo. Ellas eran Raquel Camaña, Adelina Di Carlo, Alicia Moreau, Elvira Rawson y Alfonsina Storni.

Una de las nombradas, Elvira Rawson (1867-1954), la invitó a disertar en el Congreso Nacional, lugar en el que dijo: “Los espíritus timoratos temen la destrucción de la familia. Sin embargo, el divorcio constituiría el modo de preservarla dándoles a dos seres infelices la oportunidad de constituir nuevamente verdaderos hogares. […] ¿Por qué negarle a la mujer si es joven que satisfaga su suprema aspiración formando un nuevo hogar? ¿Por qué negarle el derecho de gozar de las dulzuras de la intimidad de su casa siendo de nuevo esposa y madre? ¿Por qué negarle al hombre que constituya un nuevo hogar en donde imponga la paz, el amor, sustrayéndolo así de frecuentar lugares licenciosos?”.

En la lucha interna del Partido Socialista apoyó a la tendencia nacional sustentada, relativamente, por el diputado Alfredo Palacios, a quien defendió en el congreso que motivó su expulsión, es que éste fue quien la impulsó a participar en conferencias en los centros socialistas con el mandato de organizar a las mujeres en los medios gráficos. A partir de 1915, acompaña en su intento de consolidar el Partido Socialista Argentino.

En 1916 fundó la revista “Tribuna femenina”, dirigiéndola bajo el seudónimo “Soledad Navarro”. Asimismo, dio conferencias y publicó artículos periodísticos sobre estos temas, siendo premiados trabajos suyos en la exposición de San Francisco. Para profundizar sus conocimientos sobre minoridad y derechos femeninos se desempeñó honorariamente en el Departamento Nacional del Trabajo. Fue la primera mujer nombrada funcionaria del Departamento Industrial de las Chacras, en Argentina.

Manuel Gálvez (1882-1962) recuerda en sus memorias que la información aportada por Carolina le fue utilísima para sus novelas “La maestra normal” y “Nacha Regules”, en las cuales reivindica a dos trabajadoras en distintos rubros, pero explotadas por el sistema al fin. El escritor paranaense cuenta que por primera y novedosa vez en Buenos Aires fue testigo de una reunión literario política –a la que sólo acostumbraban a asistir varones-, estuvieron presentes dos mujeres: una era la poeta modernista Alfonsina Storni y la otra “una muchacha socialista, Carolina Muzzilli, que tenía aspecto de obrera, escribiría un valioso libro sobre el trabajo de las mujeres, y moriría tuberculosa varios años más tarde”.

Carolina Muzzilli trabajó intensamente entregando su juventud a esa causa, siendo una de las principales en instalar el tema de la injusticia y la discriminación sobre mujeres y niños. Trabajó durante toda su corta vida en mejorar las condiciones de trabajo en las fábricas y en los lugares de trabajo en la Argentina.

Murió joven en Bialet Massé –en el Hospital para enfermos de las vías respiratorias “Santa María de Punilla”-, provincia de Córdoba, allí se había trasladado para combatir la tuberculosis que padecía, cuando hacía poco había cumplido 27 años, el día indicado en la titulación de la efeméride, dejando su lucha y sus escritos como una avanzada para una sociedad que no pudo reconocer los méritos de su lucha. Recién muchos años después, una callecita de un barrio popular recogerá su nombre.

Más artículos del autor

Comparte este artículo, tus amig@s lo agradecerán…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es; Bluesky: LQSomos;
Telegram: LoQueSomosWeb; Twitter (X): @LQSomos;
Facebook: LoQueSomos; Instagram:

LQSomos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Nos obligan a molestarte con las "galletitas informáticas". Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar